Gijón/Xixón.-El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha destacado que "Asturias está enganchada a la reactivación", en la inauguración de la 64 Feria Internacional de Muestras de Asturias, en la que ha participado junto con la ministra de Ciencia, Diana Morant Ripoll
"Hoy asistimos a una ocasión especial: recuperamos la feria de muestras y lo hacemos, además, en un momento de francas expectativas, tanto de superar la pandemia como de estar abriendo las puertas a una nueva etapa en el desarrollo de Asturias"
INTERVENCIÓN del PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN
Inauguración de la 64ª edición de la Feria de Muestras de Asturias
Participar en la inauguración de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (Fidma) siempre es una alegría y un honor. Esta tarde de manera muy particular porque estamos ante una ocasión realmente especial en la historia de este certamen. Voy a robarles unos minutos para intentar explicarles por qué me arriesgo con esta opinión.
La primera razón es la más evidente: el año pasado no pudimos reunirnos. No hubo pabellones, expositores, ventas, gente, ajetreo; no hubo feria y no la sustituyó nada, salvo el vacío.
Tenía que haber una causa mayor para privar a Gijón y Asturias de su feria de muestras. En efecto: las restricciones impuestas por la pandemia impidieron la celebración. Y no fue porque los organizadores no lo intentaran con insistencia. Soy consciente del riguroso y detallado trabajo que hicieron para reducir al mínimo los riesgos sanitarios. Aun así, no pudo autorizarse.
Un verano después, no hemos superado la pandemia. Si estamos aquí no es porque hayamos erradicado el virus, tengamos la cura definitiva o se haya vuelto manso e inofensivo. Al contrario, continúa diseminando infecciones, ingresos hospitalarios y muertes. Gijón es, de hecho, uno de los concejos afectados por las nuevas limitaciones decididas por el Gobierno de Asturias para contener su expansión.
Con todas las letras, el virus no está vencido y la prudencia continúa siendo imprescindible. Hay, sin embargo, dos diferencias respecto a agosto de 2020. La primera es que lo conocemos mejor. Todavía no lo necesario, pero sí sabemos algo más, lo que nos permite adaptar las medidas de prevención. La segunda es mucho más relevante, y se llama vacunación. Lo enfatizo: sin la protección ganada con las vacunas hoy no podríamos inaugurar la feria de muestras. Así de sencillo y así de crudo también: la Feria de Muestras será posible gracias a la existencia de las vacunas y a la agilidad en su aplicación, un objetivo en el que la sanidad asturiana está haciendo una gestión sobresaliente. Por eso tiene tanta importancia que en las próximas semanas mantengamos el esfuerzo para superar con amplitud el 70% de la población inmunizada con la pauta completa. El listón que se barajaba al principio de la epidemia se ha demostrado insuficiente, la inmunidad colectiva no se alcanzará ya con ese 70%.
Puede que algunos de ustedes piensen que la Feria de Muestras no es la tribuna adecuada para hablar de la pandemia, que ya bastante se ha entrometido y adueñado de nuestras vidas. Tal vez, pero si he hecho todo este recorrido es para concluir que sin el control del virus este acto volvería a ser imposible. No habría inauguración, no habría certamen y, aceptémoslo, tampoco estaríamos viviendo el inicio de la reactivación. El Gobierno de Asturias lo ha sostenido desde el principio: sin salud pública no habrá economía, no habrá crecimiento ni creación de empleo.
Sólo con lo dicho hasta ahora estaría justificado hablar de una ocasión especial. Si es excepcional que se suspenda la feria, tan incrustada en el verano gijonés como la playa de San Lorenzo, también lo es que se recupere. No obstante, desde agosto de 2019, cuando nos reunimos para inaugurar la última edición del certamen, hasta hoy han ocurrido otros acontecimientos que acaso tarden en verse con la perspectiva suficiente y que también refuerza la idea de que estamos en una ocasión especial.
Los resumo en una afirmación: en estos dos años, Asturias ha pasado del temor a la expectativa, de la negación a la confianza en sí misma. Del recelo –y del rechazo, por qué no decirlo- a la transición energética a entender que nuestra industria puede superarla con éxito, salir bien librada y fortalecida para competir en ese futuro que será, por fuerza, ecológico y digital. Digo futuro, aunque podría hablar de presente con toda propiedad.
Es mi parecer, claro, y doy por descontado que es una opinión arriesgada, que muchas organizaciones y personas no la comparten. Quizá sea cuestión de enfoque: si alumbramos sólo los problemas, serios problemas, que persisten –ya sea el elevado precio de la electricidad, la incertidumbre sobre la planta de Alcoa u otras empresas con dificultades- únicamente acertaremos a iluminar la parte negativa de nuestra situación. Veríamos una realidad tan cierta como incompleta y no nos haríamos justicia a nosotros mismos.
Propongo que ampliemos el foco para que la luz abarque también otras realidades. No quiero convertir esta intervención en un árido resumen de datos, tan puntiagudos para los oídos y complicados de seguir, así que disculpen si me limito sólo a algunas cuestiones principales.
- Asturias está enganchada a la reanimación. El martes conocimos los datos del paro registrado de julio, que mejoraron todas las previsiones: encadenamos cinco meses de disminución del desempleo y seis de aumento de puestos de trabajo. Según los cálculos de la Encuesta de Población Activa, en nuestra comunidad se crearon 17.300 empleos en el último año. Tanto una fuente como otra –sea el paro registrado, sea la EPA- coinciden en destacar la pujanza de la construcción y la industria.
- Acabo de hacer una constatación. Bastante lógica, por lo demás, porque la evolución normal después de una crisis aguda como la que estamos pasando es un rebote de actividad. Es bueno que Asturias participe de esa reactivación, pero eso no justificaría una afirmación tan rotunda como la que he hecho. Tengo que apoyarme en algún sustento más, y realmente lo hay: en este bienio se han desbloqueado cuestiones enquistadas hasta la parálisis, se ha impulsado la inversión en I+D+i y Asturias ha reforzado su atractivo para los proyectos empresariales. Pongo algunos ejemplos.
o Entre los desbloqueos, destaco la regasificadora de El Musel y la Zona de Actividades Logísticas, ambas importantes para Gijón. Además, también se ha logrado el rescate de Duro Felguera y se ha atado un contrato para Santa Bárbara que asegura su carga de trabajo durante años.
o Varias empresas han elegido Asturias para asentarse. La más destacada es Amazon, en Siero, y la Estrategia de Atracción de Inversiones ha confirmado otras seis. Otras, en fin, han reanudado su actividad, como Expal.
o Y, por último, el apoyo del Principado a la investigación y la ciencia ha logrado aumentar de dos a ocho los centros de I+D asociados a grandes empresas. Una cantidad que esperamos incrementar en los próximos meses.
- Pero asumo que tampoco esto sería suficiente. En realidad, aún no he citado ningún caso directamente relacionado con la transición ecológica y digital, si bien todo esté interrelacionado. Para encarar con garantías ese desafío tengo que echar mano de los fondos europeos. Ese es el motor principal para facilitar el cambio de paradigma de nuestra economía, como bien ha planteado el Gobierno de España y mejor han entendido las empresas. Echen ustedes una ojeada a sus planes inversores y comprobarán hasta qué punto están vinculados a la energía verde, las renovables, la digitalización o la economía circular.
o Evidentemente, en este apartado tengo que citar el proyecto de ArcelorMittal, anunciado el 13 de julio en Gijón con la presencia de Lakshmi y Aditya Mittal y el presidente Pedro Sánchez. Mil millones para un plan de descarbonización que hace muy poco nos hubiera parecido un delirio futurista y que cuando se lleve a cabo hará de Asturias una referencia mundial.
o Y, pese a la relevancia de ese anuncio –un parteaguas, un antes y un después en la evolución de nuestra industria- me quedaría corto si no hablase de la fortaleza de la construcción naval, también con ambiciosos proyectos vinculados a los fondos europeos. De nuevo vuelvo a citar a Gijón, para recordar la reciente botadura del petrolero Blue Eagle en las instalaciones de Armón.
Ahora sí pienso que mi afirmación cobra sentido. Asturias, enganchada a la reactivación, está deshaciendo nudos que retrasaban su desarrollo, facilitando el dinamismo empresarial e iniciando otra fase de su evolución económica muy distinta a la que hemos conocido hasta ahora; tanto, que podemos hablar de metamorfosis o de mutación, incluso. La mejor prueba no son mis palabras, sino los datos oficiales y, sobremanera, por encima de los guarismos, los planes de la iniciativa privada. Insisto: nuestra industria no está renegando, dándole la espalda a la transición ecológica y digital, sino preparándose para competir en ese reto. Hemos pasado del recelo a la expectativa, de renegar del cambio a entenderlo como una oportunidad de desarrollo.
Este es el segundo motivo por el que considero razonable hablar de que hoy asistimos a una ocasión especial: recuperamos la feria de muestras y lo hacemos, además, en un momento de francas expectativas, tanto de superar la pandemia como de estar abriendo las puertas a una nueva etapa en el desarrollo de Asturias.
Confío en que no seamos nosotros mismos quienes nos dediquemos a ponernos palos en las ruedas. Al Gobierno de España tenemos mucho que exigirle y con el que acordar, como venimos haciendo. Poner en marcha en plazo la variante de Pajares; ejecutar el plan de choque de cercanías y los proyectos de integración ferroviaria, como el de Gijón; que impulse otras infraestructuras e incluya en el presupuesto una partida que bonifique el peaje del Huerna; que lance el proyecto estratégico del naval, tan necesario para reforzar su liderazgo internacional; que tenga en cuenta el coste real de los servicios en la reforma de la financiación autonómica.
Por supuesto, hay mucho que reclamar con argumentos y tanta firmeza como lealtad institucional, pero los primeros responsables de nuestro porvenir somos nosotros mismos. Ahora, con el cambio en marcha, no podemos parar. Necesitamos continuar con las reformas, como la de la Administración autonómica, y ayudar a consolidar la recuperación. Por eso doy importancia a la aprobación del presupuesto de 2022. En el gobierno no vamos a conformarnos con una prórroga, aunque sea la del mayor presupuesto de nuestra historia. Mi gobierno aspira a unas nuevas cuentas que impulsen la actividad económica en toda la medida de nuestras posibilidades. En esta coyuntura, abocados de lleno a la transformación, consensuar un buen presupuesto es una de las mejores decisiones que podemos tomar a favor de Asturias. Pensar más en Asturias y menos en intereses partidistas.
Hay otro motivo por el que este acto también supone una ocasión especial, pero me temo que sólo para mí. Alcaldesa, esta ha sido mi particular semana grande en Gijón. Esta semana apenas he salido de tu concejo. Si no llevo mal la cuenta, este es el cuarto acto, y aún estamos a viernes. Entre bromas y veras, esa es una forma más de demostrar el permanente compromiso del Gobierno del Principado.
No quiero terminar sin agradecer la labor de la Cámara de Comercio de Gijón, de todas las personas que llevan meses trabajando para que el recinto Luis Adaro vuelva a abrirse al público con garantías de seguridad. Se lo reconozco de veras. Y mi enhorabuena también por los pasos que estáis dando las Cámaras de Asturias, con un proyecto que pasa por la unión, algo que respaldamos desde el Gobierno de Asturias. Ese es el camino al futuro.
Como también quiero invitarles a que visiten el pabellón del Principado, que pretende contribuir al fortalecimiento turístico y cultural de los caminos del Norte ante la celebración del Xacobeo, reivindicando además que Oviedo, y por tanto Asturias, fueron el origen del camino.