Hemos escrito este libro en el que van a poder encontrar la semblanza de cuatro mujeres que tuvieron problemas para realizar su vocación de escritoras y que, pese a todo, siguieron adelante con sus respectivos proyectos vitales.
Recogemos la trayectoria vital de Rosalía de Castro, Carolina Coronado, Ernestina de Champourcin y Corín Tellado. Creemos que son ejemplos que pueden estimular a muchas mujeres que sienten que su vocación se ve constreñida por factores varios y pueden, también, ser un acicate que anime a trabajar por dar visibilidad a la mujer en los diversos sectores en los que se desarrolla la actividad y en la lucha por un empoderamiento de la mujer en la sociedad.
Pese a las dificultades de todo tipo que tuvieron que arrostrar, estas cuatro mujeres pudieron realizar su vocación de escritoras y tienen un lugar destacado en nuestra literatura por lo que su ejemplo debe ser un acicate en la lucha diaria por el desarrollo de la personalidad.
Estas cuatro escritoras, aun siendo sus estilos tan distintos, tuvieron una nota en común: se rebelaron, de un modo u otro, contra el papel que la sociedad asignaba a la mujer en el tiempo en el que vivían y demostraron como la Sherezade de Las mil y una noches, que necesitaban escribir para sentirse vivas.
En el caso de Ernestina de Champourcin, las presiones que recibió Gerardo Diego para excluirla de la antología titulada Poesía española, son un buen ejemplo de la realidad por la que han tenido que pasar muchas mujeres. El escribir una poesía hondamente personal y alejada de lo defendido por la crítica del momento supuso una marginación de su obra y de su aportación creativa. La lejanía provocada por el exilio acarreó el silencio hacia su obra poética y la marginación de su aportación cultural. La revitalización del papel de la mujer en la sociedad nos permite acercarnos a autoras como Ernestina de Champourcin y redescubrir a una de las autoras más importantes de la Generación del 27; es decir, de la poesía española del siglo XX.
Desde sus primeras novelas, Corín Tellado se resiste a retratar heroínas sumisas sin más aliciente que el de enamorar a un hombre para un matrimonio de conveniencia. Ya desde sus primeras novelas, hay en la mujer un germen de rebeldía que raramente se encuentra en los personajes femeninos de la novela rosa de la época. A medida que se afianzaba en el género, Corín fue acentuando esa rebeldía esencial de sus protagonistas, hasta que a final las convirtió en seres independientes, capaces de buscarse la vida al margen del hombre, una mujer con todas sus virtudes y defectos.
En sus obras aparece una mujer libre, que expresa sus deseos de forma sincera, que se equipara al hombre y que aspira a romper las últimas trabas impuestas por la educación sexista, tanto en el trabajo como en la sexualidad. Y, respecto al desarrollo de su vocación, quiero subrayar estas palabras suyas: “Yo hubiera dejado a cualquier hombre antes que dejar de escribir. Mi amor más importante es el trabajo, mi mayor amor, mi amor verdadero.”
Rosalía de Castro sufrió también la marginación por “atreverse” a escribir siendo mujer. A ellos se le suma el haber escrito gran parte de su obra en gallego, una lengua que en su época estaba fuera de los ámbitos culturales y su constante enfermedad. Pese a todos estos problemas, se convirtió en una de las mejores escritoras de nuestra literatura.
Carolina Coronado fue censurada en su época por su carácter progresista. Fue una de las cabezas visibles de las escritoras que formaron lo que se llamó la “Hermandad lírica”. Estaba formada por un grupo de autoras con unas características comunes: nacidas alrededor de 1820, pertenecientes a familias de la burguesía, autodidactas y que establecieron entre ellas unas redes de apoyo mutuo ya que eran conscientes de estar introduciéndose en un mundo eminentemente masculino.
Sirvan estos cuatro ejemplos para reivindicar el papel de la mujer en la labor creadora y animar a quienes se encuentran con un sinfín de dificultades para desarrollar su personalidad y sus más íntimos deseos.
El autor
José Andrés Alvaro Ocáriz nació en San Sebastián. Realizó los estudios de Magisterio con la especialidad de Filología Francesa y posee la Licenciatura en Filología Hispánica. Ha impartido la docencia durante veinticinco años en diversos colegios e institutos de Aragón, Barcelona, Navarra y País Vasco. Ha desempeñado diversas responsabilidades en el Departamento de Educación y Cultura del gobierno de Navarra. Ha creado el sello editorial Desiréediciones y dirige la Asociación Cultural Literatura y Sociedad, en la que ha puesto en marcha el proyecto LIBRO SOLIDARIO.
Ha escrito varios libros: Celaya, esencial; Antonio Tovar, el filólogo que encontró el idioma de la paz; Luis Mariano, cien años, cent ans; El Gran Capitán; Sebastián Iradier. Si a tu ventana llega una paloma; El Madrid de Blas de Otero; La flecha que me asignó Cupido; Los relatos navarros de Francisco Navarro Villoslada; Trafalgar (edición crítica); Yo, el conde de Aranda; Vasco Núñez de Balboa, el español que descubrió un océano; Tarás Shevchenko, la voz de la Ucrania libre; Churruca. Elogio histórico; La cereza de Milagro en la gastronomía; Lesya Ukrainka, el alma de Ucrania; Diego de León, conde de Belascoain: el último romántico; Ramón de Campoamor, poeta y político y Cuatro escritoras, cuatro miradas de mujer
Ha formado parte de jurados de premios literarios, participa asiduamente en medios de comunicación, escribe artículos para importantes revistas y ha ofrecido unas trescientas conferencias y recitales poéticos tanto a nivel nacional como internacional.