El lunes y miércoles se han desarrollado, en Gijón y en Oviedo (en el Conseyu de la Mocedá y en la parroquia de San Melchor, respectivamente) dos actos para denunciar el atraco oligárquico, que estamos sufriendo la inmensa mayoría de la población, con la inflación que están descargando sobre nosotros.
¿Cuál es la causa profunda de la inflación, quién se lleva el dinero, cuáles son las repercusiones principales para los diferentes sectores de la población, y por qué la redistribución de la riqueza es la única alternativa desde el punto de vista de los intereses populares? Éstas han sido las preguntas que en las reuniones se han abordado con un intercambio de puntos de vista sobre los orígenes y causas, sobre cómo afecta a la población, y sobre la alternativa.
Los actos, promovidos por Unificación Comunista de España (UCE) en toda España, han contado en Asturias con la presencia activa y sus valiosas aportaciones de miembros de Cáritas y de la Sección Sindical de CCOO de la Junta General del Principado de Asturias, así como de personas interesadas en una salida a la crisis favorable para la mayoría de la población.
Se ha enfatizado que, aunque las ayudas a los sectores más vulnerables -como el aumento del Ingreso Mínimo Vital y el bono social eléctrico, la protección del empleo digno, endureciendo las condiciones del despido, y los límites que impidan subidas abusivas de los alquileres de las viviendas- son medidas positivas, no podrán contener el empobrecimiento general si no se aplica una política real de redistribución de la riqueza.
Se ha destacado que los oligopolios acumulan enormes beneficios gracias a los disparatados precios de la gasolina. Los bancos y grandes empresas del Ibex-35 obtuvieron el pasado año beneficios por valor de 58.543 millones de euros. No solo se recuperaron de las pérdidas de la pandemia, sino que obtuvieron un récord de ganancias. Ellos son quienes han de pagar la salida a la crisis mediante medidas de redistribución fiscal.
Y se ha concluido que se está rebajando ya el bienestar de importantes sectores de la población. Algunos se han empobrecido, otros están literalmente “con el agua al cuello”. Si no se da una respuesta progresista contundente, algunos con turbios intereses se aprovecharán. Ya estamos comprobando como la ultraderecha quiere capitalizar el malestar de algunos sectores populares. La única manera de impedirlo es impulsando una política de redistribución de la riqueza.