Navelgas (por MANOLO LINARES).-En los años veinte del pasado siglo, Ignacio González, un vecino de Navelgas que había emigrado a Cuba, pensó, que al no tener hijos, lo mejor sería dejar el capital, producto de su trabajo como emigrante, para su pueblo, por ello decidió hacer una fundación y construir un colegio que sería regentado por los padres dominicos con el fin de que los niños y la juventud de la comarca pudiese llegar a los estudios y a la cultura de la que él había carecido; así nació la Fundación del Santísimo Cristo; pero ese gran proyecto, que hubiese sido motor de la comarca, se vió truncado por la guerra civil, durante la cual asesinaron a los frailes y, aunque se
volvió a abrir en los años cuarenta, no fueron capaces a mantenerlo y lo vendieron a unas monjas de clausura del Cister, que en sus últimos años de estancia en Navelgas, pidieron dispensa de la clausura y se dedicaron a la enseñanza; de aquellas monjas mantengo un grato recuerdo del coro, sus voces eran como ángeles y el gregoriano que interpretaban, nada tenía que envidiar al que ahora podemos escuchar en las Pelayas.
Pasados unos años la monjas lo vendieron al Ministerio de Educación quienes pusieron en marcha, con este edificio piloto, un programa de Escuelas-Hogar, con internado y con un excelente resultado.
Las Escuelas-hogar facilitaron la escolarización de muchos niños que vivían en lugares de difícil acceso y con el internado les evitaron largos viajes a horas intempestivas, muchos de ellos a pìe, con lo que consiguieron un mejor aprovechamiento de su tiempo para los estudios y para el ocio y para la higiene, con un tipo de alimentación variado alternando las proteínas y las vitaminas, entre estos, frutas y ensaladas nada frecuente en nuestras casas por aquellas épocas, años sesenta. Al frente de esta experiencia, como directora, se encontraba una extraordinaria mujer, por su hacer y su saber: Maruja Sanjulian, nativa de Vegadeo, quien ha dejado la huella de una gran labor.
Los internados, facilitaron la convivencia entre los alumnos que, en su mayoría conservan un excelente recuerdo de la época, ya que en los internados, al igual que en la mili, nacen unas relaciones que, con frecuencia superan el efecto del vacío que deja la ausencia de la familia, de ahí que surja la frase de, “ la familia me la imponen, los amigos los elijo”, por ello, creo que la idea de Ana, Jaime Jose Manuel, Carlos y otros muchos, de iniciar una “quedada” para el reencuentro, tanto entre alumnos como con profesores ha tenido un resultado muy feliz con el éxito de la reunión anual en el propio pueblo de Navelgas, al que fueron llegando de diversos puntos de nuestra geografía, con la nostalgia del pasado, el día tres de agosto, para celebrarlo con una comida que reunió a ciento ochenta personas.
Tras cincuenta años de ausencia surgieron los reconocimientos, las preguntas, las anécdotas y las historias de una época que ha sido
tremendamente importante en la vida de estos hombre y mujeres, la mayoría de ellos abuelos, que por aquel entonces eran niños, entre los que se encuentra el padre del ahijado del, entonces Príncipe de Asturias, hoy rey Felipe VI, en la entrega del Premio al Primer Pueblo Ejemplar de Asturias en San Esteban de Cuñaba, Peñamellera Baja. Las Escuelas-Hogar han dejado una profunda huella porque además de la cultura general hacían una labor de formación profesional, saliendo muchos de ellos con colocaciones o negocios de hostelería.
Me ha sorprendido ver con qué emoción recorren las dependencias del viejo colegio, buscando el recuerdo de un rincón perdido, en donde habían dejado lágrimas y risas pero que, en este día todo se ha tornado en emociones y gratos recuerdos; también he visto con agrado, que todas estas gentes tienen mas interés por el Colegio que nosotros mismos, vecinos del pueblo, se preguntaban una y otra vez porque no se repone el balcón, ¿ quién es el responsable del edificio ?. Triste, una vez mas, la administración, los recaudadores de impuestos.