Las fiestas navideñas tienen un elemento que las define: las comilonas. Las reuniones familiares, las cenas de empresa y los reencuentros con los amigos que se suceden durante días y días alteran totalmente nuestra rutina. Y eso, al final, pasa factura también a nuestra salud bucodental. Turrones, mazapanes, vino... son solo algunos de los caprichos que nos damos durante estas fiestas. Con mesura y una buena higiene, este tipo de alimentos no tienen por qué suponer un problema para nuestra boca, pero es fácil descuidarse en Navidad. Comemos fuera de casa y picamos con frecuencia, lo que nos suele llevar a olvidarnos de cepillarnos los dientes después de comer. Y es que, según datos que maneja www.dosfarma.com, la farmacia online española líder del mercado, solo uno de cada cuatro españoles se cepilla los dientes tres veces al día y el 40 % dos. Y esa cifra se reduce durante las fiestas navideñas a pesar de que una de cada dos picaduras se produce en esta época.
Por ello, es especialmente importante prestar atención a nuestra salud bucodental durante estas fechas, ya que hay varios riesgos que se acentúan:
Caries
Son pequeños huecos que se crean en los dientes. Se producen por el ataque de ciertas bacterias que utilizan el azúcar y el almidón de los alimentos que ingerimos para fabricar ácidos que van dañando el esmalte. Si no se tratan, producen dolor y pueden llegar a infectarse e, incluso, suponer la pérdida del diente.
Sarro
Las bacterias se mezclan con la comida y crean la placa bacteriana. Si la placa no se elimina y llega a endurecerse, se forma el sarro, que puede derivar en infecciones y afecta al color de la sonrisa.
Manchas
Unos dientes amarillentos no implican necesariamente que haya algún problema; es probable que el color se deba a la ingesta habitual de algún alimento que manche los dientes, lo que se traduce en una sonrisa menos blanca.
Daños y fracturas
Los turrones y los mariscos están presentes en todas las mesas en esta época, aunque su dureza hace que haya que tener cuidado con ellos. Intentar abrir las patas del marisco con los dientes o morder el turrón duro con mucha fuerza puede crear microfracturas, así como dañar las ortodoncias y las prótesis.
Sensibilidad dental
Es un dolor agudo y penetrante causado por la exposición de la dentina, el tejido que está justo debajo del esmalte. En determinadas áreas, el esmalte es escaso o puede llegar a desaparecer, por lo que los estímulos externos (el frío, el dulce o el ácido) producen esa molesta sensación de dolor en el diente expuesto. Muchos de los alimentos que tomamos en navidades cumplen los requisitos para acentuar la sensibilidad, y esta se incrementará si descuidamos la higiene.
Halitosis
Hay distintas causas que originan la halitosis, aunque las más frecuentes son la higiene inadecuada y el consumo de determinados alimentos, como el ajo o la cebolla. En el caso de la falta de higiene, el mal aliento se produce por la acumulación de bacterias, que surgen en los restos de comida que han quedado en la boca y los dientes.
Para evitar estos seis posibles problemas durante estas comidas navideñas, los expertos de DosFarma explican algunas pautas sencillas para seguir estas fiestas. Gracias a ellas, será mucho más fácil disfrutar de una buena salud bucodental sin necesidad de hacer grandes sacrificios:
1. Lavarse los dientes al menos dos veces al día
Lo ideal es cepillarse tres veces al día, después de cada comida. En las fiestas tendemos a relajarnos y olvidarnos de este paso, sobre todo si comemos fuera. No obstante, los cepillos de viaje caben en cualquier sitio (incluso el bolsillo del abrigo), por lo que no es difícil seguir nuestra rutina fuera de casa.
En el caso de que olvidemos el cepillo de viaje, al menos no debemos renunciar al cepillado de antes de dormir y después de desayunar. Hay que eliminar los restos de comida y evitar la formación de placa bacteriana para prevenir caries y problemas de encías.
2. Mejor con cepillo eléctrico
Se puede conseguir una buena higiene tanto con cepillos manuales como eléctricos. Los manuales tienen una ventaja, y es que permiten controlar la fuerza y los movimientos, algo importante en el caso de la gente con ortodoncia, por ejemplo.
No obstante, los eléctricos tienen otras muchas ventajas. Consiguen eliminar un mayor número de bacterias, al tiempo que hacen menos presión. Además, son muy cómodos, por lo que facilitan que el cepillado sea más largo. Lo ideal es que tengan un mecanismo oscilante y rotatorio, para que así llegue a todos los huecos.
3. Pasar el hilo dental
Es un paso indispensable para eliminar los restos de comida. A veces, se trata de fragmentos muy pequeños que el cepillo no consigue alcanzar, sobre todo si tenemos poco espacio entre cada pieza y que menos de un tercio de los españoles lo utiliza. La carne, por ejemplo, tiende a quedarse encajada en pequeños filamentos, y es importante eliminar los restos para evitar que aparezcan las bacterias. Lo recomendable es utilizarlo unas dos veces al día; en Navidad, si es imposible, al menos antes de irnos a dormir.
4. Limitar los dulces
El esmalte de los dientes se va deteriorando con el paso del tiempo, por el simple desgaste de masticar todos los días. Ese desgaste se produce porque el esmalte pierde minerales, que son imprescindibles para mantenerlo sano y fuerte. No obstante, hay otros elementos que aceleran la pérdida de estos minerales, como los ácidos y los alimentos muy azucarados, como los dulces navideños.
5. Utilizar dentífricos con flúor
Limitar los dulces es una opción para reducir la desmineralización del esmalte, aunque no es la única. Por supuesto, se necesita compaginar con una buena higiene. Si somos muy golosos, es importante reforzar el esmalte con pastas dentífricas que contengan flúor, un mineral que fortalece el esmalte y ayuda a la remineralización.
6. Limpiar también la lengua
Es habitual olvidarse de la lengua durante el cepillado. Sin embargo, acumula un gran número de bacterias que pueden provocar caries y mal aliento. En el mercado existen limpiadores linguales especiales para la lengua, si no disponemos de uno, es importante pasar con suavidad el cepillo, desde atrás hacia delante y terminar realizando un enjuague para eliminar cualquier residuo.
7. Utilizar un colutorio
Es muy importante que consultemos con un especialista antes de utilizar un colutorio ya que este nos recomendará cuál es el mejor en función de nuestra situación bucodental, los hay para combatir la halitosis, para prevenir las caries, para la sequedad bucal, para ortodoncias, gingivitis, prótesis dentales, llagas...
8. Evitar los alimentos que despiertan la sensibilidad
Si se es propenso a esta molestia, es importante evitar el vino (sobre todo el blanco), la cerveza, los refrescos, las bebidas energéticas o los zumos de frutas (especialmente las cítricas). Igualmente, cualquier alimento muy frío o muy caliente, o incluso muy dulce, despertará el dolor agudo de la sensibilidad.
9. Vigilar los alimentos que manchan los dientes
Para evitar las manchas, lo mejor es no abusar de determinados alimentos y siempre lavarse bien los dientes tras consumirlos. Entre otros, manchan los dientes las verduras y frutas de colores intensos (cerezas, remolacha, arándanos...), los alimentos muy ácidos (tomate, naranja...), el café y el té, las bebidas energéticas y el vino.
10. No fumar
El tabaco es perjudicial para la salud en general, pero en nuestra boca, además de ser una de las causas principales de una sonrisa amarillenta, también puede provocar problemas más importantes, como disminuir el flujo de saliva, lo que aumenta el crecimiento de la placa bacteriana y con ella, la aparición de caries, también daña las encías haciendo que pierdan la firmeza necesaria para sostener los dientes. Además, provoca mal aliento y reduce el gusto y el olfato.