- El Día Mundial de la Tapa celebra cada tercer jueves de junio la importancia de este bocado en la gastronomía española
- La progresiva vuelta a la normalidad marca las esperanzas del sector hostelero: antes de la pandemia, el 75% de los españoles afirmaban salir de bares al menos una vez a la semana
Madrid, 15 de junio de 2021. El Día Mundial de la Tapa se celebra cada tercer jueves de junio con el objetivo de reivindicar la importancia de este bocado como aliciente para el turismo gastronómico de nuestro país. No es por tanto de extrañar que algo tan típico de la cultura española sea celebrado como el bien cultural que es, y más aún cuando tapa y Dieta Mediterránea se funden en una misma cosa. Porque, aunque no siempre sea así, dentro la gran variedad de tapas que podemos encontrar en nuestros bares existen numerosas elaboraciones a partir de ingredientes como el aceite de oliva, los cereales integrales, el pan y derivados, las legumbres, los frutos secos, las frutas, las verduras y las hortalizas, así como algunos derivados de la leche (algunos tipos de queso y yogur), el pescado y algunos condimentos y especias.
Precisamente, la tapa es uno de los buques insignia de la cultura y alimentación española, siendo su consumo habitual en forma de aperitivo o para abrir boca antes de las comidas. Y decimos que es una tradición porque el consumo de las tapas se remonta varios siglos atrás, teniendo su origen en las tabernas y mesones de toda España, existiendo una gran variedad de tapas típicas de cada zona de nuestra geografía. Según la leyenda, fue el Rey Alfonso X “El Sabio” quien dispuso por obligación que en los mesones castellanos no se sirviese bebida si no era acompañado con algo de comida.
Tapear también puede ser saludable
“Ir de tapas” o el verbo “tapear” siguen siendo dos conceptos muy utilizados hoy en día en España. De hecho, según una encuesta realizada por Madison Market Research, con la colaboración de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de Alimentación (SEDCA), el 75% de los españoles sale de bares todas las semanas y un 7% de ellos a diario. Cifras que, si bien se han visto inevitablemente afectadas por la pandemia, se espera que poco a poco se puedan volver a alcanzar.
Si bien es cierto que dentro del mundo de las tapas existe multitud de opciones, el placer no tiene por qué estar reñido con lo saludable. En consonancia con la Dieta Mediterránea, que abarca alimentos por lo general poco calóricos y especialmente nutritivos, una tapa saludable puede incluir espárragos, berenjenas, zanahorias o verduras en general, así como aceitunas, encurtidos o las tapas con champiñones, setas o huevo, muy habituales en nuestras cocinas. Los aliños de verdura y pescado son otra opción muy habitual, con el aporte calórico de alimentos mediterráneos como son el Aceite de oliva Virgen Extra (AOVE) o los frutos secos, cuya energía es muy bien asimilada por nuestro organismo.
“Las tapas son algo muy distintivo de nuestra gastronomía, nuestra forma de socializar y, en definitiva, de nuestra cultura”, subraya Jesús Román Martínez, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de las Ciencias de la Alimentación (SEDCA). “Dentro de este esquema, la tapa no se entiende sin su correspondiente bebida. Obviamente, la primera elección de hidratación ha de ser siempre el agua, pero también podemos decantarnos por la cerveza, una opción que, de hecho, es muy habitual. Y no es de extrañar, ya que el acto social del tapeo constituye uno de los mejores escenarios para el consumo de cerveza: en compañía, acompañando las comidas y con moderación”.
De hecho, al igual que el resto de los alimentos fermentados, la cerveza aporta valores nutricionales valiosos ya que es rica en polifenoles, entre otros componentes. Estos aportan un efecto cardioprotector, lo que hace que el consumo moderado de cerveza esté asociado a un menor riesgo cardiovascular.
Es importante tener en cuenta que los posibles efectos beneficiosos de la cerveza se observan únicamente cuando el consumo es moderado y responsable, por parte de adultos sanos, en el marco de una alimentación sana y equilibrada. Además, si se están tomando medicamentos, si se va a conducir, y en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, se debe optar por una cerveza sin alcohol.
Se entiende por consumo moderado de cerveza entre 400-600 ml/día en varones y entre 200-300 ml/día en mujeres.