Las cifras que maneja el comparador de Acierto.com, sin embargo, revelan que España no sigue la tendencia de la UE, sino que prefiere los perros El análisis ha sido elaborado con motivo del Día Internacional del Gato
Protagonistas de los vídeos de Internet, ágiles y entrañables, los gatos son los únicos animales que cuentan con hasta tres días propios. El 20 de febrero –junto con el 8 de agosto y el 29 de octubre– es uno de ellos. Y no es de extrañar dadas las pasiones que despiertan.
Según los datos que maneja el comparador Acierto.com, los mininos son la mascota preferida por los ciudadanos de la UE. En concreto, se contabilizan casi 104 millones repartidos por los hogares europeos, frente a los 85 millones de perros. No obstante, en España encontramos poco más de 3.000.
De hecho, somos los europeos con menor porcentaje de gatos en nuestras viviendas (11%), por delante de los turcos (13%) y los eslovacos (15%). En el lado opuesto de la lista encontramos a los rumanos (casi la mitad de los hogares tienen gatos), rusos (39%) y letones (38%). El clima podría ser uno de los condicionantes a la hora de decantarnos por uno u otro, pero no hay datos concluyentes.
En el caso de los gatos, además, la raza carece de importancia a la hora de escoger al animal, aunque los grandes favoritos son los persas y los siameses. Respecto a los perros, destacan el Yorkshire terrier y el pastor alemán.
Beneficios de los gatos para nuestra salud
Sin embargo, tener un gato entraña múltiples beneficios para nuestra salud. Entre otros, son capaces de reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés), y tienen efectos positivos sobre las personas con autismo. También se asocian a la reducción de la presión sanguínea y del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, 8 de cada 10 encuestados afirmó que tener gato impacta positivamente en su vida y le genera emociones de bienestar. Para más del 60% su minino es un apoyo emocional en momentos difíciles. Asimismo, reducen las posibilidades de desarrollar asmas y alergias, y refuerzan el sistema inmunitario.
Tener gato sale a cuenta
Por otra parte, tampoco podemos perder de vista que mantener a nuestros felinos resulta más económico –si lo comparamos con los perros–. Según los cálculos del comparador Acierto.com, el coste de tener un gato es de 550 euros anuales, frente a los 850 euros de implica acoger a un can. Aquí entran en juego desde las vacunas hasta los collares y otros accesorios.
Así, si adoptamos un gato, gastaremos hasta 50 euros menos en vacunas. Con la esterilización la diferencia asciende a los 130 euros. También destinaremos un importe menor a la desparasitación –salen menos de casa– y a la higiene del animal.
Asegurar a un gato es más barato
En cuanto a sus seguros y tal y como indica Amanda Cuns, experta de Acierto.com “un seguro de gato puede ser más barato que uno pensado para un perro de raza potencialmente peligrosa. Principalmente porque un gato necesita tener cubiertos accidentes y enfermedades, pero no tanto la responsabilidad civil”.
Además, en el caso de los perros de raza potencialmente peligrosa, al ser obligatorio el seguro, las compañías pueden permitirse elevar la prima, cosa que no sucede con los felinos. En añadidura, el daño que puede causar un perro de raza potencialmente peligrosa (o no peligrosa) suele ser mayor.
No obstante, la mayoría de seguros para gatos cubren tanto los costes fruto de indemnizaciones a terceros como aquellos derivados de gastos médicos y accidentes –por ejemplo, si se cae por la ventana–. Las enfermedades transmitidas también son consideradas como daños a terceros.
En el precio de la póliza, además de lo dicho, influirá la edad del animal, su raza –algunos animales de raza tienen predisposición genética a padecer determinadas enfermedades o tienen un coste muy elevado–, estado de salud general, y otras características.
Además de la amplitud de las coberturas. De hecho, muchas aseguradoras incluyen asistencia telefónica de orientación veterinaria, compensaciones económicas en caso de robo, y cobertura de gastos por extravío. También estancias en residencias, gastos de desplazamiento para tratamientos especializados e incluso el coste del sacrificio e incineración de nuestro peludo.