Los dos primeros satélites de la constelación europea Galileo ya se encuentran en sus órbitas definitivas y se preparan para comenzar la fase de activación y comprobación del sistema de navegación.
Tras el fin oficial de la Fase de Lanzamiento y de Operaciones Iniciales (LEOP, en su acrónimo inglés), el control de los dos satélites Galileo IOV fue transferido desde el centro de control de la agencia espacial francesa CNES, en Toulouse, al Centro de Control de Galileo en Oberpfaffenhofen, Alemania.
Oberpfaffenhofen, operado por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), estará a cargo del control y de la operación de los satélites durante los doce años que permanecerán en servicio.
Los dos primeros satélites de la constelación Galileo fueron lanzados el pasado día 21 de octubre a bordo del primer lanzador Soyuz en despegar desde la Guayana Francesa. Tres horas y 49 minutos después del lanzamiento, los satélites se separaron de forma simultánea de la etapa superior Fregat-MT del lanzador, alcanzando su órbita prevista a 23 222 km de altitud sobre nuestro planeta.
En ese mismo momento entró en acción el equipo conjunto del CNES y del Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA, comenzando la delicada tarea de activar los satélites.
Las primeras señales se recibieron instantes después de la separación, confirmando que los dos satélites se encontraban en perfectas condiciones tras el lanzamiento – sin embargo, el equipo de operaciones todavía tenía mucho trabajo por delante para garantizar que permaneciesen en ese estado.
Al igual que cuando un paracaidista salta desde un avión, los satélites se separaron del lanzador dando tumbos. La primera tarea del equipo de control consistió en estabilizar el giro de los satélites para poder desplegar los paneles solares con seguridad, y así empezar a recargar las baterías antes de que se agotasen por completo.
En cuanto las ruedas de reacción estabilizaron el giro de los satélites, éstos se orientaron hacia el Sol y comenzaron a recargar sus baterías, unos 70 minutos después de la separación de la última etapa del lanzador.
A continuación se comprobó el funcionamiento de sus motores – una tarea crucial, ya que a pesar de que el lanzador los había llevado hasta prácticamente su posición definitiva, los satélites tenían que recorrer los últimos 100 km con sus propios medios.
Los dos satélites dejaron de apuntar al Sol y se orientaron hacia la Tierra, utilizando sensores infrarrojos para detectar el calor que desprende nuestro planeta en el frío vacío del espacio.
Finalmente, entraron en el modo normal de operaciones, en el que los paneles solares apuntan continuamente al Sol y la antena de navegación está siempre orientada hacia la Tierra.
La sección del satélite en la que se alojan los relojes atómicos más precisos jamás utilizados para la navegación se mantiene siempre a la sombra, alejada de perturbaciones térmicas que pudiesen desestabilizar su funcionamiento.
Una vez alcanzada esta configuración, el centro de Toulouse envió un comando para encender los motores de los satélites y comenzar la maniobra que los ubicaría en su posición orbital definitiva, en un plano a 56° de inclinación con respecto al ecuador.
La transferencia del control de los satélites al centro de Oberpfaffenhofen tuvo lugar a las 22:00 CET del día 3 de noviembre, tras concluir oficialmente la fase LEOP.
Los controladores de la misión empezaron por codificar los enlaces de telemetría y telecomando con los satélites, para garantizar la seguridad de sus operaciones. A continuación, comenzaron las tareas para la puesta en servicio de la plataforma, comprobando que todos sus subsistemas primarios y redundantes funcionasen como estaba previsto.
En los próximos días se encenderá el sistema de navegación, hito que marcará el comienzo de la campaña de Ensayos en Órbita de Galileo (IOT). Esta rigurosa campaña de verificación se llevará a cabo con la ayuda de la estación de seguimiento de la ESA en Redu, Bélgica.
En concreto, se utilizará una antena de 20 metros de diámetro para caracterizar las señales de navegación con un alto grado de precisión.
En cuanto haya concluido la activación y la comprobación de la carga útil de los satélites, el segundo Centro de Control de Galileo, ubicado en Fucino, Italia, y operado por la compañía Telespazio, empezará a supervisar los servicios de navegación.
Todas las entidades que participan en estas actividades – ESOC, CNES, DLR y Telespazio - lo hacen a través de un contrato con SpaceOpal, una compañía subsidiaria del DLR y Telespazio para las operaciones de Galileo.