Por Manuel García Linares
Hace nueve años que Navelgas inició su andadura para recuperar una vieja tradición conocida en todo Asturias como la Esfoyaza y el Amagüesto, pero en gran parte del occidente se le da el nombre de Esfoyón y Amagosto. Se eligió para ello un marco incomparable entre centenarias casonas y viejas paneras con caleyas y pasadizos, junto a las cantarinas aguas de los arroyos y lavaderos en donde las lozanas mozuelas, al igual que las “xanas”, peinan sus dorados cabellos en el reflejo del remanso, bajo la luna llena para, en la noche, acercarse al lugar del esfoyón, con disimulada coquetería con el fin de ganarse la atracción del galán que entre panoya y panoya le lanzaba alguna picaresca copla con el fin de adularla.
Al comenzar l’esfoyón
no me tires las panoyas,
que toi faciendo la riestra,
ya non puedo respondete.
Así empieza la Noche Mágica, entre tenues luces de antorchas en donde los rapaces y rapazas corren unos tras otros mientras suenan las gaitas, los cantos o se danza; al fuego se amagostan las castañas que con la “garutsa” hacen de tal fruto un manjar de dioses; la luna se esconde tras las nubes, recortando el perfil de los montes que arropan la vieja aldea. Alicia "arroxa" el forno y en el se cuecen rapas de maíz y sabrosas empanadas, mientras en el fuego de la “ tsariega “ se cuece el café de calceta revuelto con un tizón; se avanza en el esfoyón, ya van subiendo, al corredor de la panera, las ristras de maíz, trenzadas con gran maestría y en competencia por los mozos de San Fructuoso, Santa Eulalia, Yervo o zardaín, al fondo se oye el martillo sobre el yunque con el que Germán y Cesar dan forma a los clavos que luego pondrá en sus madreñas Claudio el de Villar; María, en su “tayuelo”, cerca del fuego, con el fuxo y la rueca va filando la lana, se desnata la "Tseite y se fai manteica"; Manolo el de Tarantiellos casa las blindas para hacer maniegos, sobre una chapa, al lado del tambor de las castañas se van friendo frixuelos.
“ La xente veladora y placentera
de comer la “garutsa” daba traza;
había figos una “goxa” entera,
peres del fornu, gaxos de fogaza… “
Así va trascurriendo la noche en la zona más entrañable de mi aldea, con el amor y el encanto de las llamas de la tradición; recuerdos de todo aquello que contribuyó a forjar la vida y la cultura de un pueblo que hoy se recrea en ello con las leyendas de los lobos, los aparecidos, las "tsuminarias", las fuentes y las xanas contadas al lado de la lumbre, mientras se oye una copla del esfoyón que un mozo le canta a la moza, tras tirarle la panoya, y mirándole a los ojos:
Dices que duermes sola,
mientes, te digo,
que con el pensamiento
duermes conmigo.