El Ministerio de Ciencia aprueba un proyecto de genética basado en el cerdo autóctono asturiano que aseguraría la viabilidad de cualquier raza aunque exista endogamia.
La Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia ha dotado económicamente la ejecución del proyecto de investigación llamado “AutoGenome” y que está liderado por los Doctores Félix Goyache e Isabel Álvarez, del SERIDA-Deva (Gijón), promovido por la Asociación de Criadores de Gochu Asturcelta (ACGA) y en el que participa su veterinario, el Doctor Juan Menéndez, autor de una tesis doctoral que evaluó los métodos que aplicaron los criadores de Gochu Asturcelta para evitar que la consanguinidad, que hace que los animales sean cada vez más iguales, extinguiera la raza.
Dentro del Plan Nacional I+D+I del Ministerio de Ciencia, el proyecto “AutoGenome” bajo el título “Autocigosis y diversidad genómica en la raza porcina en riesgo Gochu Asturcelta: contribuciones para programas de conservación ganaderos” evalúa el efecto en el genoma de la consanguinidad producida por apareamientos entre parientes, la endogamia, y cómo afecta a la capacidad de supervivencia de poblaciones ganaderas en riesgo de extinción. Esto permitirá conocer aspectos genéticos de gran importancia para la conservación y viabilidad del ganado autóctono evitando la llamada 'depresión consanguínea' que hace disminuir la capacidad de adaptarse a los cambios en el medio ambiente y reproducirse.
El proyecto de investigación obtuvo una puntuación final de 88 sobre 100, con algunas de sus valoraciones calificadas de excelentes. Una de sus fortalezas es contar con un conocimiento exacto de la población fundadora y el pedigrí del Gochu Asturcelta, con un banco de ADN que incluye a prácticamente todos los animales de la raza brindando unas posibilidades poco habituales para este tipo de investigación. Las conclusiones obtenidas serán extrapolables a otras poblaciones ganaderas en las que el desconocimiento de la población fundadora es la norma.
Los investigadores escogieron al Gochu Asturcelta por tratarse de un “laboratorio vivo” para la elaboración de este proyecto, dado que la viabilidad de la raza partió de sólo cuatro ejemplares. La estricta política de apareamientos aplicada desde el inicio del programa de conservación en 2002 hizo que aparecieran en el Libro Genealógico de la raza individuos con generaciones discretas en su pedigrí, lo que supone una enorme rareza en poblaciones no experimentales.