La ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, ha entregado en el Cementerio de La Almudena declaraciones de reparación y reconocimiento personal a los familiares de 18 represaliados fusilados en sus tapias.
Dolores Delgado, ha subrayado el compromiso del Gobierno de eliminar los vestigios de la dictadura para ofrecer a sus víctimas "verdad, justicia y reparación". Ochenta años después del final de la guerra civil, ha lamentado la ministra, "el dolor y el deseo de justicia permanecen intactos, porque la memoria seguirá viva mientras sigan existiendo cunetas y fosas."
Los represaliados homenajeados hoy son Ricardo Agudo López, Filiberto Agudo Rioja, Julián Arriaga Bargueño, Santiago Domínguez Riaza, Luis Fernández Aguado, Carlos Fernández Andrés, Ernesto Fernández Díaz, Feliciano García Rodilla, José Gómez Herradón, Pablo González Fernández, Fernando Izquierdo Montes, Valeriano Jara López, José Martín-Camuñas Ayala, Casto Martín Virseda, Tomás Montero Labrandero, Anastasio Moreno Martínez, Francisco Peinado Baonza y Julián Rodríguez Gálvez. Todos ellos han visto reconocido el derecho a la reparación moral y al reconocimiento personal que se recoge en el artículo 4 de la Ley de Memoria Histórica.
Delgado ha recordado a todas las personas anónimas que, como ellos, padecieron persecución y violencia por razones políticas e ideológicas durante la guerra civil y la dictadura. Según el historiador Fernando Hernández Sánchez, cerca de 3.000 personas fueron fusiladas entre 1939 y 1945 en los muros e inmediaciones del Cementerio de La Almudena.
La ministra ha señalado que, entre ellos, había sastres, albañiles, militares, militantes de partidos políticos y sindicatos, carpinteros, periodistas o abogados, condenados a muerte "por rojos". Delgado ha recordado que los presos varones eran trasladados a la prisión provincial de Porlier, donde, tras escuchar la lectura de la diligencia de ejecución, se les llevaba al cementerio para su fusilamiento y posterior enterramiento. A los diez años, los cadáveres eran exhumados y enviados al osario o fosa común.
Entre las paredes del cementerio fueron ejecutadas también cerca de 80 mujeres, entre ellas, 'Las Trece Rosas', 13 jóvenes fusiladas por la dictadura franquista el 5 de agosto de 1939 como responsables de un 'delito de adhesión a la rebelión'.