- Solo el 8,9% de los jóvenes de 18 a 24 años ha conseguido como máximo el título de la ESO y no ha continuado formándose
- La Consejería de Educación se marca como propósito mejorar la orientación y renovar los procesos pedagógicos
Asturias.-El Principado ha rebajado la tasa de abandono temprano de la educación y la formación (ATEF) al 8,9%, por debajo del objetivo del 12% que Europa le había marcado para el año 2020. El indicador asturiano es casi la mitad que el español (16%) y se sitúa incluso por debajo de la media europea de los 27 países, que alcanza el 10,3%. Asturias es, además, la segunda comunidad con mejor resultado, solo por detrás de País Vasco.
El abandono educativo temprano de la educación es un parámetro que se extrae de la explotación de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y analiza la proporción de jóvenes de 18 a 24 años que ha alcanzado como máximo el título de ESO y que no ha recibido ningún tipo de formación en las cuatro semanas anteriores a la elaboración de la EPA. No se trata de un indicador escolar tradicional, pero la Unión Europea lo utiliza como referencia para marcarse el objetivo de formar a la juventud más allá de la edad de escolarización obligatoria, mejorar el acceso al mercado laboral y contribuir al progreso social.
La Consejería de Educación también lo considera interesante porque es un predictor de fracaso escolar. “Abandona el que fracasa. Las administraciones tenemos que fomentar la permanencia en el sistema educativo, acentuando las políticas”, argumenta la directora general de Ordenación, Evaluación y Equidad Educativa, Paula García.
García también añade que hay factores predictores del abandono que pueden ayudar a los gobiernos a orientar sus estrategias para mejorar el éxito escolar. Dos de esas circunstancias son la repetición o el entorno socioeconómico, a las que se añaden otras como el absentismo.
La situación de Asturias es mejor que la del resto de España, pero la Consejería de Educación continuará trazando planes para reducir aún más la estadística y abordar el problema del abandono temprano. En este sentido, se marca como objetivo mejorar la orientación y renovar los procesos pedagógicos.
“La idea es articular procesos de orientación educativa más eficaces para mitigar los aspectos personales, educativos y sociales vinculados al fracaso escolar y, por otro lado, habilitar planes de renovación pedagógica capaces de generar un mayor vínculo entre el alumnado y la escuela”, ha explicado Paula García. Esto supone, a su juicio, “actuar con valentía para cambiar el currículo”.
Además, Educación está ultimando un marco para promover la adquisición de competencias para tomar decisiones en la construcción de un proyecto personal, dentro del aprendizaje a lo largo de la vida. Se trata del Programa de orientación para el desarrollo de la carrera, en el que se está trabajando en el marco de la concertación social y que comenzará a aplicarse el próximo curso.