• La puesta en marcha del metrotrén debe ser una prioridad absoluta

• Es imprescindible una planificación urbanística integral para eliminar las barreras entre los barrios

• La intermodalidad debe ser un factor imprescindible a tener en cuenta 

El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias (COAA) cree que la solución adoptada para la estación intermodal de Gijón debe ser el resultado global de las acciones dirigidas a la integración del ferrocarril en la ciudad. 

En este sentido, el COAA señala que es una prioridad absoluta la puesta en funcionamiento del metrotrén como continuidad del servicio ferroviario de cercanías (hasta Cabueñes).

Además, el Colegio apuesta por un desarrollo armónico de la planificación urbanística para eliminar las barreras de infraestructuras (en especial la ferroviaria) que actualmente segregan entre sí los barrios de las zonas este, sur y oeste de Gijón.

La unificación, para eliminar el tridente ferroviario, de los trazados divergentes de las líneas que dan servicio a los trenes de largo recorrido, cercanías y FEVE es una estrategia imprescindible para evitar servidumbres indeseables al desarrollo urbano futuro de la ciudad.

El COAA apuesta por la intermodalidad que deberá conseguirse en la estación para que exista un intercambio eficiente, cómodo y rápido de viajeros entre los distintos servicios ferroviarios así como los que también prestan las líneas de autobuses (urbanos e interurbanos), taxis, vehículos de alquiler y particulares, vehículos de movilidad personal no motorizada, bicicletas e incluso Peatones. 

La actual estación puede mantenerse como provisional, pero construir la losa la hace definitiva. El debate de la estación no suscita consensos y esa falta de consensos no debe interferir en la inversión ferroviaria prioritaria de la ciudad,  la que aporta centralidad a la red de cercanías, el metrotren.

Y para pronunciarse sobre todo ello, el COAA necesita una documentación suficientemente detallada y descriptiva de cómo se consiguen las acciones mencionadas, así como manejar escenarios alternativos, los planteados y los que se consideren viables, ponderando la cualificación de las alternativas como condición ineludible y previa a la elección del más conveniente, en el que, por supuesto, parte de la evaluación debe ser la adecuada relación entre la calidad y el precio.