LA HERMANDAD DE DEFENSORES DE OVIEDO HA PROPUESTO LA CONCESIÓN DE LAS MEDALLAS DE PLATA DE ASTURIAS A:
DON EDUARDO LÓPEZ DE OCHOA Y PORTUONDO, General
DON JUAN YAGÜE BLANCO, Teniente Coronel
LAS DAMAS DE LA CRUZ AZUL
LAS DIEZ TELEFONISTAS DE LA COMPAÑÍA TELEFÓNICA EN OVIEDO
LAS 120 MUJERES, ANCIANOS Y NIÑOS MUERTOS POR EL BOMBARDEO DE LA CASA DEL CHORÍN, EN OVIEDO, EL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1936
LAS MONJAS Y ENFERMERAS MUERTAS POR EL BOMBARDEO DEL HOSPITAL DE OVIEDO EL 23 DE FEBRERO DE 1937
La HERMANDAD DE DEFENSORES DE OVIEDO ha elevado al Presidente del Principado de Asturias y al Presidente de la Junta General, esta propuesta de concesión de las Medallas de Plata del Principado de Asturias, toda vez que ya han sido concedidas las Medallas de Oro. Lo hizo de conformidad con la Ley 4/1986, de 15 de mayo, reguladora de los honores y distinciones del Principado de Asturias, y al amparo del artículo 13.1.d) de la misma.
Se trata, en unos casos, de militares que defendieron la II República española de la sangrienta revuelta que dio en llamarse Revolución de Octubre en Asturias. En otros, de personal civil femenino que cumplió su deber con abnegación y sacrificio de su vida. Y por último, de personal civil femenino, ancianos y niños, que perecieron víctimas de los atroces bombardeos sufridos por la población de Oviedo durante su cerco y sitio en 1936 y 1937.
Los méritos que justifican la propuesta son los siguientes:
DON EDUARDO LÓPEZ DE OCHOA Y PORTUONDO, General.
Por el reconocimiento a este militar y a su memoria histórica, que -al servicio de la II República española y por mandato directo del Consejo de Ministros, presidido por Alejandro Lerroux, y del propio Presidente de la República Alcalá Zamora- fue capaz de sofocar la sangrienta revuelta que dio en llamarse Revolución de Octubre de 1934, en Asturias. El General López Ochoa, avanzando desde Lugo, consiguió tomar Oviedo en apenas una semana. Fue reconocido por su trato humanitario a los insurrectos y llegó a pactar con uno de los cabecillas de la revuelta, Belarmino Tomás, la rendición incruenta de muchos de ellos. Su intervención consiguió salvar a la II República Española en un momento de máximo peligro de sovietización. Pese a ello, fue asesinado en Madrid el 17 de agosto de 1936, cuando permanecía convaleciente en un hospital, sin haber llegado a participar por lo tanto en el Alzamiento militar de julio de 1936. Su cadáver fue decapitado y su cabeza paseada por el populacho en Madrid.
DON JUAN YAGÜE BLANCO, Teniente Coronel.
Por el reconocimiento al papel de este militar, como Teniente Coronel, en la defensa de la II República española, tras la proclamación en octubre de 1934 de la llamada República Socialista Asturiana. La reacción del Gobierno de la República consistió en que los generales Goded y Franco fuesen llamados al Estado Mayor en Madrid para dirigir la contraofensiva. Ambos recomiendan conducir hacia Asturias a la Legión -o Tercio de Extranjeros- y a los Regulares de Marruecos, también denominadas fuerzas regulares indígenas de Melilla. Para dirigir estas fuerzas, el Gobierno de la República llama al Teniente Coronel Yagüe, quien consigue restablecer en poco tiempo el orden legítimo. No pudieron evitarse hasta entonces las quemas de varias iglesias y conventos; la destrucción de numerosos Registros Civiles, archivos y fondos artísticos y bibliográficos de extraordinario valor; la voladura de la Cámara Santa o la quema de la sillería del coro de la Catedral de Oviedo, entre otras actuaciones de barbarie; así como cuantiosos crímenes cometidos por los revolucionarios.
DAMAS DE LA CRUZ AZUL.
Por la labor desplegada en la retaguardia de los frentes en la guerra del 36-39 por estas mujeres, que fueron capaces de organizar un extenso servicio de cocinas, lavandería, recogida de donativos y cuidado de heridos, entre otras actuaciones. Todo ello, en medio de las penurias y penosidades del momento, con total abnegación y desinterés, en especial en la Defensa de Oviedo.
LAS DIEZ TELEFONISTAS DE LA COMPAÑÍA TELEFÓNICA NACIONAL EN OVIEDO.
Por el reconocimiento en el cumplimiento de su deber profesional a este personal civil femenino, que en pleno cerco de Oviedo en los meses posteriores a julio de 1936, y aún después de la Liberación de la ciudad en octubre, desafiaron todos los obstáculos, plantando cara al peligro, en medio de los continuos bombardeos de artillería y aviación. En plena guerra continuaron atendiendo las centralitas, mientras sus compañeros masculinos, técnicos y obreros, instalaban teléfonos y tendían líneas. Pese a que el edificio de la Telefónica, en la plaza de Porlier, era objetivo preferente de las bombas, ellas se negaron a abandonar el inmueble, trabajando con plena dedicación. Estos son sus nombres: Doña Rita Cachero, Doña Adela Alonso, Doña María Luisa Argüelles, Doña Asunción García, Doña Dolores Fernández, Doña Emilia Rivera, Doña María Antonia García, Doña Petra Cantalapiedra, Doña Elena Martínez y Doña Eleuteria García.
LAS 120 MUJERES, ANCIANOS Y NIÑOS MUERTOS POR EL BOMBARDEO DE LA CASA DEL CHORÍN, EN OVIEDO, EL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1936.
Por la memoria histórica de los 120 muertos -todos civiles- a consecuencia del bombardeo que la aviación roja lanzó aquel fatídico día sobre Oviedo -más de 500 bombas-, impactando una de ellas en los sótanos de la Casa del Chorín (actual esquina calles Foncalada y Caveda), que estaban habilitados como refugio antiaéreo. Los cuerpos destrozados de los cadáveres de las mujeres, ancianos y niños causaron un vivo impacto en los rescatadores.
LAS MONJAS Y ENFERMERAS MUERTAS POR EL BOMBARDEO DEL HOSPITAL DE OVIEDO EL 23 DE FEBRERO DE 1937.
Por el reconocimiento a todas ellas y su memoria histórica, muertas por el intensísimo bombardeo que los sitiadores de Oviedo llevaron a cabo en tan aciago día. La causa fue la orden de Ladreda, jefe rojo de la 8.ª Brigada en el sector de La Manjoya: "El enemigo reconcentrado en el Hospital, hagan fuego de artillería". Los grandes y bien visibles signos del exclusivo destino del edificio, no hicieron más que contribuir a afinar la puntería de los atacantes. Más de un centenar de muertos quedaron bajo las ruinas del Hospital de Oviedo, siendo digno de reconocer el gesto de las monjas y enfermeras -todas personal civil- que atendiendo a las decenas de heridos que allí murieron, se negaron a abandonarlos y supieron morir cumpliendo su misión hasta el final.
La HERMANDAD DE DEFENSORES DE OVIEDO solicitó al Sr. Presidente del Principado de Asturias, y en lo que corresponda, al Sr. Presidente de la Junta General, que hagan suya esta propuesta de concesión de las Medallas de Plata de Asturias, iniciándose al efecto el procedimiento señalado en los artículos 13 y siguientes de la citada Ley 4/1986, para su acuerdo por el Consejo de Gobierno, en reconocimiento a todos los propuestos y a su memoria histórica.