El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, formalizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1975. Un día para luchar por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. El deporte no está al margen de la lucha por la igualdad de género. A lo largo de la historia, las mujeres han tenido que abrirse paso en las diferentes disciplinas deportivas, luchando siempre contra los prejuicios y las trabas impuestas por la sociedad. Aunque las mujeres han conseguido muchos logros en los últimos siglos, el deporte femenino aún tiene un largo camino por recorrer para conseguir una igualdad real con el deporte masculino, especialmente en salarios, relevancia y en el número de personas que lo practican.
La historia del deporte femenino se remonta a finales del siglo XIX, cuando las mujeres de la clase alta disfrutaban de disciplinas , la equitación, el golf, el esquí, el patinaje o el tiro con arco. En los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, Atenas 1896, solo los ciudadanos griegos varones libres pudieron participar, ya que el Comité Olímpico Internacional (COI) consideraba que las disciplinas deportivas no eran adecuadas para las mujeres. La primera vez que las atletas femeninas participaron en las olimpiadas modernas fue en los Juegos Olímpicos de París 1900. Según el COI, sólo 22 atletas femeninas participaron en los segundos Juegos Olímpicos de los 1.066 atletas de 19 países presentes en la capital de Francia, y sólo compitieron en el tenis y en el golf. La presencia de las mujeres en este gran acontecimiento cambió la percepción de las mujeres en el mundo del deporte.
Las primeras campeonas olímpicas de la historia
La tenista Charlotte Reinagle Cooper se convirtió en la primera campeona olímpica de la historia, tras imponerse en la final de los Juegos de París 1900 a la francesa Hélène Prevost. Además de los Juegos Olímpicos, la tenista británica también ganó cinco títulos de Wimbledon (1895, 1896, 1898 y 1901 y 1908). Cooper ha pasado a la historia como la primera campeona olímpica en una prueba individual, pero Margaret Ives Abbott también fue campeona olímpica en el torneo femenino de golf en París 1900, que se celebró el 3 de octubre. Hasta su muerte en 1955, la golfista hindú nacionalizada estadounidense pensó que había ganado una competición correspondiente a la Exposición Universal de París, por lo que murió sin saber que se había convertido en campeona olímpica.
La participación de atletas femeninas en los Juegos Olímpicos ha aumentado lentamente con el paso del tiempo, pero ha contribuido a popularizar el deporte femenino. Hoy el día, el deporte femenino está plagado de deportistas mundialmente conocidas, principalmente en disciplinas como el tenis, donde destaca Serena Williams. La tenista estadounidense ha sido durante años la principal favorita en las apuestas de los torneos más reconocidos del mundo del tenis: Abierto de Australia (Australia), Roland Garros (Francia), Wimbledon (Reino Unido) y Abierto de Estados Unidos (Estados Unidos). A sus 39 años, la pequeña de las hermanas Williams, considerada una de las mejores tenistas de todos los tiempos, ha ganado 39 títulos de Grand Slam: 23 individuales, 14 en dobles femeninos y 2 en dobles mixtos.
Charlotee Reinagle Cooper, Margaret Ives Abbot, Serena Williams y una larga lista de mujeres han cambiado la percepción de la mujer en el mundo del deporte. Algunas mujeres rompieron las fronteras al ser las primeras en competir en una disciplina, mientras que otras rompieron récords a pesar de las apuestas y establecieron el modelo a seguir para la próxima generación de deportistas. El deporte femenino ha ido ganando terreno a pesar de los obstáculos, aunque aún tiene un largo camino por recorrer. Un camino tedioso en el que las mujeres tienen que romper los estereotipos, las tradiciones y cambiar el status quo para ser incluidas y respetadas en el deporte y en todos los ámbitos de la sociedad.