Cruzar las fronteras es fácil para el transporte aéreo o por carretera, pero el transporte ferroviario se encuentra a menudo con obstáculos técnicos, legales y políticos. Para animar a nuevos operadores a entrar en el mercado y ofrecer más y mejores servicios, el PE debatió este lunes una medida legislativa para la liberalización de los servicios ferroviarios. La eurodiputada socialista italiana Debora Serracchiani, ponente de un informe sobre el tema, opina que para acabar con las prácticas discriminatorias y las distorsiones el mercado se necesitan más fondos y un regulador independiente.
Señora Serracchiani, ¿por qué es tan importante establecer un espacio ferroviario europeo único?
Porque sin la realización de un espacio ferroviario único este sector no se desarrollará, y no habrá más servicios, calidad y empleo en beneficio de los ciudadanos europeos, como ha ocurrido, por ejemplo, en el sector de la aviación. Mientras que los camiones y los aviones cruzan las fronteras sin ninguna dificultad, los servicios transfronterizos de ferrocarril se enfrentan a muchos obstáculos técnicos, jurídicos y políticos.
¿Por qué motivo no logró el paquete sobre transporte ferroviario de 2001 detener el constante declive del sector, reforzando su atractivo?
Hubo trece procesos por infracciones relativos al texto de 2001, por falta de implementación de las directivas. El texto no era suficientemente claro, así que permitía a los Estados miembros interpretarlo de la forma que prefirieran, con libertad, y la Comisión tardó demasiado tiempo en reaccionar. El PE siempre ha presionado a la Comisión y los Estados miembros para que se aplicara rigurosamente… el hecho de que hubiera trece procesos contra distintos países por no aplicar las normas demuestra la necesidad de aclarar y mejorar la legislación.
¿Cuáles son sus propuestas para garantizar el éxito en esta ocasión?
Nos hemos comprometido a redactar de nuevo las normas con mayor claridad, planificando fondos seguros par a las infraestructuras, porque desafortunadamente muchos Estados miembros han ignorado la financiación del sistema ferroviario, centrando los recursos en infraestructura de carreteras. Es más, queremos reguladores nacionales fuertes e independientes, como en el campo de la energía, transparencia y separación de las cuentas manejadas por el gestor de infraestructuras y el de servicios, en caso de servicios integrados (holding), acceso libre a los servicios relacionados con la actividad ferroviaria, como el mantenimiento, las estaciones para pasajeros y mercancías, la red eléctrica…. y un sistema de bonificaciones para fomentar el uso del sistema europeo de control de trenes (ETCS).
¿De qué forma se beneficiará el ciudadano europeo?
El sistema de ferrocarril aún no es tan eficaz como otras formas de transporte. Con un Mercado único, los ciudadanos podrán disponer de trenes que van a cualquier lugar de Europa, con mejores precios que un servicio similar en avión o en coche. Hoy en día son pocos los trenes que cruzan fronteras nacionales: Thalys, Eurostar, ICE... son los primeros ejemplos, pero hay que hacer que se extiendan por toda Europa y que estén en situación de ser competitivos. Y aún no se da el caso.