La expedición Hispano-Lusa EXPLOSEA2 descubre un nuevo jardín de corales en las Azores, un modelo de recuperación ecológica para la erupción del volcán de la Restinga ocurrida en El Hierro en 2011-2012
El floreciente jardín de corales se localiza entre 125 y 160 m de profundidad, en la zona donde tuvo lugar la devastadora erupción submarina de Capelinhos en 1959, al oeste de la Isla de Faial, y constituye que ahora una zona de elevada riqueza biológica. Es la primera vez que una expedición organizada por instituciones españolas y portuguesas localiza un jardín submarino de corales blandos. Además, se trata del primer jardín de corales reconocido en el Archipiélago de Azores.
La expedición oceanográfica, que comenzó el 11 de junio y finalizará el 27 de julio a bordo del buque oceanográfico “Sarmiento de Gamboa” está organizada por el Área de Geología Marina del Instituto Geológico y Minero de España en colaboración con la Estrutura de Missão para a Extensão da Plataforma Continental (EMEPC). Esta expedición que se realiza en el marco del proyecto EXPLOSEA tiene como objetivo explorar y localizar emisiones submarinas hidrotermales asociadas al vulcanismo y los hábitats submarinos que promueven. Con este objetivo se han realizado levantamientos del fondo marino con sonda multihaz para la adquisición de datos batimétricos, perfiles de CTD (conductividad, temperatura y profundidad) e inmersiones con el ROV "Luso” para la obtención de muestras de agua y videos de alta resolución en las zonas de interés.
El equipo científico compuesto por investigadores multidisciplinares del IGME, EMEPC, ITER, Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Gottingen, IHM, IMAR y Universidad de las Azores, descubrió mediante las inmersiones con el ROV “Luso”, un nuevo jardín submarino de corales blandos dominado por una especie del Orden Alcyonacea. Luis Somoza, jefe de la expedición científica del proyecto EXPLOSEA2 ha informado de que “se trata de un descubrimiento extraordinario, este jardín submarino de coral ha crecido sobre tres conos volcánicos submarinos en la zona donde tuvo lugar la devastadora erupción de Capelinhos hace 52 años y donde el fondo marino emergió formando una nueva isla.
La zona submarina de la erupción submarina, rica en hierro, ofrece las condiciones perfectas para el desarrollo de todo un ecosistema con elevada riqueza biológica ideales para la formación de un espléndido jardín de corales. Las condiciones del fondo marino son similares al volcán de El Hierro de 2011-2012, y que el mismo equipo investigó en 2014. El descubrimiento demuestra la importancia proteger estas áreas de erupciones volcánicas, que en principio podría pensarse que serían estériles y permite avalar la sucesión ecológica de especies que se desarrolla después de un evento geológico de gran impacto como una erupción volcánica submarina”.
“Un evento similar -añade Somoza- ocurrió en 2011 y 2012 en la isla de El Hierro en las islas Canarias y con este hallazgo sabemos ahora que el mismo tipo de jardín de corales blandos se podrá formar en la zona de erupción de El Hierro, siendo una de las primeras comunidades de corales que crecerán en la zona. A diferencia de los corales duros que forman arrecifes dependiendo de la disponibilidad de carbonato cálcico en el agua, los corales blandos *no necesitan este componente que no está disponible en los fondos marinos de estas zonas de erupción reciente. En el caso del volcán de Capelinhos, en la isla de Faial, el área ahora descubierta se encuentra dentro de un área marina protegida, en el Parque Marino de las Azores, lo que recalca la importancia de crear zonas protegidas submarinas en archipiélagos de origen volcánicos como son las Azores y Canarias”. Como explica Antonio Calado, coordinador a bordo del equipo de pilotos del ROV Luso “con la experiencia que tenemos de más de 10 años de operaciones en aguas profundas con el ROV Luso, reconocemos cuando llegamos a un lugar especial. ¡Este fue uno de esos días!” -recalca Antonio Calado-.
“Debemos enseñar al mundo que zonas como ésta deben ser investigadas para conocer su evolución y, por ende, ser protegidas”. “Cuando los encontramos tenemos el desafío de caracterizarlas de la mejor forma, ya sea a través de la adquisición de datos que ayuden a comprender los rasgos específicos de la zona, o mediante imágenes de alta definición, que ayuden a entender la singularidad de la zona estudiada y mediante la toma de muestras, que pretendemos que sea lo menos perturbadora posible, preservando sus características”. Marina Carreiro-Silva, investigadora de IMAR de la Universidad de las Azores, especialista en ecosistemas de corales profundos e investigadora invitada a bordo, ha indicado que “este jardín de corales constituye un nuevo tipo de hábitat nunca antes descrito, que contribuye a aumentar el conocimiento de la biodiversidad y a la cartografía de los ecosistemas marinos vulnerables de las Azores en el ámbito de proyectos internacionales y nacionales en curso de nuestro grupo de investigación.
La monitorización de esta zona constituye una oportunidad singular para el estudio de los procesos de colonización biológica, crecimiento y longevidad de estos organismos, bien para la validación del potencial de recuperación natural de comunidades de corales objeto de impacto por la actividad humana, como para conocer el crecimiento de ecosistema marino después de un evento geológico como es una erupción submarina devastadora”.
(*) Los corales blandos son organismos coloniales que crecen usualmente sobre superficies rocosas. No tienen un esqueleto rígido de carbonato cálcico que les sirva de soporto, al contrario que los corales duros que forman arrecifes.