Falleció el escritor Eresto Sábato. El director de la Biblioteca Nacional Argentina, Horacio González rescató el valor humanístico de su obra. Recordó su trayectoria y valoró su tarea en la Conadep, a comienzos de la restauración de la democracia en 1983. "Sobre héroes y tumbas fue su novela conmocionante".
El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, destacó el valor humanístico de la obra del escritor Ernesto Sábato, quién falleció hoy a los 99 años, como también su participación en la elaboración del informe de la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) al restaurarse la democracia en el año 1983.
Se refirió, en una entrevista con radio Continental, a la trayectoria de Sábato, autor de las novelas “El Túnel“ (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abbadón el exterminador“ (1974), entre las más destacadas.
González expresó que Sábato estaba “en silencio hace mucho tiempo, sabíamos que estaba preso de una enfermedad muy grave; su palabra dejo de escucharse hace diez años en la Argentina. Recuerdo sus últimas intervenciones en programas televisivos; era una voz en aquellos años indudablemente de una alta tradición humanística”.
Recordó que sus orígenes “habían sido la izquierda reformista universitaria. Sus primeros contactos con la vida cultural habían sido a través de la ciencia, la física, pero desde temprano Sábado se dedico a pensar una suerte de resurgimiento humanista en un universo transitado por una revolución técnica que evidentemente no lo convencía, puesto que parecía que dejaba desamparado al hombre creador, espiritual, al escritor, a la comunidad misma, que siempre dejaba como un lugar donde se alojaba cierto misticismo”.
Memoró que “sus orígenes tienen que ver con el positivismo científico, se fue apartado progresivamente de él en busca de lo que alguna vez denominó los dioses, los dioses de la creación, los dioses de la reparación de la vida herida por la sociedad contemporánea, las grandes ciudades de cemento. Recuerdo que “El escritor y sus fantasmas” era el hombre y la maquinaria y fueron lecturas que los jóvenes de los 60 hacíamos con interés. Era de algún modo la búsqueda de soluciones político colectivas con una humanidad que parecía descentrada de los objetivos morales, intelectuales.
González evocó que en los '40 publicó “El Túnel” que había sido elogiada por Albert Camus en Francia, que era el escritor protagonizante más leído en aquella época. También Camus veía un orden moral agredido por la civilización contemporánea tecnológica y había pensado en una suerte de estadio intermedio entre los movimientos de liberación nacional, las izquierdas y las posiciones de derecha. Camus también veía una sociedad estructurada a través de un hombre basado en la idea de lo absurdo, pero ese absurdo le daba la fuerza misma para encarar la vida de una forma escéptica pero constructiva . “El Túnel” de Sábato era una novela inspirada un poco en Camus, que también buscaba en medio de la oscuridad el sentido de la vida”.
Luego “Sobre Héroes y Tumbas” en los 60 “fue su novela conmocionante” definió el titular de la Biblioteca Nacional y agregó que fue “una novela sobre la Argentina, una búsqueda también del sentido de la verdad y la existencia pero a través de distintos personajes. Fue una novela que realmente conmocionó la literatura argentina, también en medio de un mundo sin valores o sin sentidos, sobre todo la ciudad de Buenos Aires que él pinta con cierto sentido metafísico interesante. Los personajes son como sonámbulos que se buscan a si mismos en medio de una sociedad que les da la espalda y esa novela durante muchos años fue la marca de dejaba Sábato a los nuevos lectores y no pocas otras escrituras se inspiraron en ‘Sobre Héroes y Tumbas’”
González señaló que con “Abbadón el exterminador” “no logró el nivel de “Sobre héroes y tumbas”. Luego -agregó González- Sábato “empezó a pintar temas que en general eran calificados como lúgubres, como una gran despedida del mundo, debido a su escepticismo,pero nunca tuvo repercusión la pintura de Sábato".
También recordó que “encontramos en la dictadura militar que se entrevistó con (Jorge) Videla, junto a (Jorge Lus) Borges, el padre (Leonardo) Castellani, un episodio que le costó siempre a Sábato explicar ese momento de declinación de su compromiso humanístico. Defendió el gesto como intento de desviar la represión de aquellos años, un gesto verdaderamente inútil y la entrevista fue utilizada por la dictadura militar como un acuerdo con esos escritores. Fue una discusión que lo acompaño hasta el final”.
No obstante valoró el protagonismo que tuvo en la elaboración del informe de la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) al restaurarse la democracia en el año 1983.
Se refirió, en una entrevista con radio Continental, a la trayectoria de Sábato, autor de las novelas “El Túnel“ (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abbadón el exterminador“ (1974), entre las más destacadas.
González expresó que Sábato estaba “en silencio hace mucho tiempo, sabíamos que estaba preso de una enfermedad muy grave; su palabra dejo de escucharse hace diez años en la Argentina. Recuerdo sus últimas intervenciones en programas televisivos; era una voz en aquellos años indudablemente de una alta tradición humanística”.
Recordó que sus orígenes “habían sido la izquierda reformista universitaria. Sus primeros contactos con la vida cultural habían sido a través de la ciencia, la física, pero desde temprano Sábado se dedico a pensar una suerte de resurgimiento humanista en un universo transitado por una revolución técnica que evidentemente no lo convencía, puesto que parecía que dejaba desamparado al hombre creador, espiritual, al escritor, a la comunidad misma, que siempre dejaba como un lugar donde se alojaba cierto misticismo”.
Memoró que “sus orígenes tienen que ver con el positivismo científico, se fue apartado progresivamente de él en busca de lo que alguna vez denominó los dioses, los dioses de la creación, los dioses de la reparación de la vida herida por la sociedad contemporánea, las grandes ciudades de cemento. Recuerdo que “El escritor y sus fantasmas” era el hombre y la maquinaria y fueron lecturas que los jóvenes de los 60 hacíamos con interés. Era de algún modo la búsqueda de soluciones político colectivas con una humanidad que parecía descentrada de los objetivos morales, intelectuales.
González evocó que en los '40 publicó “El Túnel” que había sido elogiada por Albert Camus en Francia, que era el escritor protagonizante más leído en aquella época. También Camus veía un orden moral agredido por la civilización contemporánea tecnológica y había pensado en una suerte de estadio intermedio entre los movimientos de liberación nacional, las izquierdas y las posiciones de derecha. Camus también veía una sociedad estructurada a través de un hombre basado en la idea de lo absurdo, pero ese absurdo le daba la fuerza misma para encarar la vida de una forma escéptica pero constructiva . “El Túnel” de Sábato era una novela inspirada un poco en Camus, que también buscaba en medio de la oscuridad el sentido de la vida”.
Luego “Sobre Héroes y Tumbas” en los 60 “fue su novela conmocionante” definió el titular de la Biblioteca Nacional y agregó que fue “una novela sobre la Argentina, una búsqueda también del sentido de la verdad y la existencia pero a través de distintos personajes. Fue una novela que realmente conmocionó la literatura argentina, también en medio de un mundo sin valores o sin sentidos, sobre todo la ciudad de Buenos Aires que él pinta con cierto sentido metafísico interesante. Los personajes son como sonámbulos que se buscan a si mismos en medio de una sociedad que les da la espalda y esa novela durante muchos años fue la marca de dejaba Sábato a los nuevos lectores y no pocas otras escrituras se inspiraron en ‘Sobre Héroes y Tumbas’”
González señaló que con “Abbadón el exterminador” “no logró el nivel de “Sobre héroes y tumbas”. Luego -agregó González- Sábato “empezó a pintar temas que en general eran calificados como lúgubres, como una gran despedida del mundo, debido a su escepticismo,pero nunca tuvo repercusión la pintura de Sábato".
También recordó que “encontramos en la dictadura militar que se entrevistó con (Jorge) Videla, junto a (Jorge Lus) Borges, el padre (Leonardo) Castellani, un episodio que le costó siempre a Sábato explicar ese momento de declinación de su compromiso humanístico. Defendió el gesto como intento de desviar la represión de aquellos años, un gesto verdaderamente inútil y la entrevista fue utilizada por la dictadura militar como un acuerdo con esos escritores. Fue una discusión que lo acompaño hasta el final”.
No obstante valoró el protagonismo que tuvo en la elaboración del informe de la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) al restaurarse la democracia en el año 1983.