Son ocho empleados, de los cuales 6 son familia, y son capaces de producir 125.000 kilos de queso La Peral cada año. Un queso que lleva el sabor de Asturias por todo el mundo, con una autenticidad y una calidad difícilmente igualables.
Cuando está a punto de cumplirse un siglo de la creación del queso, que luego dio lugar a la marca, nos hemos acercado a esta empresa familiar, que produce este producto inigualable para saber más de esta familia, de esta empresa, de este producto y de su historia. Y del por qué quien prueba La Peral se convierte en fan de este sabor y de esta manera de entender el queso.
Antonio León Álvarez cocinó la receta maestra allá por 1923. Fue el fundador. El era “quesero” y le gustaba experimentar. Por aquel entonces había cogido cierta fama el queso francés, el que luego sería el “Queso Roquefort”. Había una tendencia en este sentido. “Pero mi tatarabuelo, Antonio León” …, nos comenta Noemí López González, responsable de calidad y seguridad alimentaria de La Peral, “hizo pruebas con leche de vaca en lugar de con leche de oveja como hacían en Francia. Y así, haciendo pruebas le saló la receta de nuestro queso original”.
Noemí nos relata que “lo que me cuentan de mi tatarabuelo es que le gustaba mucho cuidar la calidad del producto y era muy minucioso en todo, desde la calidad de los productos hasta los apuntes de la administración”.
La familia López Álvarez ya vive su quinta generación al frente de la empresa. Noemí López González se ha preparado en la Universidad de León para llevar la calidad y la seguridad del producto con máximo rigor y eficiencia, pero como ella dice, “somos muy rigurosos y profesionales y nos importa mucho la calidad de nuestro producto, pero sigue siendo una empresa muy familiar y aquí todos estamos pendientes de todo, aunque es verdad que intentamos unir tradición e innovación”
Noemí nos cuenta que “todo empezó en 1923, con mi tatarabuelo Antonio León. Él vendía su queso a los vecinos y a los pueblos cercanos. Y ya en 1929, su queso era muy conocido y ganó muchos reconocimientos a nivel nacional e internacional. La fórmula funcionaba y el queso tenía ya mucha personalidad y se diferenciaba claramente del Roquefort francés y también de los quesos que luego serían denominación de origen Cabrales, que son más fuertes. Antonio León se preocupaba de analizar la leche, su calidad, su grado de acidez…. Y yo, pues quizás sigo un poco sus pasos. Él vivió hasta los 106 años… ¡y comía queso La Peral cada día acompañado de un vaso de vino! ¿Me preguntas si esa es la fórmula para vivir más de 100 años? No lo sé, pero él así lo hizo.”
Noemí López nos cuenta un poco cómo fue la evolución: “La empresa familiar siguió con la hija de Antonio, María Luisa León. Ella no trabajó directamente en la fábrica, pero sí el marido de esta, Dionisio López. Pero la que cambió todo fue mi abuela, María Esther Álvarez, que se casó con José Luis López, hijo de Dionisio y María Luisa. Ella tenía una visión más empresarial, más de hacer la marca, “La Peral”, y transformó la quesería, en la que ya tenía casi más peso la crianza de ganado que el queso, en una empresa ya mucho más consistente; incluso mi abuelo había dejado de hacer queso y trabajaba de soldador. Esther Álvarez cogió las riendas mi abuelo dejó la soldadura y se puso con y con toda la familia implicada en el nuevo proyecto. Eran los años 70. Desde entonces no hemos dejado de crecer, también con otras variedades de queso, con leche de oveja y leche de cabra.”
Le preguntamos por las cifras a Noemí: “de eso mejor os habla Patricia, que también es de la familia…” Y Patricia González, desde la parte administrativa, nos dice que “de la fábrica salen unos 125.000 kilos de queso al año, de los cuales unos de 10.000 se exportan a decenas de países en el extranjero. Reino Unido, Italia, Canadá, Japón… y no sé a cuántos más países vendemos, porque hay empresas exportadoras intermediarias que nos compran también”
El queso La Peral se produce en la Parroquia de San Jorge de la Peral (de ahí su nombre), perteneciente al concejo de Illas. Y hay una familia que aúna trabajo, tradición, profesionalidad, calidad, cariño y respeto a un producto único y a una labor bien hecha. Por eso han obtenido múltiples reconocimientos, entre ellos el de “Familia Empresaria” de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar… Pero su queso, el queso La Peral, es claramente uno de los mejores del mundo y ha obtenido premios y galardones internacionales y es “marca Asturias”.
Hay embajadores de Asturias que no son personas. La Peral, sin duda, lo es.