Rubén Arranz/DICYT En la Plaza de Regla de la ciudad de León, sobre la que se erige la catedral, existen restos fósiles de gasterópodos. En el pavimento de la Plaza Mayor, conchas de bivalvos y caparazones, estos últimos se cree que del periodo jurásico. En otros puntos como la calle Pilotos Regueral se encuentran restos fosilizados de erizo de mar. La presencia de estas señales de organismos pretéritos en diferentes y conocidos puntos de las ciudades es un hecho, como da cuenta la guía Fósiles urbanos de León, que ofrece información acerca de los lugares exactos en los que se ubican y explica cuáles son los ejemplares más característicos en este municipio.
En los alrededores de la basílica de San Isidoro se encuentran restos de especies que poblaban los mares hace 350 millones de años, como los fósiles de molusco (ortoceras) situadas en la piedra caliza de la fachada de la Real Colegiata o los lirios de mar (crinoideos) de su pavimento. En los bloques de piedra caliza que conforman el suelo de los cercanos Jardines del Cid también se pueden ver estos crinoideos, mientras que en los alrededores del Museo de León, a pocos metros, hay vestigios de erizos de mar y, en su interior, el tronco de un equiseto, planta conocida como cola de caballo.
El objetivo de la publicación es enseñar a reconocer e interpretar los fósiles urbanos del entorno urbano y, en concreto, en las superficies construidas con rocas, las cuales son el único medio capaz de albergar estas señales. "Los fósiles que es posible identificar en estos edicidios (...) nos narran un pasado lleno de vida en el lenguaje de las rocas", destaca la guía.
El documento detalla además dónde se pueden buscar y dónde no estos fósiles, incidiendo en que puede ser posible hallarlos en paredes, suelos o cualquier otra superficie revestida con rocas ornamentales de tipo sedimentario. Estas rocas se formaron por la consolidación de los sedimentos depositados durante años en una superficie determinada. Los organismos que vivían y murieron en estas zonas acabaron formando parte de los sedimentos y sus restos son hoy los fósiles, este último paso como consecuencia de una serie de procesos físicos y químicos.
Fósiles más comunes en las ciudades
La guía destaca que lo que más frecuentemente se encuentra en las ciudades son las partes duras de los organismos, como pueden ser conchas, caparazones, huesos o dientes. En su mayoría se encuentran impregnados o formados por minerales como la calcita, el aragonito o la sílice. En concreto, los organismos más usuales en León son los foraminíferos (conchas mineralizadas), los braquiópodos, los equinodermos, los moluscos, los corales, los briozoos (muy parecidos a los corales), los oncolitos (acumulaciones de sedimento formadas por la presencia de organismos), las plantas y los icnofósiles (presentan evidencias de una antigua actividad vital ejercida por un organismo).
Estas evidencias no sólo se presentan en conocidos monumentos, sino que también se distribuyen en otras dependencias como locales comerciales asentados sobre edificios históricos. En la fachada de una joyería, por ejemplo, existen gasterópodos de la era cenozoica -que se inició hace aproximadamente 65,5 millones de años-, mientras que en una tradicional cafetería hay restos de plantas del periodo carbonífero (359,2-299 millones de años) y en una sala de juegos del ensanche de León, corales.
La publicación incluye cinco itinerarios, con uno primero que detalla los fósiles del Campus universitario de Veganzana, otro segundo los del Barrio Romántico, otro del Barrio Húmedo, otro del Ensanche de León y un último del Barrio de La Palomera. Cada capítulo incluye un mapa con la ubicación concreta de los fósiles presentes en cada ruta. La guía se completa con una serie de conceptos que pretenden ayudar a comprender mejor este fenómeno relacionados con las rocas ornamentales, la paleontología y los fósiles.
Autores
Coordinada por Rodrigo Castaño, licenciado en Biología por la Universidad de León (ULE), en la publicación han participado Esperanza García y Laura García, ambas licenciadas en Biología por la ULE; así como Judit Molero, licenciada en Ciencias Ambientales por esta Institución académica; Esperanza Fernández, doctora en Geología y profesora de la ULE, y Antonio López, licenciado en Biología por la Universidad de Granada.
La guía es la primera publicación de la colección Educación Ambiental, impulsada por la Universidad de León a través de la Oficina Verde del Vicerrectorado de Campus, con la colaboración de la editorial Everest
FOTO: Fósil en una cafetería de la capital leonesa (Fotografía: Oficina Verde de la ULE)