CGP/DICYT El pasado 30 de junio el Museo de la Ciencia de Valladolid incorporó a Tito.2, una versión mejorada de su primer robot desarrollado por el centro tecnológico Cartif. El autómata tiene como fin guiar e interactuar con los niños y mayores que visitan el Museo y para ello incorpora nuevas tecnologías como el aprendizaje mediante redes neuronales, la detección de caras o el reconocimiento emocional. En la jornada de hoy los investigadores de Cartif Sergio Herguedas y Roberto Pinillos han profundizado en la remodelización y actualización del robot interactivo en una conferencia enmarcada en la Semana de la Ciencia 2011.
El robot Tito.2 cuenta con una base cilíndrica B21, un disco duro de 40 gigas de estado sólido (lo que evita su deterioro como consecuencia de los movimientos que realiza) y un software específico desarrollado para el proyecto. Los ordenadores que utiliza para trabajar han sido actualizados para incorporar nuevas funcionalidades como el seguimiento visual de los visitantes.
El robot se desplaza de forma autónoma por el vestíbulo del Museo, ofreciendo a los visitantes un recorrido guiado por los principales módulos de este espacio, como el Péndulo de Focault, la molécula de ADN o la Casa del Mapa, un tour de aproximadamente 15 minutos que se repetirá cada hora. Además, todas las locuciones están subtituladas en la pantalla del robot con el objetivo de hacerlo accesible a todos los visitantes.
Eduardo Zalama, director de la División de Robótica y Visión Artificial de Cartif, departamento que ha llevado a cabo el proyecto, ha explicado a DiCYT que de la primera versión del robot (que realizó sus funciones desde la apertura del Museo en 2003 hasta 2007), no sólo se ha modificado la apariencia, “que ahora es más aniñada”, sino que se han realizado mejoras a nivel de hardware.
“Se ha cambiado el sistema computacional y se han introducido sistemas perceptivos, el robot ahora es capaz de reconocer caras, seguirlas con la mirada y poner máscaras y juegos sobre la cara de los niños”, explica. Del mismo modo, se ha hecho una nueva interfaz web de manera que se pueda interactuar con el robot a través de internet y controlarlo a distancia, y además introducir los nuevos contenidos del Museo para que se actualicen automáticamente en el autómata.
Asimismo, precisa el experto, “se están desarrollando otras mejoras desde Cartif que se irán introduciéndolas poco a poco, como un sistema para el reconocimiento emocional, de manera que el visitante llega y el robot sabe si esa persona está triste, enfadada o está sonriendo”, y también unos sistemas de reconocimiento de habla para que el robot “pueda interactuar más con el público”, aunque esta parte es complicada ya que se trata “de un ambiente ruidoso donde hay muchos niños o mucha gente y es difícil de lograr”.
FOTO: La directora del Museo de la Ciencia presenta a los investigadores de Cartif Sergio Herguedas y Roberto Pinillos (FOTO: Museo de la Ciencia)