La variable combina el tamaño de las poblaciones y su distancia con las turbinas
El estudio apunta a que la metodología actual tiene una limitada exactitud para predecir la mortalidad asociada a estos dispositivos
Una investigación dirigida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha encontrado una relación positiva entre abundancia de aves y localización de aerogeneradores que refleja con fidelidad el número de muertes ocasionadas por éstos en buitres leonados (Gyps fulvus). El trabajo, publicado en Biological Conservation, revela la limitada exactitud de la metodología que se aplica en el diseño y evolución de los impactos de esta fuente de energía.
Para instalar un campo eólico en España, es necesario que el proyecto apruebe una
evaluación de impacto ambiental. Uno de los puntos que se analiza es su influencia
sobre las aves del entorno. Para ello, el procedimiento habitual consiste en contar el
número de aves que sobrevuelan esa zona antes de la construcción.
La investigadora del CSIC en la Universidad Pablo de Olavide que ha participado en el
trabajo, Martina Carrete, explica: “Este método está sujeto a un gran margen de error,
ya que puede haber fluctuaciones en las zonas transitadas por las aves como, por
ejemplo, si hay un cambio de posición en las fuentes principales de alimento”. Según
Carrete, “este conteo no refleja la relación real entre la abundancia de aves y su
mortalidad”.
El equipo propone la utilización de otras variables descriptoras de abundancia que
consideran la distancia y tamaño de las colonias de cría y dormideros de la especie
para elaborar un índice que permita establecer zonas en las que la instalación de
aerogeneradores es altamente peligrosa.
La investigación ha utilizado los datos de localización y tamaño de las colonias de cría y
de los dormideros de buitres leonados de la provincia de Cádiz, así como la situación
de los aerogeneradores de los 34 parques eólicos en funcionamiento en la zona
cedidos por la Junta de Andalucía. Durante el estudio, que comenzó en 1998 y
concluyó en 2008, se detectaron 342 buitres muertos por colisión con los
aerogeneradores de dichos parques.
Los resultados demuestran que el indicador elaborado es capaz de explicar con
fidelidad la mortalidad de buitres en estos parques. “Una menor distancia entre las
turbinas y las colonias y dormideros de la especie, combinada con un alto número de
aves que las utilizan aumentan las probabilidades de colisión”, añade la investigadora.
Carrete destaca que “la mortalidad de esta especie en parques eólicos no sigue un
patrón aleatorio, sino que se concentra en unas pocas turbinas. En el área de estudio,
todas las colisiones se concentraron en el 11% de las turbinas”.
El trabajo demuestra que, si se dispone de información detallada sobre la distribución
de las colonias de buitres y su tamaño, se puede planificar la ordenación espacial de
los parques eólicos y minimizar la mortalidad de estas aves. El equipo, que está
integrado por investigadores de las universidades Pablo Olavide y Miguel Hernández, y
el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra, propone que este indicador se convierta en
una herramienta para planificar la ubicación de este tipo de instalaciones.