El equipo científico del MUJA recupera un bloque con huellas de pterosaurios en los acantilados de Villar (Tazones) con la ayuda del helicóptero del SEPA
Asturias.- El equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) ha recuperado esta tarde un bloque de arenisca jurásica con huellas de pterosaurios (reptiles voladores), en los acantilados de Villar (Tazones), en Villaviciosa, con la ayuda del helicóptero de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA). El SEPA ha realizado este servicio de carácter excepcional dado el valor de la pieza y el riesgo de que desaparezca. La Directora General de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo; la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Villaviciosa, Lydia Espina; y el Concejal de Puertos, Pesca, Playas y Medio Ambiente de Colunga, Jesús Menéndez, estuvieron presentes en la recuperación de esta pieza en la que ha participado el equipo de investigación del MUJA, formado por los geólogos José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela.
Las huellas de pisadas fósiles o icnitas de pterosaurios se conservan como contramoldes en la base de un bloque suelto de arenisca. Fueron descubiertas por el equipo de investigación del MUJA en los acantilados de Villar (Tazones), muy cerca del límite de esta parroquia con la de Oles, en Villaviciosa, al este de la Punta del Olivo. Dada la magnífica conservación de las huellas, pertenecientes tanto a las manos como a los pies, se aprecian diversos caracteres específicos.
Las icnitas de los pies son triangulares con cuatro dedos largos y estrechos terminados en garras, presentan almohadillas digitales y algunas de ellas las impresiones de las escamas de la piel. Las huellas de las manos tienen tres dedos que aumentan de tamaño del primero al tercero, algunas muestran las impresiones de las garras y otras las evidencias de las membranas interdigitales que existían entre los dedos.
Estas morfologías permiten atribuirlas a un pterosaurio que flotaba parcialmente en la orilla de un río, posiblemente en busca de alimento. Las dimensiones de las huellas prueban que se trataba de un reptil alado de considerable tamaño para el Jurásico Superior, unos 5 metros de envergadura, de un extremo del ala al otro.
El bloque de arenisca que contiene las icnitas pertenece al conjunto de rocas silíceas de la segunda mitad del Jurásico que conocemos como Formación Lastres, originadas cuando la antigua costa de Asturias, mucho antes del desarrollo de los actuales acantilados, estaba dominada por sistemas deltaicos que desembocaban en un mar interior, hace ahora unos 154 millones de años.
Esta superficie extraída con huellas de pterosaurios es la continuación de otras ya recuperadas hace años y que se encuentran depositadas, y una de ellas expuestas, en el Museo del Jurásico de Asturias. El número de icnitas, su tamaño y la excelente conservación que presentan hace de este yacimiento el más completo y mejor conservado a nivel mundial.
Además, en la misma operación se ha podido extraer otro bloque de arenisca con un rastro muy bien conservado de un limúlido, conocido popularmente como cangrejo cacerola o cangrejo herradura, un artrópodo emparentado más con los arácnidos que con los crustáceos.