Sexismo y racismo 'piensan' igual

Sexismo y racismo piensan igual

La actitud prejuiciosa se basa en suposiciones generalizadas sobre determinados grupos sociales y podría ser un rasgo de la personalidad. Investigadoras de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) han constatado el vínculo entre dos tipos de conductas discriminatorias, sexismo y racismo, y advierten de la necesidad de educar para fomentar las relaciones de igualdad.

 

“Las personas con alto nivel de sexismo, tanto hostil (que supone una visión de la mujer como alguien inferior) como benevolente (que implica una percepción de la mujer como alguien débil al que hay que proteger y cuidar), también poseen prejuicios racistas”, expone Maite Garaigordobil, catedrática de Evaluación Psicológica de la UPV y coautora de un nuevo estudio que explora las relaciones del sexismo con el racismo y otras variables.

Los resultados indican que ambos procesos son muy cercanos y que, probablemente, se basan en creencias más generales sobre las relaciones entre distintos grupos sociales. “Incluso permiten plantear que la actitud prejuiciosa podría ser un rasgo de la personalidad”, afirma Garaigordobil.

“El sexismo está vinculado con una orientación hacia la dominancia social y con el autoritarismo”, explica la autora. “Es decir, las personas sexistas aceptan las jerarquías y las desigualdades sociales, consideran que los diferentes grupos tienen el estatus que se merecen y que la clase a la que pertenecen es la mejor”.

En el trabajo también se confirmó que el sexismo está relacionado con una baja sensibilidad intercultural. Las personas sexistas mostraban un bajo nivel de implicación en la interacción con inmigrantes, de respeto por las diferencias, de confianza hacia los inmigrantes y de placer en el trato con estos.

 

Necesidad de políticas educativas

Para llevar a cabo este estudio se contó con una muestra de 802 participantes de 18 a 65 años del País Vasco. El principal objetivo fue determinar las relaciones del sexismo con el autoconcepto, el racismo y la sensibilidad intercultural. Para ello, Garaigordobil y Jone Aliri, también investigadora de la UPV, propusieron diversos tests que después interpretaron utilizando una metodología correlacional.

Las autoras subrayan la importancia y la necesidad de realizar intervenciones psicoeducativas durante la infancia y la adolescencia para fomentar las relaciones de igualdad entre sexos y el respeto por los diferentes. “Una de las variables que predicen el sexismo es el prejuicio, por lo que hacer intervenciones para reducir el prejuicio en general también ayudaría a reducir el sexismo en particular”, explica Garaigordobil.

“El sexismo es una de las principales creencias que mantiene la desigualdad entre sexos y teniendo en cuenta las estrechas conexiones que existen entre sexismo y violencia de género, fomentar la igualdad y disminuir los prejuicios tendría un efecto positivo en la prevención de la violencia en general”, añade.

 

Menos autoestima no se relaciona con más sexismo

El estudio señala que apenas hay relación entre la falta de autoestima y el sexismo, al contrario de lo que esperaban las autoras en las hipótesis de partida. “Considerando el importante papel que desempeña la autoestima en las relaciones interpersonales, esperábamos hallar correlaciones negativas, es decir, a menor autoconcepto, más sexismo”, admiten.

En investigaciones anteriores se ha constatado que una baja autoestima puede potenciar relaciones interpersonales negativas (por ejemplo, dominación o agresividad). Pese a ello, “estos nuevos datos reflejan que apenas existen relaciones entre estas variables y, cuando se encuentran son únicamente en varones y de baja magnitud”, sostiene Garaigordobil.

No obstante, el sexismo sí influye en cómo las personas se ven a sí mismas. “Los hombres con mayores cotas de sexismo hostil se definieron a sí mismos utilizando adjetivos asociados a la masculinidad, por ejemplo, físicamente fuertes, valientes, seguros de sí mismos, decididos, admirables, etc.”, enumera Garaigordobil. “Las mujeres sexistas hostiles se atribuían características opuestas a la feminidad, por ejemplo, poco cooperativas, poco tolerantes, poco compasivas y poco sensibles o sentimentales”.

 

Además, los hombres con altas puntuaciones en sexismo benevolente se autodefinieron mediante adjetivos asociados a la feminidad (cordiales, amistosos, buenos…) de la misma manera que las mujeres sexistas benevolentes.

En lo que respecta al sexismo y sus relaciones con el concepto de uno mismo, hay que tener en cuenta que no afecta de la misma manera a varones y mujeres. “Mientras que a los hombres les permite seguir en una posición de superioridad, a las mujeres les impide desarrollar todo su potencial”, puntualiza Garaigordobil. Es decir, las relaciones entre estos constructos son diferentes en ambos sexos.

 

FOTO: Según las investigadoras de la UPV-EHU,  fomentar la igualdad y disminuir los prejuicios tendría un efecto positivo en la prevención de la violencia en general. Ilustración: LUIS DEMANO / SINC

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