Agentes de Policía Nacional han detenido a cinco integrantes de un grupo dedicado a la falsificación y posterior utilización fraudulenta de tarjetas de crédito. Los arrestados se dedicaban "profesionalmente" a este tipo de ilícito y se encontraban en un escalafón muy alto dentro de la organización, ya que tenían la suficiente infraestructura para confeccionar las tarjetas falsificadas y realizar compras en diversos establecimientos.
Grandes compras en establecimiento de licores
La investigación se inició a principios del mes de febrero. Los agentes recibieron distintas informaciones sobre varias compras realizadas en establecimientos de la Comunidad de Madrid, entre ellos uno de licores situado en Móstoles. Los pagos se realizaron con tarjetas clonadas y las numeraciones pertenecían a entidades bancarias americanas.
Las indagaciones estuvieron encaminadas a la identificación, localización y detención de los cabecillas de la organización que, tras las primeras pesquisas, resultaron ser tres individuos. Tras establecer el correspondiente dispositivo en torno a las viviendas de los responsables del grupo, los investigadores procedieron a su detención cuando se disponían a abandonar sus respectivos domicilios.
Además de los cabecillas, otras dos mujeres fueron arrestadas cuando abandonaban una de las viviendas controladas por los agentes. Portaban numerosos efectos destinados a la falsificación de tarjetas.
Durante la investigación, los policías han podido constatar que estos individuos han realizado numerosas compras con tarjetas clonadas. El importe siempre oscilaba entre los 1.000 y los 2.000 euros. Los efectos adquiridos solían ser productos de electrónica, ropa y bebidas alcohólicas. De hecho, en un solo establecimiento llegaron a adquirir hasta 100 botellas de primeras marcas, ya que eran capaces de darles una rápida salida en el mercado negro.
Piratas informáticos
Con el preceptivo mandamiento judicial, los agentes efectuaron tres registros en domicilios de los ahora detenidos. En su interior hallaron tarjetas de crédito falsificadas, dos lectoras grabadora, una lectora capturadota de numeraciones, dos ordenadores portátiles, documentación falsa, ropa, gafas, zapatos y abundantes botellas de licores de primeras marcas.
Los arrestados obtenían las numeraciones de las tarjetas a través de piratas informáticos que se las facilitaban desde terceros países. De hecho, en el registro del domicilio de uno de los detenidos fueron intervenidos numerosos resguardos de envíos de dinero correspondientes al pago de las numeraciones clonadas. Estos envíos se habían hecho a lugares tan dispares como Japón, Estados Unidos y Ucrania.
Una vez que tenían en su poder las numeraciones, éstas eran volcadas sobre la banda magnética de las tarjetas clonadas. Posteriormente falsificaban los datos de portada de la misma y así hacerlos coincidir con la documentación falsa de la que disponían. Cuando la tarjeta clonada estaba ultimada realizaban compras en distintos establecimientos comerciales, como joyerías, perfumerías, licorerías o tiendas de ropa.