Madrid, 26 de octubre de 2021.- Los problemas de fertilidad masculina suponen un obstáculo para muchas parejas que desean tener hijos. Durante mucho tiempo existía la creencia de que la infertilidad era una condición exclusiva de la mujer, sin embargo, se calcula que entre un 30% y un 50% de los hombres que se encuentran en edad fértil tienen una calidad seminal inferior a los parámetros estándares recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otros estudios establecen que alrededor del 15% de los hombres en todo el mundo son infértiles y que, de seguir esta tendencia creciente, es posible que el porcentaje de hombres con problemas de fertilidad supere pronto al de las mujeres.
Entre las principales causas de infertilidad en el hombre, destacan las derivadas de la producción y maduración del esperma. De hecho, 9 de cada 10 problemas de fertilidad masculina son consecuencia de la incapacidad de producir espermatozoides en cantidades suficientes.
El estilo de vida actual influye en el proceso natural de la fertilidad y ha provocado que la calidad de semen de los españoles haya descendido en los últimos años. Aspectos como el consumo de alcohol, el tabaco, o una mala alimentación influyen negativamente en la salud reproductiva de los hombres. Otro aspecto importante que tiene impacto directo es el sedentarismo, cada vez más presente en la sociedad debido a los periodos de confinamiento y restricciones de movilidad derivados de la pandemia que han hecho abandonar la actividad física y modificar los estilos de vida. El sedentarismo suele ir además de la mano del aumento de peso y de la aparición de la obesidad, dos factores que provocan que descienda el número de espermatozoides y que estos tengan menos movilidad, además de que puede llegar a ocasionar disfunción eréctil.
El Dr. Joaquín Llácer, director médico de las clínicas Ginefiv, aconseja cuidar estos hábitos si se quiere preservar la fertilidad y ayudar así a aumentar las posibilidades de formar una familia en un futuro: “El sedentarismo, así como un exceso de ejercicio físico se han definido como causa de muchas enfermedades vasculares, cardíacas, endocrinas que tienen una repercusión directa en la fertilidad. Por ello, establecer una rutina de actividad física ahora que volvemos a la normalidad es clave para la preservar la fertilidad masculina”.
Y es que en la actualidad el 50% de los casos de problemas en la consecución del embarazo en la pareja se debe a dificultades ligadas al hombre. Según un estudio, elaborado por investigadores de GeneraLife, grupo europeo al que pertenece Ginefiv, y publicado en la revista científica “Fertility and Sterility”, el factor masculino tiene impacto en la tasa de fertilización y en el desarrollo potencial del embrión.
Sin embargo, también se ha sabido por este estudio -que analizó 1.219 tratamientos de Fecundación in Vitro (FIV) en los que se introdujo un solo espermatozoide en cada óvulo (técnica denominada Microinyección Espermática Intracitoplasmática, por sus siglas ICSI)-, que la calidad seminal no influye en las alteraciones cromosómicas ni en el potencial de implantación de los blastocistos obtenidos - embriones en un estado de desarrollo avanzado-, ni siquiera en la salud del bebé en el momento del nacimiento.
ICSI, una oportunidad para varones con baja calidad seminal
Según el último Registro Nacional de Actividad de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), en 2019 se realizaron 180.906 tratamientos de reproducción asistida. Entre ellos, la Fecundación in Vitro (FIV) es el procedimiento más utilizado en las clínicas -un 82% del total de los tratamientos realizados en 2019-. La técnica se ha ido perfeccionando con el paso de los años y complementando con otras, como la Microinyección Espermática Intracitoplasmática (ICSI), que permiten mejorar las tasas de éxito en aquellas parejas en las que el varón tiene una afectación de la calidad seminal. Actualmente estos avances permiten la paternidad biológica a varones que no podrían cumplir el sueño de ser padres o de serlo sin aportar su carga genética.
“Los resultados del estudio mencionado anteriormente reflejaron que el factor masculino tiene una influencia significativa en las primeras etapas del desarrollo embrionario. Sin embargo, aun en los casos más severos, donde no se encontraron espermatozoides en el eyaculado y tuvieron que ser obtenidos directamente del testículo, los embriones que llegaron al estadio de blastocisto tuvieron una probabilidad de dar como resultado un recién nacido sano similar a aquellos provenientes de varones sin problemas en el semen”, explica el Dr. Joaquín Llácer, director médico de las clínicas Ginefiv.
La ICSI consiste en una técnica de Fecundación in Vitro que se realiza mediante la inyección de un espermatozoide en el citoplasma de los ovocitos. Se lleva a cabo desde 1992 para tratar casos de infertilidad masculina, como oligozoospermia (baja concentración de espermatozoides), azoospermia (ausencia de espermatozoides), teratozoospermia (pocos espermatozoides con la morfología adecuada) o astenozoospermia (baja movilidad).
El procedimiento de la ICSI, como cualquier tratamiento de FIV, comienza con la estimulación de los ovarios mediante un tratamiento que dura aproximadamente 10 días y cuya finalidad es optimizar las posibilidades de éxito con la obtención de un número adecuado de ovocitos. Durante los procesos de fertilización, un solo espermatozoide adecuadamente seleccionado, es introducido en cada óvulo obtenido. Pasados los seis primeros días, los óvulos fecundados se convierten en preembriones (blastocitos), preparados para ser transferidos al útero y continuar con su desarrollo.
Esta técnica de Fecundación in Vitro con ICSI es cada vez más utilizada en las clínicas de reproducción asistida, ya que “ha supuesto un gran avance respecto a la Fecundación In Vitro convencional (FIV), aumentando la tasa de éxito del tratamiento en varones con afectación seminal permitiéndoles acceder a la paternidad que de otra forma sería imposible”, concluye el Dr. Joaquín Llácer.
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