La propuesta arquitectónica que hoy se presenta, como contenedor del proyecto cultural diocesano, se asienta sobre un ponderado equilibrio entre la justa atención a la tradición histórico artística de este singular enclave, en la Zona Monumental de Oviedo, y la calibrada conjugación con el lenguaje y esquemas conceptuales propios de nuestro tiempo. Se configura así una nueva composición volumétrica que, sin embargo, evoca la memoria de la organización espacial propia del viejo parcelario medieval, oportunamente evolucionada. Conscientes de su compromiso,
continente y contenido, servirán de este modo al enriquecimiento cultural de la ciudad. En primer término, se rescata el cuerpo y la fachada del antiguo edificio de Cáritas, obra del siempre sobresaliente Juan Miguel de La Guardia, devolviéndole dignidad y diálogo con el Palacio de Velarde.
Por otra parte, los nuevos volúmenes del vértice, evitando inapropiados falseamientos históricos y según criterios doctrinales, se presentan con un carácter de "desnuda simplicidad", integrándose eurítmicamente en la trama de la ciudad antigua, gracias a la recuperación de la escala, del esquema de llenos y vacíos, del cromatismo y las texturas materiales. Esto es, fundamentalmente mediante el empleo masivo de piedra tradicional del entorno histórico, extendiendo la materialidad del cantón aún conservado, a modo de pieza monumental del conjunto, que aconseja una solución compositiva de claro carácter frugal, limitando la aparición de vanos, con criterios de significación.
Al introducirse en estos cuerpos, esquemas de llenos y vacíos deslindados por antiguos límites de propiedad van configurando espacios concatenados de carácter heterogéneo, habilitados para albergar actividades culturales diversas.