Por Cristina G. Pedraz
/DICYT
Cualquier patología ocular que requiera la administración de fármacos de forma continuada cuenta habitualmente con un problema y es que el paciente, a la larga, puede terminar cansándose y olvidando su tratamiento. Por ello, obtener sistemas que actúen en lugar del paciente y permitan la liberación controlada de fármacos tiene una gran importancia. Javier Calles, investigador del departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur y doctorando en la Planta Piloto de Ingeniería Química Plapiqui-Conicet, en Argentina, trabaja en el desarrollo de películas a partir de de ácido hialurónico como sistemas de liberación controlada de fármacos oculares.
Como ha detallado a DiCYT el investigador, quien disfruta de una beca Erasmus Mundus en el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de Valladolid, donde sigue desarrollando su tesis, el proyecto surge en el Papliqui, “un instituto dependiente del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y de la Universidad Nacional del Sur en el que prácticamente, hasta la fecha, se ha realizado investigación en polímeros en el ámbito de la petroquímica, influenciada en parte por la presencia de industrias de ese sector en Bahía Blanca”, una de las ciudades más importantes de la provincia de Buenos Aires.
El Grupo de Polímeros del Papliqui ha decidido abrir nuevas líneas de investigación en torno al ámbito farmacéutico, y en ese marco la tesis de Javier Calles “se basa principalmente en modificar estructuralmente polímeros de origen natural, cambiar su estructura química para hacerlos aptos como un sistema portador de cualquier fármaco y en este caso vincularlo a un dispositivo que puede utilizarse de forma tópica en el ojo”.
Al situarse en el ámbito biomédico, añade, surgió la necesidad de testear el desarrollo, por lo que entraron en contacto con el IOBA y, concretamente, con la investigadora del Grupo de Superficie Ocular Yolanda Diebold. Desde su llegada al Instituto en junio, Javier Calles asegura que los avances han sido importantes. “Hemos realizado cosas que era complicado hacer allá, ya que al ser un centro de ingenieros químicos el Papliqui no está preparado para trabajar con material biológico”.
Desarrollo de una matriz estable
El proyecto consiste en desarrollar una fina película a partir de ácido hialurónico capaz de contener un fármaco. “El ácido hialurónico es en sí una molécula muy buena ya que es biocompatible, biodegradable y cumple una serie de requisitos que nos vienen bien para formular”, explica el investigador, quien añade que el problema “es que es un poco inestable en contacto con algún tejido y se disuelve fácilmente”. Este aspecto influye negativamente en el objetivo final del desarrollo, la liberación progresiva de un fármaco, ya que “el hialurónico se va a disolver rápido y va a liberar la droga de forma casi inmediata”.
De este modo, el trabajo iniciado se ha centrado en incrementar la “robustez” del material, para lo que se han realizado reacciones químicas de entrecruzamiento. “Lo que se hace es enlazar químicamente el polímero hialurónico entre sí para lograr una red verdaderamente ligada, lo que posibilita que la matriz sea más estable y que se comporte mejor en presencia de un tejido, y ahora esperamos que sea capaz de tener fármacos y de liberarlos”, confía el investigador, quien asegura que aún queda mucho trabajo por hacer.
“Por el momento contamos con un sistema que es biocompatible, lo hemos modificado, lo hemos hecho más robusto y sabemos que es estable pero todavía nos queda analizar su capacidad para liberar un fármaco, que es lo que vamos a tratar de comprobar en el tiempo que me queda en el IOBA”, apunta. Tras realizar estudios “in vitro” donde se ha evidenciado la adhesión de la película a un modelo de sustrato biológico, el objetivo ahora es determinar su comportamiento “in vivo”.
Aplicaciones
Respecto a las posibles aplicaciones de este novedoso desarrollo, Javier Calles señala que la plataforma no se ha diseñado para un fármaco específico, sino que se podría cargar “cualquier tratamiento”. Una vez cumplida su función, subraya, la película comenzaría a degradarse, al ser de un material biodegradable o, dado el caso, “se podría despegar”, aunque todavía “estamos lejos de conseguirlo”. No obstante, los resultados obtenidos hasta el momento se presentarán en el International Symposium on Ocular Pharmacology and Therapeutics, que se celebrará en Viena (Austria) del 1 al 4 de diciembre.
FOTO: Javier A. Calles, de la planta piloto de Ingeniería Química Plapiqui-Conicet, Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Sur (Argentina).