Este relanzamiento es fruto de un proyecto que ha buscado afianzar la identidad y los valores de la bodega, más reconocibles que nunca: Raíces, terruño, pasión, felicidad, disfrute y placer Ubicada en la Rioja Oriental, se caracteriza por crear vinos únicos, que ahora se dividen en dos gamas diferenciadas: la Clásica, con sus cinco vinos típicos de la DOC Rioja, y la de Vinos de Parcela, englobada bajo el sobrenombre de COLECCIÓN RAICES.
Asturias.-Bajo la marca Real Agrado se cuenta una historia de terruño y pasión que se remonta a 1974, año de fundación de la sociedad matriz Viñedos de Alfaro en la Rioja Oriental. Desde finales del año 2018, el Grupo El Gaitero, que hasta entonces poseía el 50%, es propietario único de esta bodega tan especial, y con su llegada se han sucedido una serie de cambios que han culminado en el relanzamiento de la marca a través de una imagen renovada y un claro objetivo:
La creación de una identidad reconocible y definida, asociada a unos valores y a un relato. Con la nueva imagen de Real Agrado se pretende expresar las dos identidades de la bodega, combinando un elemento racional (la utilización de uva propia exclusivamente en los vinos), con un lado más emocional dado por el nombre de la marca (Agrado entendido como la sensación de felicidad que se obtiene al hacer algo que te gusta). Esta dualidad es ahora reconocible a través de la nueva imagen:
El logo de la marca incorpora las palabras RAICES · TERRUÑO · PASIÓN, que remiten al origen de Rioja, al cuidado del viñedo propio, y al amor y dedicación de todos aquellos que están detrás el proyecto.
Las etiquetas reflejan, en diferentes proporciones, tanto la conexión con el viñedo como la felicidad y disfrute que suscitan los vinos en el consumidor: En la Gama Clásica, el viñedo se convierte en una especie de escenario real en el que se representan diferentes sensaciones de felicidad o placer (combinando la parte racional y la emocional que lleva implícita la marca Real Agrado).
Por otro lado las etiquetas de la Colección Raíces, dirigida a los buscadores de piezas únicas, expresan cierta exclusividad y al mismo tiempo cierta rudeza, y la combinación de ambas aporta una genial originalidad. Son etiquetas austeras y singulares que subrayan mediante la tipografía la personalidad de cada uno de los cuatro viñedos que la conforman: LAS PLANAS, CANTERABUEY, LA LOBERA Y RODILES, y que dan lugar a los cuatro vinos.
Todos ellos estarán disponibles en los mejores restaurantes y tiendas de vino y harán las delicias de los paladares más selectos, que con esta nueva imagen identificarán la filosofía de la marca antes incluso de descorchar esos vinos únicos elaborados solo con uvas de sus viñedos, con las mismas variedades y siempre obtenidas del mismo terreno. Un auténtico agrado.