Son muchos los dimes y diretes sobre la financiación que otorga la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) para poner en marcha o expandir un negocio innovador. Por esa misma razón, “para evitar malos entendidos con los que nos encontramos tanto en eventos y charlas como en el mundo 2.0, hemos recogido las más habituales a fin de aclarar dudas, desmentir ideas y, sobre todo, animar a seguir solicitando los préstamos participativos que tanto ayudan a quienes emprenden”, tal y como explica José Bayón, su CEO.
Una transparencia que, tal y como añade Mireia Valverde, directora de Comunicación y campañas de Startupxplore, “derribará muchas barreras para quienes están pensando en pedir alguno de los préstamos de ENISA y que, sin duda, aumentará aún más la excelente reputación que la entidad tiene en el ecosistema del emprendimiento”.
- Un enisa es mejor pedirlo en enero. Obtener la financiación no depende de un mes en concreto. Para optar a sus préstamos es imprescindible presentar vía web (a través del Portal del Cliente) la solicitud, ya que esta es la única forma de iniciar el proceso de petición. Las solicitudes no se deniegan por falta de presupuesto, aunque una vez que los fondos destinados a las líneas Jóvenes Emprendedores, Emprendedores y Crecimiento se hayan ejecutado, hay que esperar al presupuesto del siguiente año, procedente de los Presupuestos Generales del Estado. Aspecto que, en el caso de las líneas de AgroInnpulso o Emprendedoras Digitales, no existe, ya que los fondos están disponibles todo el año.
- Tardan hasta 12 meses en dártelo. En general, el tiempo de evaluación medio de los proyectos es de unos 60 días a partir de que la empresa haya remitido toda la información relativa a la solicitud, incluyendo la información complementaria que se le haya podido solicitar en el transcurso de la fase de análisis, aunque dependiendo del momento del año en que se analice, los fondos pueden no estar inmediatamente disponibles y demorar algo el proceso de aprobación formal. Posteriormente hay que cumplir un periodo de formalización del préstamo y la firma ante notario. El tiempo medio del proceso completo es de unos cuatro meses.
- Solicitar un enisa con una consultora aumenta las probabilidades de éxito. El proceso tanto de petición (que es siempre online) como su resolución solo depende de la valoración de ENISA, no de con quién se presente. Multitud de agentes actúan como prescriptores de la entidad para facilitar la difusión y el conocimiento de sus préstamos para empresas constituidas, pero no existe ningún compromiso más allá con ninguno de ellos.
- Si tienes un enisa no puedes optar a otras financiaciones o pedir nuevos préstamos. Para nada es cierto. El préstamo concedido (con importes de 25.000 a 1.500.000 de euros) nunca será superior al importe solicitado (aunque sí podrá ser inferior) y es compatible con otras fuentes de financiación tanto públicas como privadas, así como con subvenciones. “Una vez aprobado el préstamo, se puede solicitar una nueva financiación para consolidar o expandir el negocio hasta un máximo total por cliente de 1.500.000 euros. De hecho, hay muchas empresas con hasta más de tres préstamos”, resalta Bayón.
- ENISA financia al 100 % el proyecto empresarial. “Cofinanciamos las necesidades financieras y esto dependerá del modelo de negocio y de la estructura económico-financiera de la empresa. No obstante, el importe de las aportaciones de los socios será, como mínimo, igual a la cuantía del préstamo solicitado a Enisa (salvo en la línea Jóvenes Emprendedores que será, como mínimo, del 50 %)”, dice el CEO.
- No hay que devolver el dinero. “Existe obligación contractual de pago, por tanto, y como en cualquier préstamo, en caso de impago, se ejercen las acciones legales correspondientes”, añade José Bayón.
Son préstamos en los que quien más pierde es la empresa. Optar a un préstamo participativo ENISA es sinónimo de estabilidad y crecimiento, y al no exigirse más aval ni garantía que la del proyecto empresarial y la solvencia profesional del equipo gestor, el capital no queda diluido. “La devolución del préstamo cuenta con un amplio plazo de amortización (hasta un máximo de 9 años) y carencia, facilitando el refuerzo de la estructura financiera de la empresa. A cambio, el prestatario obtiene una remuneración que depende de la evolución de la actividad de la empresa siempre que existan beneficios”, finaliza Bayón.