La zona ha sido elegida tras analizar múltiples variantes y podría contribuir a conectar las poblaciones oseras del oriente y el occidente
El plantígrado, encontrado con serios problemas de salud, pasó por el Centro de la Fauna Silvestre de Cantabria y desde septiembre permanece en el monte de Valsemana, en León
La cría de oso cantábrico recogida a finales de mayo en las inmediaciones del cercado de Proaza, conocida como Saba, se reintroducirá en el Parque Nacional de los Picos de Europa en los próximos días. El principal motivo para devolverla al medio natural es que se aclimate a su nuevo entorno antes de pasar al periodo de hibernación.
Los equipos técnicos del Principado, el Gobierno de Cantabria y la Junta de Castilla y León, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, han trabajado de forma conjunta, a través de protocolos comunes, y ultiman el operativo necesario para la suelta del animal. La liberación se hará en condiciones de extrema precaución y sin contacto con humanos para aumentar las posibilidades de éxito de la reintroducción en el medio natural. De este modo, la zona de la suelta se ha elegido tras analizar múltiples variables, entre las que destacan la disponibilidad de alimento y la baja presencia de personas. Asimismo, su traslado al núcleo oriental de la cordillera cantábrica podría contribuir a conectar la población osera presente en esta área, no muy numerosa, con la del occidente, mucho más estabilizada.
La osezna ha pasado el último mes y medio en un recinto en semilibertad en el monte de Valsemana, en León. Durante este tiempo, ha continuado recuperando peso -se espera que supere los 35-40 kilogramos- y muestra un comportamiento de alerta y búsqueda activa de alimento, por lo que presenta condiciones óptimas para proceder a la fase final de transporte y liberación en el medio natural. Estas instalaciones, un espacio aislado, amplio y con un adecuado enriquecimiento ambiental, han facilitado la aclimatación del animal.
La Guardería de Medio Natural del Principado, en colaboración con técnicos especializados, recogió a la cría en las inmediaciones del cercado osero de Proaza. Padecía desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas y fue enviada a un centro veterinario para estabilizarla.
Tras experimentar una leve mejoría, se acordó su traslado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria, unas instalaciones específicas para el tratamiento de osos pardos. Durante los tres meses que permaneció allí, estuvo bajo control permanente y especializado, aunque sin contacto visual con sus cuidadores, y alcanzó un desarrollo óptimo, hasta llegar a los 23 kilogramos de peso.
En ese momento, el pasado septiembre, se trasladó al recinto de Valsemana como paso previo a su reintroducción en el medio natural.