El Gobierno de Asturias refuerza la lucha contra la avispilla del castaño (Drycosmos kuriphilus) con la suelta de 80.386 ejemplares de Torymus sinensis, un insecto que la parasita. Las actuaciones se han ampliado en la campaña de este año, que suma casi tantas liberaciones como en los cinco años anteriores, concretamente en 402 puntos de 51 concejos.
Las sueltas de insectos parasitoides comenzaron en 2017 y contribuyen a minimizar los daños que causa la avispilla del castaño a una de las especies forestales más emblemática de Asturias. En el periodo 2017-2021 se liberaron un total de 91.111 ejemplares de Torymus sinensis.
La campaña tiene como objeto alcanzar cuanto antes la plena cobertura de las masas forestales de la comunidad por el parasitoide. Para favorecer este fin, la Dirección General de Infraestructuras Rurales y Montes ha puesto en marcha un procedimiento para que se solicite a través de las oficinas comarcales la cobertura de las zonas donde se detecte la presencia del patógeno Drycosmos kuriphilus.
El Centro de Alerta y Control de Plagas y Especies Invasoras de La Mata, en Grado, coordina las intervenciones y la mayoría de los insectos liberados se crían en estas instalaciones. Este año, la mitad de los Torymus sinensis soltados procedían de La Mata, donde también se realizan ensayos encaminados a monitorizar su multiplicación y dispersión en el monte. Los resultados del seguimiento realizado en diversos puntos de Boal, Tineo, Candamo, Grado, Lena, Laviana y Cangas de Onís han sido positivos.
La avispilla afecta al crecimiento maderero del castaño, provoca una reducción del crecimiento del árbol, la pérdida de un alto porcentaje de frutos y tiene repercusiones en la producción apícola. Su control por otros métodos, como los insecticidas o técnicas análogas, ha resultado inviable y en países como Italia, que sufren esta plaga desde hace veinte años, los datos avalan el éxito de la suelta de Torymus sinensis.
Las acciones desde el ámbito de la lucha biológica, con parasitoides eficaces, han demostrado su efectividad, con resultados verificables a medio y largo plazo, en no menos de siete años. Otra de las líneas de trabajo es el desarrollo de nuevas variedades de castaño más resistentes contra la plaga y reservadas a futuras plantaciones.