El fútbol asturiano asiste otra temporada más con incertidumbre al futuro de sus dos principales representantes. Si bien el objetivo de Real Oviedo y Sporting de Gijón siempre ha sido el de regresar a la máxima categoría, la dificultad y competencia en la Segunda División acaba dando un baño de realidad. Según el portal especializado 888Sport.es, las expectativas en ambas escuadras de cara al final del campeonato son altas y los aficionados pueden mantener la esperanza de que se cumplan los objetivos.
Sportinguistas y oviedistas parecen haberse estancado en la categoría de plata y en ocasiones tienen que renunciar a la parte alta y centrarse en el objetivo de la permanencia. La temporada 2019/2020 va a ser recordada como la del confinamiento y el regreso a la competición bajo un formato históricamente inusual, partidos a puerta cerrada y con cinco cambios. De hecho, en estas circunstancias se ha disputado el derbi asturiano más atípico con un duelo entre Sporting y Real Oviedo disputado en El molinón que se saldó con victoria ovetense por la mínima. Las expectativas se centran ahora en el futuro de ambas escuadras de cara a los próximos cursos. El Sporting, un club más consolidado en el fútbol profesional, sueña con regresar a la máxima categoría, que dejó en 2017. Lo cierto es que desde su descenso, solo en 2018 estuvo cerca de este objetivo, cuando disputó el playoff de ascenso. Quizá este año es el de su gran oportunidad, ya que el regreso a la competición en Segunda ha estado caracterizado por la irregularidad de todos los equipos y aquel que consiga marcar un poco la diferencia podría llevarse el gato al agua. El Oviedo, por su parte, aún no tiene una estructura consolidada como para pensar en el ascenso y debe centrarse únicamente en lograr los 50 puntos que cada temporada aseguran la permanencia en la categoría. Han pasado ya cinco años desde su regreso a la división de plata, pero se trata de una competición muy dura, en la que los equipos que llegan de Primera tienen grandes ventajas económicas con respecto al resto de rivales. A día de hoy, las posibilidades de volver al pozo de la Segunda B son reales y el equipo carbayón no puede relajarse si no quiere volver a caer en una pesadilla que duró doce años para su afición.
La pelea en la zona alta vuelve a estar marcada por un amplio grupo de candidatos, situación que se ha reforzado con la nueva normalidad debido a las dificultades que todos los equipos están teniendo para ganar de tres en tres. La lucha por las plazas de playoff se ha acrecentado e involucra cada vez a más equipos. Quien diría que a seis jornadas para el final, un total de catorce escuadras podrían meterse entre los seis primeros clasificados. Es la anormalidad de una categoría que siempre ha sido muy competitiva y que ha evidenciado que, a puerta cerrada, las pequeñas diferencias que antes eran determinantes ahora se han reducido.