El pasado diciembre, la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón hacía pública la presencia continuada de una pareja de quebrantahuesos en el Parque Natural del Moncayo, desde la primavera de 2019, apuntando la posibilidad de que finalmente pudiese confirmarse la dispersión natural y nidificación de esta especie en Aragón fuera de su área de distribución pirenaica. Tras la confirmación de la presencia de la pareja en este espacio natural protegido, los servicios técnicos y los Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón pusieron en marcha un programa específico de seguimiento, en el que no solo se vigilaban periódicamente los desplazamientos y el comportamiento de los componentes de la pareja, sino que además incluía el aporte de patas de cordero en puntos específicos, para su alimentación, y de lana, para apoyar e incentivar la construcción del nido.
Esta vigilancia permitió a los APN observar la defensa del territorio por parte de los miembros de la pareja, la construcción de un nido en una de las paredes verticales típicas del Moncayo y la realización de cópulas, indicador de que la pareja parecía consolidada. La vigilancia también permitió confirmar que la hembra llegó a poner al menos un huevo; el cambio de comportamiento en la pareja entorno al nido, y los constantes relevos entre sus miembros, propios de la incubación, así lo atestiguaban. Estos relevos se sucedieron durante los 54 días que dura la incubación en esta especie, aunque la vigilancia por parte de los APN continuó más allá de este periodo, en espera de la que debería ser la siguiente fase natural: la crianza del pollo. Sin embargo, tras diez días más de vigilancia, se constató que no se producía traslado de alimento al nido para la ceba de un posible pollo y después de varias jornadas de comprobación, el pasado fin de semana se pudo confirmar que el nido se encuentra vacío.
Un fracaso previsible
La pareja de quebrantahuesos instalada en el Moncayo está formada por Ezka, hembra de 5 años marcada en Navarra y un macho adulto sin marcas, pirenaico. Con esta información, el fracaso reproductivo de esta pareja entraba dentro de lo probable. No solo por ser la primera vez que lo intentaban en un lugar nuevo para la especie como hábitat de reproducción sino porque, además, en el Pirineo la edad media de los adultos en su primer intento reproductor se sitúa en torno a los 8,8 años, mientras que la edad media para el primer éxito reproductor está en 10,3 años. Estas edades son algo inferiores en parejas alejadas del núcleo principal de la población pirenaica, donde la ausencia de competencia intraespecífica parece favorecer inicios reproductores más precoces, algo que se ha podido comprobar en las parejas formadas en estos últimos años en Andalucía y Picos de Europa gracias a proyectos de reintroducción, aunque también allí los primeros intentos de las jóvenes parejas han acabado frecuentemente en fracaso.
Hito histórico para la conservación del quebrantahuesos en la Península Ibérica
Pese al fracaso, este intento reproductor del quebrantahuesos, de manera natural y fuera del entorno pirenaico, es una noticia extraordinaria para la conservación de la especie en la Península Ibérica, más aún si se tiene en cuenta la escasa capacidad colonizadora que caracteriza a esta especie. La ocupación de este nuevo territorio en el Sistema Ibérico puede entenderse como una señal de cambio, que parece apoyar la idea de saturación de la población de esta especie en el área pirenaica, y que cobra más fuerza al ser el segundo caso que se produce en España en pocos años.
En 2018, en Navarra, en la Sierra de Aralar, se produjo el primer intento reproductor fuera del arco pirenaico, esta vez formado por una unidad reproductora de quebrantahuesos constituida por tres individuos (algo que ocurre aproximadamente en un 30% de las unidades del Pirineo), dos de ellos marcados previamente (Muel y Kiriku), además de otro ejemplar sin marcas. En el caso navarro, en 2018 se detectaron cópulas y construcción de nido, aunque no se llegó a constatar que hubiese puesta; en 2019 se produjo el fracaso durante la incubación del huevo, y finalmente este año 2020 ha llegado a nacer un pollo.
Desde Aragón, donde se encuentra el 40% de la población europea de quebrantahuesos, y conscientes de esa necesidad que parecen mostrar algunos parámetros demográficos de la población de saltar más allá del restringido territorio pirenaico, se viene colaborando desde hace años en diferentes proyectos que tratan de aumentar su área de distribución a través de programas de reintroducción en áreas donde existía constancia de su presencia histórica, como Picos de Europa o el Maestrazgo castellonense.
Así, fruto de las reintroducciones realizadas desde el año 2010, el pasado marzo se informó del nacimiento del primer quebrantahuesos en el Parque Nacional de Picos de Europa, extinto desde aproximadamente siete décadas y cuyos padres son de origen pirenaico. Este programa de reintroducción está desarrollado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), y cuenta con la participación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y las Comunidades autónomas del Principado de Asturias, Cantabria y Castilla-León, además del apoyo del Gobierno de Aragón, que no solo cede los ejemplares para las liberaciones sino que mantiene un esfuerzo constante de seguimiento y de conservación in situ de la especie.
Por su parte, los movimientos a lo largo del Sistema Ibérico de los quebrantahuesos liberados dentro del programa del Maestrazgo, equipados con emisores satélite, han corroborado la idoneidad de esta cadena montañosa para la especie, con visitas frecuentes de los ejemplares a zonas del Maestrazgo turolense, el ibérico riojano o el propio Moncayo. Este proyecto, que echó a andar en 2018, está impulsado por la Comunidad Valenciana, con la colaboración de Aragón, Cataluña, el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y la Fundación para la Conservación de los Buitres (VCF). Teniendo en cuenta las características etológicas de la especie, que tiende a buscar la proximidad de otros congéneres especialmente a la hora de alimentarse, se espera que la instalación de esta nueva pareja en el Moncayo y su intento de cría, puedan favorecer la frecuentación de esta zona por otros ejemplares, actuando así como atractivo para una eventual futura expansión natural de la especie fuera de su clásica área de distribución pirenaica.
Pese a estas buenas noticias y augurios para la conservación de esta especie emblemática de Aragón, conviene recordar que el quebrantahuesos sigue catalogado en Peligro de Extinción a nivel nacional y autonómico, debido fundamentalmente a la mortalidad directa de ejemplares por intoxicaciones, electrocuciones y molestias humanas, a lo que hay que añadir los riesgos inherentes a su reducida población y su, hasta ahora, restringida área de distribución.