Continúa el trabajo de pretemporada en las filas del Real Sporting de Gijón. Dentro del repertorio de partidos que integra la agenda del equipo durante el verano, los de Abelardo Fernández, tras vencer la semana pasada al Racing de Santander por 0-1, acaban de llevarse otra victoria que certifica el buen estado de forma por el que atraviesan. Esta vez, aprovechando el periodo de concentración en el levante español, el duelo amistoso tuvo lugar en el Estadio Pinatar Arena (Murcia) contra el Fútbol Club Cartagena, una cita que se saldó con un contundente 0-3 a favor de los rojiblancos. Los goles fueron de Zarfino, Cristo González y Campuzano. Está claro que las nuevas incorporaciones están dando resultado, después de que la expectación generada en torno al mercado estival propiciara incluso todo tipo de pronósticos online, algunos de ellos con mejores cifras que las que se ven, por ejemplo, en las principales cuotas mundial 2022, que llevan todo el verano funcionando.
La intensidad y el dominio del juego llevaban claramente la firma sportinguista. De esas coordenadas, además de la presión alta a nivel colectivo, nació el primer tanto del encuentro. Las pautas del técnico asturiano son claras al respecto y se siguieron al pie de la letra: empuje en la salida de balón rival, recuperación en campo contrario y ofensiva rápida para definir con contundencia. Esta fue la fórmula a la que se ajustaron Gio Zarfino y Djuka en los primeros compases. A los cinco minutos del pitido inicial, el uruguayo se hizo con un balón en la zona de tres cuartos, se apoyó en el serbio y este se la devolvió de cara para que finalizase con un golpeo cruzado ante el que nada pudo hacer el guardameta local.
El planteamiento de Abelardo en torno al reparto de minutos volvió a ser el mismo que en Santander: todos los futbolistas de la plantilla llegaron a jugar cuarenta y cinco minutos. La primera mitad discurrió bajo el monólogo del Sporting, que dejó muestras del potencial individual que tienen sus integrantes. Uno de los más destacado fue sin duda el primero en abrir el marcador, y no precisamente por el tanto, sino por la movilidad incesante que supo mantener mientras estuvo en el césped. A su lado estuvo también muy participativo Rivera, que en el centro del campo fue clave para que la pelota circulara sin interrupción; se entendió bien el mediocampista con Juan Otero a la hora de volcar el ataque al costado. El colombiano, recién incorporado al club, se mostró muy incisivo por ambos extremos, dejando claro que la velocidad y el desborde son sus especialidades. De apuntalar la zaga se ocupó el central Jordi Pola que, aunque tuvo poco trabajo, fue rotundo en los cruces y en las anticipaciones cuerpo a cuerpo. Los escasos intentos del conjunto cartagenero fueron mitigados sin concesiones.
El paso por los vestuarios dejó un Sporting renovado de pies a cabeza. No obstante, aunque las caras fueran otras, el guion exigido por Abelardo seguía siendo el mismo. En esta ocasión fue Cristo el encargado de asumir el rol ejercido por Zarfino hasta ese momento. El delantero canario firmó un rendimiento de primer nivel, centrándose principalmente en robar balones que permitieran elaborar transiciones a toda velocidad en zona de remate. Fue este trabajo el que empezó a dar sus frutos en la presión. Sólo hubo que esperar hasta el minuto cincuenta para que Cristo cuajara una de esas recuperaciones, condujera después hasta la frontal del área y se sacase un zapatazo a baja altura que supuso el 0-2 para los asturianos.
Con la brecha abierta en el electrónico y con la posesión de cara, el Sporting no bajó el ritmo durante el resto del partido. Al cabo de los diez minutos, un Nacho Méndez sobresaliente en la sala de máquinas repitió la dinámica del robo en la presión alta y combinó inmediatamente con Cristo, que asistió de manera impecable a Víctor Campuzano para que este, tras un desmarque preciso, resolviera frente al portero con un disparo cruzado que sentenciaba el encuentro. El Cartagena buscó la reacción en la media hora final, e incluso gozó de alguna ocasión para recortar la distancia, pero el bloque defensivo del cuadro rojiblanco no cedió un solo milímetro, ni en solidez ni en orden táctico.
El tono de competitividad y el rigor a la hora de asumir el papel oportuno en cada posición fueron las armas más efectivas del conjunto de Abelardo. Funcionó el juego en equipo y se confirmó que la apuesta por los fichajes de Gio Zarfino y Cristo González puede ser prometedora en el corto plazo. La verticalidad y la rapidez en el despliegue ofensivo se encargaron del resto. El Sporting de Gijón cierra este segundo test de la pretemporada por todo lo alto y ya encara el tercero, que se disputará este miércoles en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio frente al Mallorca.