Tras casi un año cruzando el planeta de polo a polo, la organización pide a Naciones Unidas un Tratado Global que consiga proteger, al menos, un 30% de los océanos en esta década
El cambio climático, la sobrepesca, la contaminacióń por plásticos, la minería y las prospecciones en busca de petróleo y recursos genéticos son actualmente las principales amenazas de los oceános, sin los que la vida no sería posible. Esa es la principal conclusión a la que ha llegado Greenpeace tras recorrer, a lo largo de un año, puntos tan significativos como el Ártico, la Ciudad Perdida de la Atlántida, el Mar de los Sargazos, el Arrecife del Amazonas, Monte Vema o la Antártida. La expedición “De polo a polo”, la más ambiciosa de la historia de la organización, ha contado con el apoyo de caras conocidas como las actrices Marion Cotillard, Shailene Woodley o Hellen Mirren y ha conseguido evidenciar la necesidad de un Tratado Global de los Océanos que garantice la protección de, al menos, el 30% de los mismos para 2030.
“La amenaza del coronavirus es vital en este momento, pero no se podrá dilatar mucho más el enfrentar otras graves amenazas como la emergencia climática o la situación de los océanos”, ha declarado Pilar Marcos, bióloga marina y responsable de la campaña de Biodiversidad en Greenpeace España.
Algunos datos:
El informe de Naciones Unidas sobre biodiversidad (IPBES) 2019 señalaba que el 66% de los océanos se encuentra deteriorado y solo el 3% de toda la superficie oceánica del mundo está protegida. La vida marina que albergan los océanos es el motor de la bomba biológica del océano: captura el carbono en la superficie y lo almacena a gran profundidad. Sin este servicio esencial, la atmósfera contendría un 50% más de dióxido de carbono y la temperatura del planeta lo volvería inhabitable. Un 59,9% de las poblaciones de peces analizadas están explotadas hasta su rendimiento máximo sostenible. En más de la mitad de los mares, el 55% de su superficie, se desarrollan actividades pesqueras. La alta mar forma un vasto patrimonio mundial que cubre el 61% del área del océano y el 73% de su volumen. Engloba, además, el 43% de la superficie de la Tierra y el 70% del espacio vital en el planeta, incluyendo tierra y mar.
Este mismo mes, científicos de 16 universidades publicaban en la revista Nature un esperanzador dato: “El desafío de reconstruir la vida marina es factible si se toman medidas rápidas para evitar llegar a un punto de inflexión en el que el colapso sea irreversible. Medidas que deben incluir: protección de las especies, pesca responsable, restauración de hábitats, preservación de áreas marinas, reducción de la polución y mitigación del cambio climático”. La ciencia es unánime al denunciar el daño de los océanos y la necesidad de santuarios marinos libres de actividad humana.
En este sentido, este mes de abril estaba prevista la clausura de la reunión internacional en la ONU para la aprobación de un Tratado Global de los Océanos, que ya cuenta con el apoyo del Gobierno español, pero la crisis del coronavirus ha retrasado sine die esta cumbre, al igual que otras relevantes citas medioambientales como la COP 26, prevista en noviembre en Escocia, o la Convención para la Diversidad Biológica, que iba a acoger China en el mes de octubre (no ha sido aún oficialmente cancelada, pero ya se han suspendido las reuniones intermedias).
“2020 iba a ser un año clave pero, a pesar de estos retrasos, hay que continuar empujando los mecanismos políticos para la protección del planeta. Nuestros mares necesitan figuras de protección reales porque no pueden soportar ya la enorme presión a la que los sometemos”, ha añadido Marcos.
Para muestra un botón. La expedición “De polo a polo” ha concluido su periplo en la Antártida, donde Greenpeace ha comprobado la reducción de numerosas colonias de pingüinos debido al aumento de las temperaturas. Para conocer mejor la situación de la Antártida, las principales plataformas de streaming ofrecerán desde hoy el documental “Sanctuary”, dirigido por Álvaro Longoria, que recoge la expedición al continente de los hermanos Javier y Carlos Bardem, junto a Greenpeace, para denunciar su deterioro. En palabras de Javier Bardem: “Ojalá que este documental sirva para sumar nuestro granito de arena. Vivimos ya una emergencia climática y es urgente actuar. Nos enfrentamos al reto final”.
Para todas las personas que quieran compartir la experiencia de navegar con Greenpeace, la organización cierra hoy la expedición “De polo a polo” con este vídeo interactivo, en el que se muestra la vida a bordo del Esperanza, el barco con el que ha cruzado el planeta estos meses y uno de los más emblemáticos de la organización.