El director técnico de Protección Radiológica del Consejo Seguridad Nuclear (CSN), Juan Carlos Lentijo, ha avanzado esta mañana que los reactores 1, 2 y 3 de la central de Fukushima-Daiichi se encuentran técnicamente en estado de parada fría, esto es, con una temperatura inferior a 100 ºC. Sin embargo, ha advertido que, siguiendo un principio de precaución, las autoridades japonesas “no lo anunciarán oficialmente hasta dentro de unas semanas”.
Lentijo ha visitado por segunda vez la zona contaminada de Fukushima-Daiichi tras el desastre nuclear ocurrido en marzo. En esta ocasión ha sido el coordinador de una misión del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) para “valorar las dosis de exposición” y el cumplimiento del programa de descontaminación.
“Vimos el programa [de descontaminación] bastante bien asentado, aunque todavía es pronto para decirlo”, ha dicho Lentijo.
Esta misión, a diferencia de la primera en que participó el experto de CSN, no estaba tan enfocada en el área de la central nuclear como en las zonas exteriores afectadas por la contaminación. Pese a ello, los participantes tuvieron acceso a la llamada “zona restringida”, el área de 20 kilómetros alrededor de la central con dosis actuales de radiación absorbida de unos 100 milisieverts por año.
Los doce miembros de este programa de rehabilitación procedían del OIEA y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en ingles), además de un ruso experto en la descontaminación de Chernóbil).
“Japón cuenta con un plan de gestión de residuos, pero no tienen sitios donde almacenar los isótopos de cesio liberados”
El primer objetivo de las autoridades japonesas es descontaminar aquellas zonas circundantes a la planta “capaces de provocar al individuo una dosis de 20 mSv/año”, ha explicado Lentijo, que ha tildado el plan japonés de “ambicioso, pero conservador”, en el sentido de que Japón está considerando niveles de peligro por radiación más estrictos que los que dicta la normativa internacional.
El objetivo secundario de este plan de descontaminación pretende “la reducción de la dosis de radiación hasta 1 mSv/año por encima del fondo radiactivo natural”.
Una escala por debajo de Chernóbil
El accidente nuclear de Fukushima comparte con el de Chernóbil un nivel 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. Sin ánimo de restar peligrosidad al accidente japonés, Lentijo ha advertido de que los datos registrados muestran enormes diferencias. Actualmente, la zona cuya contaminación supera los 20 mSv/año tiene una superficie de 1.000 kilómetros cuadrados, frente a los 20.000 de la zona de Chernóbil en el momento del desastre. Fukushima ha estado, para Lentijo, “una escala por debajo de Chernóbil en cuanto a emisiones, territorio afectado y población afectada”.
Según Lentijo, “en Chernóbil, tras la explosión del reactor, salieron muchos isótopos pesados, de vida larga”. En Fukushima, “hubo preocupación por la liberación de isótopos de gases nobles, estroncio o telurio. Pero son productos muy volátiles. El yodo 131, que preocupaba al principio, tiene una vida media de de 8 días y desapareció muy rápido”. Ahora mismo, los esfuerzos se centran en dos isótopos del cesio, el Cs-134 y Cs-137.
“Japón cuenta con un plan de gestión de residuos, pero no tienen sitios donde almacenar este cesio”, ha dicho Lentijo.
Para proceder a la descontaminación del cesio, de baja radiactividad y con un período de semi-desintegración de entre dos y treinta años, se están retirando unos cinco centímetros de la superficie del suelo. Este material es enterrado en trincheras de 1,5 metros de profundidad, un procedimiento que, de acuerdo con Lentijo, ayuda a reducir la radiación hasta un 75%. También se está limpiando las paredes, donde este elemento se adhiere fácilmente, con mangueras de agua a presión.
El área afectada por la contaminación, que Lentijo compara al paisaje de Galicia o Asturias, está compuesta de bosque en un 75%, de cultivos en un 20% (de los que la mitad pertenece al arroz) y zona urbana en un 5%. El plan pretende descontaminar, en el plazo de dos años, el 50% de las áreas generales y el 60% de los hábitats frecuentados por niños, como las escuelas.
Actualmente, y pese a que en el “área restringida” está prohibida toda actuación socioeconómica, las autoridades consideran prioritarios recuperar cuanto antes los cultivos, especialmente de arroz. La intención de las autoridades, ha apuntado el experto del CSN, es garantizar que la cosecha del año próximo puede producirse en condiciones seguras.
La misión del OIEA coordinada por Lentijo está elaborando un informe, dirigido a las autoridades japonesas, que estará terminado para mediados de noviembre. El experto adelantó parte de su contenido, que incluye recomendaciones como “tener cuidado con el ecosistema de los bosques al retirar el sustrato o recordar a la población que lo importante no es la contaminación, sino la dosis” y reconocimientos a “las prioridades que establecieron, el aspecto técnico, los mapas de riesgo elaborados” o las estrategias de comunicación desarrolladas, habida cuenta del mayúsculo desastre en que se hallaban inmersos
FOTO: Mapa de la zona afectada por el desastre nuclear de Fukushima. El área roja registra mayores índices de radiación. Imagen: OIEA