Bruselas, 1 mar (EFE).- La crisis del coronavirus frenó los avances en las condiciones laborales en Europa, tras registrarse una leve mejora en los últimos 20 años.
Así se extrae del informe ‘Condiciones laborales y trabajo sostenible’ elaborado por Eurofund y publicado este lunes, en el que además se señala que no todos los sectores experimentaron esta mejoría por igual y que el COVID-19 exacerbó los desequilibrios, tanto en el mercado laboral como dentro de los distintos sectores.
El estudio, que abarca del año 2017 al 2020, concluye que los trabajadores de actividades esenciales fueron los que más vieron deteriorarse sus condiciones laborales, debido principalmente a un aumento sin precedentes de exigencia e intensidad laboral y a una mayor exposición al contagio que otros sectores.
Esta situación se vio agravada entre el personal sanitario, que antes de la pandemia partía de una situación desfavorable en relación con el entorno físico, social y calidad de tiempo e intensidad laboral.
Así mismo, los sectores más afectados por la suspensión y el cierre de empresas fueron aquellos en los que predominan las mujeres, los que emplean más trabajadores jóvenes y mal pagados, y los que tienen más actividad temporal o por cuenta propia.
Además, los mecanismos de ayuda y protección económica para estos sectores tendieron a ofrecer prestaciones inferiores a las proporcionadas a los trabajadores con un empleo estándar, y en algunos casos no están vinculadas a los ingresos anteriores o solo suponen un pago único, señaló el informe.
DESIGUALDADES PREPANDEMIA
Fijándose en los datos prepandémicos, Europa experimentó, aunque de forma lenta, dos décadas de mejoras en las condiciones de trabajo en multitud de ámbitos.
Las mejoras se dieron, sobre todo, en lo que respecta a la calidad del tiempo de trabajo, las competencias y la autonomía, las perspectivas de carrera en todas las ocupaciones y el entorno físico de los lugares de trabajo, este último especialmente en las ocupaciones con alta exposición a riesgos físicos
Sin embargo, el avance no se produjo por igual en todos los sectores y remarcó los problemas estructurales del mercado laboral europeo.
El género, la edad y la situación contractual influyeron considerablemente en las condiciones de trabajo de una persona, concluye el informe.
Así, las diferencias salariales entre hombres y mujeres, la segregación por sexos en los mercados laborales, los riesgos psicosociales y la intensidad del trabajo no experimentaron las mismas mejorías que otros ámbitos.
Aunque las perspectivas profesionales han mejorado en general para hombres y mujeres, los hombres han mantenido su ventaja en esta dimensión de la calidad del empleo.
Finalmente, el informe destaca que, si bien el número de contratos a tiempo parcial y temporales no aumentó significativamente entre 2008 y 2018, si existe una expansión de las formas de trabajo más precarias como el trabajo sin contrato, tiempo parcial con un horario muy reducido y los contratos de duración determinada de muy corta duración.
“Esto ha contribuido al aumento del número de trabajadores que no están cubiertos (o que están cubiertos solo parcialmente) por el empleo y la protección social, ya que la mayoría de los mecanismos de empleo y protección social siguen basándose en la relación laboral estándar”, concluye.