En este acto, que ha sido telemático, reproducimos a continuación las palabras del Presidente del Principado, Adrián Barbón:
Asturias es un gran lugar para invertir y un excelente sitio para vivir. Hoy ponemos en marcha una nueva iniciativa, la Oficina de Captación de Inversiones de las cámaras de comercio, que se dedicará a predicar y confirmar estas dos verdades. Vaya por delante mi agradecimiento al compromiso de las cámaras con el desarrollo de nuestra comunidad, una actitud dispuesta y constructiva que merece un aplauso público.
Tal vez les sorprenda que inicie esta intervención con unas afirmaciones tan rotundas, pero, sinceramente, no creo que exagere. Ustedes saben que, pese a la pertinaz bruma de pesimismo que suele acompañar a las valoraciones de la situación económica, que parece casi una norma de estilo, a lo largo de los últimos meses se ha sucedido un extenso listado de buenas noticias. Del contrato millonario para Santa Bárbara a la carga de trabajo de los astilleros, del récord de producción de Asturiana de Zinc a las expectativas inversoras de Ence o la recuperación de la demanda en Arcelor, probablemente nos encontremos ante la mayor acumulación de hitos positivos en mucho tiempo.
No pretendo negar los problemas –que los hay, y muy importantes-; tampoco intento polemizar. Ni siquiera pretendo que se sopesen en una balanza las noticias esperanzadoras y las negativas, que sería un ejercicio aconsejable. Busco otro objetivo, quizá más ambicioso: constatar hasta qué punto las industrias están preparándose para ganar el futuro. Si a la enumeración anterior añadimos la existencia de múltiples proyectos innovadores para el uso del hidrógeno verde, el almacenamiento energético o el aprovechamiento de la energía eólica marina, y son sólo tres ejemplos, concluiremos que, en efecto, una nueva industria, una nueva actividad empresarial, está llamando a las puertas de Asturias.
Y, cuando llaman, lo que tenemos que hacer es invitarles a pasar hasta. A entrar, a que nos conozcan y a que se queden. Más aún, hemos de salir a buscarles, hacerles ver que, como aseguré, el Principado es un gran lugar para invertir y un excelente sitio para vivir. Hemos de hacerlo abiertamente, sin complejos, convencidos de que reunimos condiciones idóneas para captar inversiones de cualquier parte del mundo. Para ese objetivo se constituyó en junio la Estrategia de Atracción de Inversiones, liderada por la Consejería de Industria, con la que ya colaboran las cámaras, y para ese mismo propósito se pone en marcha hoy la Oficina de Captación de Inversiones.
Una puntualización. Cuando hablamos de los requisitos para atraer inversiones, siempre pensamos en los mismos: las comunicaciones, la dotación de suelo industrial, la existencia de mano de obra capacitada, la cercanía a los puertos, la abundancia de agua, viento u otros recursos naturales; todos, sin duda, muy importantes. Pero también es muy relevante otro que suele pasarse por alto: la unidad, la necesidad de trabajar en común en un momento crucial para modernizar nuestra estructura económica. Por eso no entiendo que se desdeñen los grandes acuerdos, que se minusvalore el consenso o que alguien se eche a un lado del camino cuando se trata de unir fuerzas para ganar juntos el futuro de Asturias. La unidad es un recurso de primer orden.
Por suerte, las cámaras de comercio de Oviedo, Gijón y Avilés no se apartan, se implican. Esa es otra buena noticia para añadir a las anteriores. Por su propia naturaleza como corporaciones de derecho público, las cámaras pueden, deben y saben desarrollar una tarea sobresaliente para fomentar la cooperación público privada, una vía indispensable para avanzar en el desarrollo económico de nuestra comunidad. Las tres cámaras han acreditado que conocen bien su labor. Hay un ejemplo que seguramente tenemos todos y todas ya en la cabeza, los planes de Amazon para instalar un centro logístico en el polígono de Bobes. Me atrevo a afirmar que esa es la pauta adecuada que debemos repetir ante nuevos proyectos: mucha colaboración y mucho trabajo callado, discreto, sin dejarse arrastrar por las tentaciones de los anuncios precipitados.
Permítanme añadir una última reflexión. Asturias encara un doble desafío. El más urgente es superar la pandemia. Por más que lo anhelemos, no hay más atajos que extremar las precauciones sanitarias y, al tiempo, aumentar el ritmo de las vacunaciones. Eso es lo que tiene que hacer y decir un responsable público. Hablar con claridad, sin trampantojos ni abonar falsas esperanzas. A lo largo de los próximos meses, decisivos para contener la propagación de variantes del virus, no podemos consentirnos la relajación en ninguno de esos dos polos: medidas proporcionadas para reducir los contagios y, a la vez, la mayor velocidad posible en las inmunizaciones. Cuánto mejor y más rápido lo hagamos, antes podremos encaminarnos hacia la normalidad y, con ella, a la recuperación plena de la actividad.
El otro reto, también enorme, es afrontar la transformación económica. Del mismo modo, tampoco aquí hay tiempo que perder. Aludo a la transición energética y digital, al aprovechamiento de los fondos europeos o a la culminación de comunicaciones vertebrales como la alta velocidad ferroviaria.
Mi gobierno tiene la responsabilidad de liderar con acierto ambos objetivos, una responsabilidad que asumimos de pleno. Pero también reconozco abiertamente que solos no podremos. No lograremos dejar atrás la pandemia sin la responsabilidad de la ciudadanía, como tampoco conseguiremos avanzar con éxito hacia ese horizonte económico verde y digital sin la colaboración resuelta de la iniciativa privada. Esta mañana tenemos una prueba más de que podremos contar con las cámaras de comercio para allanar ese camino.
Antes afirmé que hay una nueva Asturias económica llamando a las puertas. Estoy seguro de que esta Oficina de Captación de Inversiones nos ayudará a abrirlas de par en par.