Los sanitarios españoles que trabajan en primera línea contra la COVID-19 han sido galardonados con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2020, según ha hecho público hoy el jurado encargado de su concesión.
El jurado de este Premio –convocado por la Fundación Princesa de Asturias– estuvo presidido por Adrián Barbón Rodríguez, presidente del Principado de Asturias, e integrado por Íñigo Abarca Junco, Luis Aires Dupré, Fernando de Almansa Moreno-Barreda, vizconde del Castillo de Almansa, José Ramón Álvarez Rendueles, Ernesto Antolin Arribas, Antonio Basagoiti García-Tuñón, José Antonio Caicoya Cores, Alfredo Canteli Fernández, Carlos Casanueva Varas, Jacobo Cosmen Menéndez-Castañedo, Sol Daurella Comadrán, José Manuel Entrecanales Domecq, Isidro Fainé Casas, Ana Isabel Fernández Álvarez, José Antonio Fernández Carbajal, Pedro Luis Fernández Pérez, José Antonio Fernández Rivero, Luis Fernández-Vega Sanz, Emilio Ferré Solé, Ignacio Garralda Ruiz de Velasco, Ana González Rodríguez, Jaime Gorbeña Yllera, Alicia Koplowitz Romero de Juséu, marquesa de Bellavista, Bartolomé Lora Toro, Laureano Lourido Artime, Alfredo Mahou Herraiz, Marcelino Marcos Lindez, Adolfo Menéndez Menéndez, José Oliu i Creus, María del Pino Calvo-Sotelo, Mariano Puig Planas, Gregorio Rabanal Martínez, Matías Rodríguez Inciarte, Juan Sánchez-Calero Guilarte, Gonzalo Sánchez Martínez, Antonio Suárez Gutiérrez, Gonzalo Urquijo y Fernández de Araoz, Darío Vicario Ramírez, Manuel Villa-Cellino Torre, Juan-Miguel Villar Mir, marqués de Villar Mir, Ignacio Ybarra Aznar, Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos (secretario).
Esta candidatura ha sido propuesta por Ginés Morata, Pedro Miguel Echenique Landiríbar y Sir Salvador Moncada, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2007, 1998 y 1990, respectivamente.
De forma excepcional, con motivo de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19, la reunión se ha desarrollado mediante videoconferencia.
Los profesionales sanitarios españoles en contacto directo con los pacientes afectados por la COVID-19 conforman la primera línea en la lucha contra esta enfermedad en nuestro país y han demostrado, desde que empezó esta emergencia sanitaria, un encomiable nivel de profesionalidad y compromiso. Expuestos a una alta y agresiva carga viral, su entrega incondicional, haciendo frente a largas jornadas de trabajo sin contar, en ocasiones, con el equipamiento y los medios materiales adecuados, según quejas de organizaciones profesionales y sindicales del sector, representa un ejercicio de vocación de servicio y de ejemplaridad ciudadana. Con un espíritu de sacrificio personal sobresaliente en favor de la salud pública y del bienestar del conjunto de la sociedad, se han convertido ya en un símbolo de la lucha contra la mayor pandemia global que ha asolado a la humanidad en el último siglo.
Los profesionales de la medicina, la enfermería, los auxiliares y el resto del personal del sistema sanitario que han atendido directamente a los pacientes contagiados y han realizado su labor en los principales focos de lucha contra la enfermedad del coronavirus ofrecen, con el desempeño de su trabajo, un ejemplo de los valores más estimables del ser humano. Desde los centros de atención primaria hasta los grandes complejos hospitalarios, tanto públicos como privados, este amplio grupo se ha colocado en la vanguardia de un combate en el que están implicadas, de forma intensa, otras organizaciones, empresas y, de una manera también especial, el Ejército y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
El esfuerzo de los sanitarios españoles contra la COVID-19 ha permitido atender un número de casos de pacientes infectados y víctimas mortales muy elevado, realizando incluso, más allá de sus obligaciones, una labor de profunda humanidad al acompañar a enfermos ingresados y a personas cuyos familiares no podían estar presentes en sus últimas horas de vida. Esa responsabilidad ha puesto en riesgo su propia salud personal, hasta el punto de ser el colectivo más afectado por la pandemia en nuestro país, alcanzando los más de 50 000 infectados y más de 60 fallecidos, según datos facilitados por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Surgida en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019, la enfermedad COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, fue declarada pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2009) en el mes de marzo y afecta ya a más de seis millones de personas en más de 180 países. En ese contexto, España es uno de los que con más virulencia ha sufrido su impacto, con 239 479 pacientes diagnosticados a 1 de junio. La propia OMS ha alabado la labor de los sanitarios españoles a través de su director para Europa, el alemán Hans Klugge, que manifestó, sobre la situación de España, sentirse “profundamente impresionado por el heroísmo de los trabajadores en primera línea”.
Medios internacionales, como el periódico The New York Times, han destacado también la labor de los sanitarios de España y han subrayado la abnegación en el desempeño de su cometido. Estos elogios se unen al reconocimiento del conjunto de la sociedad española, que les ha ofrecido innumerables muestras de agradecimiento y solidaridad desde el inicio de la crisis.
Los Premios Princesa de Asturias están destinados, según señala su Reglamento, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupo de personas o de instituciones en el ámbito internacional”. Conforme a estos principios, el Premio Princesa de Asturias de la Concordia se concederá a “la labor de defensa y generalización de los derechos humanos, del fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, del progreso de la humanidad”.
En esta edición concurría al galardón de la Concordia un total de un total de 35 candidaturas procedentes de 19 países.
Este ha sido el primero de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su cuadragésima edición. En los próximos días se fallarán los correspondientes a (por orden) Artes, Comunicación y Humanidades, Ciencias Sociales, Deportes, Letras, Investigación Científica y Técnica, y Cooperación Internacional.
Cada uno de los Premios Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró –símbolo representativo del galardón− un diploma, una insignia y la cantidad en metálico de 50.000 euros.