La curiosidad de los olisbos, lo que usaban las mujeres en la antigua grecia

La curiosidad de los olisbos, lo que usaban las mujeres en la antigua grecia

Los había de cuero, vidrio, madera, piedras preciosas o incluso pan. Los olisbos han sido históricamente uno de los objetos más vinculados al placer femenino. Protagonistas de la satisfacción personal y del onanismo femenino, los olisbos eran los mejores amigos de las mujeres griegas cuando sus maridos se iban a la guerra. No obstante, los olisbos no han pasado de moda, solo que hoy en dia se usan estos

 

Qué es un olisbo

 

Los olisbos eran unos objetos de forma fálica que las mujeres de la Antigua Grecia utilizaban para obtener placer sexual. Muy populares en la época, generalmente estaban elaborados con materiales como el cuero, la madera o la cerámica. Algunos también eran rellenados con hierbas secas, pelo de animal o tela. 

 

Etimológicamente, el término olisbo proviene de una palabra griega cuyo significado se traduce como “resbalar” o “deslizar”. Actualmente, el término se utiliza para hacer referencia a los consoladores que tienen una apariencia más realista e incluyen testículos. 

En cualquier caso, los olisbos no solo fueron utilizados por las mujeres de la Antigua Grecia, sino que también se han descubierto hallazgos en las culturas egipcias, romanas y chinas. En todas ellas, se cree que el método de lubricación utilizado se basaba en la aplicación de aceite de oliva sobre ellos para que estos se deslizasen más fácilmente. 

 

Los olisbos en la Historia 

 

Además de la utilización del olisbo en la Antigua Grecia, también hay referencias al empleo de otros objetos orientados al placer femenino en diferentes culturas del mundo. Así, por ejemplo, en las culturas árabes y polinesias se utilizaban plátanos verdes, mientras que en China se usaban gallos de jade o bronce. Por el contrario, en Oriente Medio se fabricaban con estiércol seco de camello y se cubrían con resina. 

 

Asimismo, muchos de los murales egipcios de la Antigüedad mostraban imágenes de mujeres portando grandes objetos fálicos alrededor de la cintura como tributo al dios Osiris, símbolo de la fertilidad. Igualmente, la ciudad jónica de Miletos, situada en la región de Asia Menor, fue durante mucho tiempo una potencia exportadora de consoladores de madera, piedra y cuero que, posteriormente, eran distribuidos por el Mediterráneo. 

 

Otro ejemplo de la presencia de estos objetos en la Antigüedad podemos encontrarlo en la obra teatral Lisístrata del dramaturgo griego Aristófanes. En ella, un grupo de mujeres realizan una huelga sexual como protesta frente a la presencia de sus maridos en la guerra del Peloponeso y la ausencia de olisbos debido al fin de la alianza con Atenas. En el ámbito literario, también podemos encontrar otro ejemplo en “Las mil y una noche”, donde se hace referencia al uso de frutas o verduras de forma fálica para obtener placer sexual. 

 

Posteriormente, durante el Renacimiento, los olisbos también tuvieron un gran protagonismo, puesto que era muy común que las mujeres de clase alta se estimularan con un consolador, el cual en muchas ocasiones estaba elaborado a medida. En esta época los materiales de elaboración más comunes eran el marfil, la plata o cualquier material precioso. Además, como dato curioso es interesante saber que el término dildo viene del italiano del Renacimiento, puesto que en Italia los consoladores eran conocidos tradicionalmente como dilettos: una palabra que traducida al castellano significaría deleitar. 

 

Otra referencia histórica a los olisbos podemos encontrarla en la Inglaterra del siglo XVIII, momento en el que los consoladores fueron prohibidos en todo el país. Esta prohibición respondió al temor de muchos hombres de que su capacidad sexual se viese puesta en jaque por estos objetos claves para el placer femenino. Un ejemplo de ello podemos visualizarlo en el poema Signor Dildo, en el que el conde Rochester John Wilmot recoge el miedo de los hombres a que las mujeres prefieran los dildos. 

 

La centralidad de los olisbos en el placer femenino también está recogido en la literatura japonesa de la misma época, concretamente en las “shungas”: novelas eróticas que ofrecían una visión más amable y juguetona de estos objetos sexuales. Según las “shungas”, los dildos más lujosos en aquella época eran los fabricados con escamas de tortugas. Estos consoladores eran conocidos en japonés como Kamezos. 

 

Asimismo, la literatura erótica francesa de los siglos XVII y XVIII también hizo sus propios aportes al tema. De hecho, el poeta francés Charles de Cignone dedicó toda su obra “Godemichy” a los olisbos. 

 

En el contexto español, es bien conocido que la reina Isabel tenía un olisbo hecho de oro macizo que disponía de una cabeza de cristal. Este preciado olisbo era guardado cuidadosamente por la reina en una caja de caoba forrada con un terciopelo azul episcopal. 

 

Posteriormente, con la llegada de la Revolución Industrial, los consoladores empezaron a adoptar el aspecto que tienen actualmente. Además, su precio también se redujo considerablemente en esta época. Así, por ejemplo, en Londres, a mediados del siglo XIX era posible adquirir un consolador por entre dos y una libra.

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