El artista asturiano reedita su discografía de los años 70 en formato digital y vuelve a los escenarios con un repertorio basado en todos sus grandes éxitos
Víctor Manuel volverá a los escenarios a partir del mes junio de 2021 acompañado por David San José al piano y Ovidio López a la guitarra. En estos conciertos especiales siempre adaptados a la situación sanitaria del momento, Víctor explicará y recordará cada canción desde el nacimiento del artista en Mieres del Camino en 1947 pasando por evocaciones de su madre, de las canciones de El Presi, el abuelo Vítor, sus primeras composiciones, su encuentro con Ana Belén o su Canción para Pilar, anécdotas curiosas, leyendas populares asturianas… Un recorrido poético por la vida de Víctor Manuel y de la sociedad española con las canciones de la mano.
En lo musical, en esta gira, no faltaran sus primeras canciones de finales de los 60 (‘El cobarde’, ‘La romería’, ‘Paxarinos’ o ‘El abuelo Vítor’) a otros éxitos de su carrera ( Cómo voy a olvidarme o El hijo del ferroviario), o los emblemáticos de la música popular española (‘Solo pienso en ti’, ‘Soy un corazón tendido al sol’, ‘Luna’, ‘España camisa blanca…’, ‘Nada sabe tan dulce como tu boca’, ‘Quiero abrazarte tanto’, ‘Asturias’, ‘Planta 14’, ‘Ay amor’…), las últimas composiciones como Allá arriba al Norte o Digo España también tendrán su hueco junto a otros que, como dice Víctor Manuel, “no han tenido igual fortuna”.
Es la vida hecha música de Víctor Manuel, que publicó su primer single en 1966 y su primer álbum en 1969. Desde entonces ha publicado más de 30 álbumes y compuesto más de 500 canciones, muchas de las cuales ya forman parte de la historia de la música y de la cultura popular española, y que podrás disfrutar en esta gira donde Víctor Manuel "vuelve para cantarlo."
LAS RAZONES DE VÍCTOR
A finales de 1968 se editó en single “La romería” y “El mendigo”. A continuación “El abuelo Vítor” y “Paxarinos” y antes de que terminase 1969 “En el portalín de piedra” y “Ya se escuchan las panderetas”. Éxitos abrasivos que me iban a condicionar el futuro.
También grabé “La Planta 14” que no llegó a editarse por desacuerdos con la censura.
Pero quería salir de ahí, del repertorio marcadamente asturiano.
De Belter, aquel primer disco, pasé a Philips (Universal hoy). Como tantas veces me he movido en la profesión, por afinidades personales y a Universal llegué por Víctor Villegas, jefe de promoción, un chaval estupendo. Escribí canciones que me seguían acercando a mi tierra (“Carmina”, “María Coraje”) y otras con los que abordar otros lenguajes musicales, emocionales, (“Quiero abrazarte tanto”, “Tengo cansada el alma”). Alguna de ellas me abrasó de nuevo con su repercusión en España y Latinoamérica y nunca las he podido bajar del repertorio.
El éxito puede producir insatisfacción, eso sí, mucho más cuando no lo tienes. En 1971 escribo canciones que me explican como autor. Ya había hecho dos largas giras por Latinoamérica y ya sabía más cosas. “Dame la mano” intentaba ser comercial. Pero a mí me gustaban más “Por eso estoy aquí”, “En un pequeño cuarto de un hotel”, “Los domingos” o “Un hombre solo”. El éxito de todas estas canciones fue relativo porque el arrastre de “Quiero abrazarte tanto” aún pesaba.
En 1971 me encontré con Ana Belén, poco después rodamos una película “Morbo” con Gonzalo Suarez y ya no nos separamos. También rodamos en 1972 un musical atípico “Al diablo con amor”. Escribí la banda sonora y las canciones con Gonzalo Suarez. Es un trabajo atípico, con canciones curiosas como “La canción del oro” o “La quilla de tu navío”.
1972 fue un año dramático para mi trabajo. Escribí muchas canciones que envié a censura, incluso alguna que nunca debí enviar por que ya sabía la respuesta: “No quiero ser militar”. Pero la envié y me aplicaron algo así como “silencio administrativo” que no se si existía como tal. El caso es que la censura se negó a considerar las canciones para aquel disco y me metí en el estudio con un grande: Juan Carlos Calderón, para grabar una joyita de las que más orgulloso me siento: “Verde”. Canciones tradicionales asturianas recopiladas por el Maestro Eduardo Martínez Torner de viva voz por toda Asturias, en los años 20 del pasado siglo. Ahí está “Soledá”, “Ea mió neñín” (una nana insólita), “Ayer vite en la fonte”, “Dime paxarín parleru” o “Pastor que tas en el monte”.
En 1975 edité canciones de diferentes etapas en “Todos tenemos un precio”. Después de travesías catastróficas, hilé un trabajo que eran la crónica de tres años imposibles. Canciones diversas que habían sido singles como “Canción para Pilar”, la primera que dediqué para Ana Belén; “Todos tenemos un precio” escrita con Miguel Narros, el director teatral y la única que escribimos para una comedia musical “Woyzeck” que la censura prohibió. “La alemana” una canción directa y esquinada o “Estos versos escritos con dolor” o “Nosotros” que habla de nosotros, o sea todos.
El final de una época, la dictadura, llegó. Pero muerto el perro no se fue con él la rabia. En un 1976 convulso, escribí canciones rabiosas “Al compañero Orlando Martínez”, “Cómicos” (Que titula el disco) escrita para la huelga de los actores a comienzos del 76; irónicas “Como torturar un gato”; “Soy el que vende más barato” o poemas ajenos como “El niño que ya no soy” de Gabriel Celaya o “Manifiesto de diciembre”.
También edité en 1976 Víctor Manuel 10. Ahí estaba “El paisano”, apodo por el que se conocía en Asturias al militante comunista Horacio Fernández Inguanzo, huido años por el monte y encarcelado en dos periodos durante 21 años. “Aida Lafuente” joven revolucionaria en 1934, en la Revolución de Octubre. “Aire libre” de Blas de Otero. “Soy de España” un pasodoble chusco de la comedia musical “Ravos”, escrita por Víctor Manuel y representada en México DF durante dos semanas. Tiempos convulsos.
También incluye el trabajo canciones como “Danza del cuélebre” “Xiringüelu” (“Ser asturianu nun ye”); “Yeren dos güajes” “Xuanín” o “Socialismo en libertad”. Un resumen de parte de la transición política en España.
Mi primer disco En directo es de 1977. La censura a la que había que someter las canciones que ibas a grabar ya había abierto la mano y en el Teatro Monumental de Madrid grabé unas cuantas en las condiciones más precarias que se puede grabar. Con un magnetofón de dos pistas, sin poder rectificar nada de lo que iba a quedar grabado. Ahí están algunas canciones que hasta entonces no habían podido ser grabadas, como “Asturias”, “Carta de un minero a Manuel Llaneza” o “¿Qué será que todos piden?”, que hablaba de la amnistía para todos los presos políticos, canción que había cantado en el Pabellón Anaitasuna de Pamplona en 1975, sin estar autorizada y por la que pasé una noche en comisaría, seguida de una multa notable que nunca pagué