Un millón de especies de animales y plantas, de los ocho millones conocidas, están amenazadas de extinción y podrían desaparecer en pocas décadas si no se toman medidas urgentes, según un informe de la ONU.
Greenpeace exige medidas urgentes para frenar la extinción masiva de especies y el colapso de la humanidad Los cambios de usos del suelo, la explotación de especies, el cambio climático y los elevados niveles de consumo, entre las principales causas, según el panel de expertos de biodiversidad de la ONU (IPBES) La supervivencia del planeta y de la humanidad depende de medidas como la protección de bosques y océanos y de un cambio radical en los sistemas de producción y de consumo
. El impacto humano está causando una pérdida masiva de especies, según el último informe elaborado por el Panel Internacional de Expertos en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) de Naciones Unidas, el equivalente al IPCC sobre cambio climático.
El informe, que analiza el estado de la biodiversidad mundial por primera vez desde hace 14 años, arroja conclusiones aterradoras: un millón de especies se encuentran al borde de la extinción, una cifra sin precedentes en la historia de la humanidad, considerada como la sexta extinción de la Tierra. La causa: las actividades humanas que han alterado significativamente la mayor parte de los mares y el suelo. Los cambios de usos del suelo, la explotación de especies, el cambio climático y los elevados niveles de consumo se han incrementado en los últimos años hasta niveles sin precedentes. Por ejemplo, el 66% de los mares muestra una alteración severa por el impacto humano, lo que está provocando el declive en la cantidad y diversidad de vida marina. Además, el estudio destaca la relevancia del conocimiento y los modos de vida de las comunidades locales e indígenas para el mantenimiento de la biodiversidad.
El informe concluye que la mayoría de los objetivos sobre protección de la naturaleza fijados por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para 2020 -conocidos como objetivos Aichi- no se van a cumplir, lo que echa por tierra la mitad de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS). Esta alarmante situación requiere acciones urgentes para proteger bosques y océanos del mundo, así como un cambio radical en los sistemas de producción y de consumo.
“Nuestra propia supervivencia depende de la naturaleza: la pérdida de biodiversidad augura nuestra propia extinción. Por ello, aunque la situación es grave, aún podemos, y debemos, revertir esta tendencia con políticas ambiciosas. No podemos seguir destruyendo nuestro propio sustento. Además, es imposible salvar el clima sin salvar la biodiversidad, y viceversa. Si fallamos protegiendo la naturaleza, perdemos nuestro mayor activo en la lucha contra el cambio climático”, ha declarado Paloma Nuche, doctora en Ecología y responsable de la campaña de Costas de Greenpeace.
Greenpeace demanda a los gobiernos que antepongan el planeta a los intereses corporativos y que actúen con la urgencia y ambición que exige este informe. Los líderes políticos deben implementar medidas para proteger la biodiversidad con la participación y consentimiento de los pueblos indígenas y las comunidades locales. El enriquecimiento de unos pocos ha llevado a la naturaleza al límite, lo que pone en riesgo la propia supervivencia de la humanidad.
El informe alerta de que los actuales mecanismos para proteger los océanos no están funcionando. A día de hoy, sólo el 3% de las aguas internacionales están protegidas y no hay instrumentos legales que permitan la creación de santuarios en aguas internacionales. Greenpeace reitera la necesidad de un Tratado Internacional de los océanos que proteja como mínimo el 30% de los océanos para 2030.
La protección de los bosques también es vital para detener la pérdida de biodiversidad. Y para ello, es clave el uso sostenible del suelo. Cualquier aumento en la superficie agrícola para producir piensos destinados a la ganadería industrial implica más deforestación y la destrucción de hábitats naturales, alerta Greenpeace.
“España es el principal país importador de soja de la UE, destinada a la fabricación de piensos. Por eso, abordar el excesivo consumo y producción de carne y lácteos debe ser una prioridad para las personas responsables de políticas. Es urgente y necesario conseguir que el consumo y la producción de carne y lácteos se reduzcan un 50% a nivel global para 2050”, ha concluido Nuche.