El frío polar irrumpirá a final de semana
- Un importante gradiente de presión abrirá un intenso flujo de viento de componente noroeste, cuyo origen estará entre Groenlandia e Islandia, y que el jueves empezará a sentirse en el noroeste peninsular
Madrid/Oviedo.- El arranque del otoño astronómico traerá una masa de aire frío bajo el brazo que obligará a sacar los abrigos en gran parte del país. Paradójicamente, el primer responsable será el anticiclón de las Azores que, si bien en las últimas jornadas ha estado más débil y retirado al oeste de lo habitual, entre el miércoles y el jueves cogerá fuerza e iniciará el cambio de tiempo, informa Juan José Villena, experto de Meteored.
También intervendrá una borrasca atlántica que recorrerá casi 3.000 kilómetros en 48 horas, en pleno proceso de ciclogénesis. La profundización de esta última coincidirá con el auge del anticiclón y entre los dos se abrirá un pasillo al viento de componente noroeste, cuyo origen estará entre Groenlandia e Islandia. El jueves empezará a notarse en el noroeste peninsular y el viernes irrumpirá en el resto de la Península, a excepción de Canarias.
Este viernes, gran parte de la mitad septentrional de la Península Ibérica no superará los 20 ºC. De hecho, las ciudades de Oviedo, León, Valladolid y Ávila no pasarán de los 15 ºC. El ambiente será mucho más apacible de Madrid hacia el sur, al igual que en el litoral Mediterráneo y Baleares. En ciudades como Castellón, Valencia, Alicante y Murcia los termómetros rozarán los 30 ºC, aunque a partir del sábado las temperaturas de otoño se harán notar también en esas áreas.
Hasta el jueves el cielo presentará bastante nubosidad en la mitad norte de la Península y en Baleares, donde se registrarán chubascos con distribución irregular, algunos tormentosos. Después, el aire polar concentrará mucha nubosidad en la vertiente Cantábrica, Pirineos y a ratos en el Sistema Ibérico y Baleares, donde se producirán precipitaciones entre el jueves y la madrugada del domingo. El descenso de temperaturas ocasionará que la cota de nieve baje hasta los 1500 metros, tiñendo de blanco las cordilleras más septentrionales.
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Una invasión de aire polar obligará a sacar los abrigos del armario