Menos prórrogas y más derechos
Los gobiernos de España y de Asturias y los ayuntamientos deben acabar cuanto antes con el sufrimiento de las miles de familias pendientes de desahucio garantizando su derecho fundamental a un alojamiento digno e incrementando urgentemente el parque de vivienda asequible.
Oviedo, 15 de abril de 2021
La Plataforma por el Derecho a la Vivienda en Asturias considera la prórroga de tres meses de la suspensión de los desahucios anunciada esta mañana en el Congreso por el Presidente del Gobierno de España absolutamente insuficiente para abordar la situación de emergencia habitacional que sufre nuestra Comunidad Autónoma, con miles de hogares incapaces de hacer frente al pago de sus alquileres. Si bien este nuevo aplazamiento resulta un alivio momentáneo para las más de 3.200 familias que viven en Asturias y cuyas demandas de desahucio se acumulan en los juzgados, el sufrimiento por verse expulsadas de sus viviendas sólo terminará cuando los poderes públicos responsables (Administración Central, Autonómica y ayuntamientos) hagan efectivo su derecho a una vivienda digna recogido en la Constitución Española.
La Plataforma exige al Gobierno y al Parlamento de España que aprueben con la mayor urgencia una ley estatal que garantice la vivienda como un derecho subjetivo de todas las personas, con idéntica consideración a los derechos fundamentales a la salud o la educación, que regule el mercado del alquiler sobre la base de la consideración de la vivienda como un bien de uso y no de mercado, y que establezca mecanismos y recursos para facilitar el acceso de las familias en situación de vulnerabilidad a las decenas de miles de viviendas vacías a cambio de un alquiler asequible y proporcionado a sus ingresos, dando garantías a las personas propietarias de viviendas desocupadas para que las pongan en alquiler, y movilizando aquellas propiedad de entidades financieras, fondos buitre y otros grandes tenedores.
Para la garantía de este derecho ha de priorizarse a las personas en situación de exclusión residencial severa, esto es, las que viven en la calle o en condiciones inhumanas de hacinamiento e infravivienda, como las jóvenes migrantes ex-tuteladas una vez cumplida su mayoría de edad, las mujeres víctimas de trata o en contextos de prostitución, personas con problemas de salud mental, adicciones y ex-reclusas habilitando con urgencia recursos de primera acogida ante la saturación de los existentes.