En 1937 Pablo Picasso recibió un encargo por parte de las autoridades que gobernaban España en aquel momento. Así, al pintor malagueño se le pidió que trabajase en un cuadro que sería expuesto durante la Exposición Internacional que se celebraría ese mismo año en París. La idea era que la obra sirviese para poner el foco del mundo en el enfrentamiento armado que España estaba viviendo en aquel momento, aunque Picasso, residente en la capital francesa desde hacía años, en un principio se negó a realizar dicho encargo.
No obstante, semanas después, el pintor malagueño cambió de opinión y comenzó a trabajar en una obra que, por su simbolismo, llegaría a convertirse en icono dentro del arte del siglo XX: el Guernica. Curiosamente, al inicio de su trabajo Picasso no tenía muy claro sobre qué pintar, tal y como demuestran los primeros bocetos, y no sería hasta el 26 de abril de ese mismo año cuando obtendría la inspiración para el cuadro. Ese día, la localidad vasca de Guernica fue arrasada por un bombardeo, dejando a su paso centenares de vidas sesgadas. El horror y la barbarie fueron la base sobre la que Picasso trabajó.
Tras su paso por la Exposición Internacional, el Guernica fue expuesto de manera itinerante en diferentes puntos de la geografía europea hasta que, en 1939, y por decisión del propio pintor, la obra pasó a formar parte del fondo del Museo de Arte Moderno de Nueva York, en EEUU, con la condición de que, una vez se instaurase la democracia en España, fuera devuelto a nuestro país. Hubo que esperar hasta 1981 para que esto fuese posible, y desde entonces la obra de grandes dimensiones permanece expuesta en el Museo Reina Sofía de manera permanente.
El Guernica supuso un punto de inflexión en la carrera de Picasso, cuya obra alcanzó un gran reconocimiento internacional. El nombre del autor pasó a formar parte de los grandes creadores españoles, como el artista Velázquez y su obra, Goya, Calderón de la Barca o Cervantes, este último presente en la cultura popular internacional de manera desapercibida ya que el origen del blackjack se encuentra en el juego de la 21 mencionado por el autor madrileño en sus Novelas Ejemplares, el cual en la actualidad es una de las disciplinas de casino más famosas, junto con las slots o la ruleta.
El impacto de la obra fue tal, que, en 1955 Nelson Rockefeller, figura de la esfera pública estadounidense, encargó una réplica del Guernica en formato tapiz. La reproducción se realizó en el estudio francés de Jacqueline de la Baume-Durrbach y no solo contó con la autorización de Picasso, sino que todo el trabajo de elaboración fue supervisado de manera directa por el artista español. En 1984 el tapiz fue cedido por la familia Rockefeller a la ONU, que lo instaló un año más tarde en el acceso al Consejo de Seguridad de su sede en Nueva York. Desde entonces, la réplica ha permanecido 35 años expuesta en esta ubicación, tan solo abandonando el recinto durante las obras de renovación del edificio que se llevaron a cabo entre 2009 y 2013. Hasta ahora.
John D. Rockefeller, bisnieto de Nelson Rockefeller y legítimo propietario del tapiz, ha reclamo la obra a la ONU, quien ya la ha descolgado de su ubicación. Los motivos por los cuales la familia ha solicitado ahora su devolución no han trascendido, ni por parte de los Rockefeller ni del organismo internacional. No obstante, se descarta un interés económico por parte de los actuales propietarios, quienes proceden de una saga familiar ligada a una de las mayores fortunas de EEU, aunque marcada por la tragedia.
Si bien la ONU no se ha pronunciado con respecto a la devolución del tapiz, sí lo ha hecho para dar las gracias a los Rockefeller por el préstamo de la obra durante más de tres décadas. Asimismo, la institución también ha comunicado que se encuentra estudiando diversas opciones para ocupar el enorme espacio vacío dejado por la réplica de la obra de Picasso. Se espera que su lugar sea ocupado por una obra de algún artista procedente de los estados miembros que conforman la ONU.