Con la resaca aún de las movilizaciones por la “España vaciada” en Madrid, Greenpeace recuerda que las macrogranjas no son la solución para el campo y demanda que no se financien con dinero público El Parlamento Europeo debe priorizar las granjas de pequeña escala frente a las factorías de carne perjudiciales para la salud, el ganado, el empleo y el medioambiente
Bruselas – Un cerdo gigante gritando dentro de una jaula ha dado la bienvenida hoy en Bruselas a los miembros del Parlamento Europeo, antes de una votación crucial sobre el futuro de la agricultura y la ganadería en Europa. Greenpeace hacía así un llamamiento a los miembros de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural para priorizar las granjas familiares y de pequeña escala frente a las explotaciones industriales. Activistas de Greenpeace desplegaban también una pancarta donde se podía leer: “Vote NO a las macrogranjas”.
Mañana, 2 de abril, la Comisión de Agricultura votará la propuesta para reformar la Política Agrícola Común (PAC) de la UE, incluidas las normas que rigen los subsidios públicos para las explotaciones industriales. Greenpeace demanda a los miembros de la Comisión que no se atribuyan fondos públicos para las explotaciones industriales y que apoyen a los profesionales del campo en la transición hacia una agricultura ecológica y respetuosa con el clima.
La PAC ha desempeñado un papel decisivo en la configuración de la agricultura europea durante el último medio siglo y es el elemento con más peso en el presupuesto de la UE (en 2018, por ejemplo, representó el 37% del presupuesto total de la UE).
El objetivo de la Comisión Europea para la futura PAC debe ser aumentar el perfil ambiental y de lucha contra el cambio climático de esta política, para así cumplir con las obligaciones de la UE en relación al acuerdo climático de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
El pasado 14 de febrero, la Comisión de Medio Ambiente votó a favor de varias enmiendas que, de ser adoptadas en el texto legislativo final de la PAC, serían un primer paso esencial para limitar la agricultura y ganadería industriales y abordar sus importantes impactos en la salud, el medio ambiente y el bienestar animal. Ahora la Comisión de Agricultura debe seguir esa senda.
“La UE tiene una fácil elección: granjas familiares y de pequeña escala o auténticas fábricas de carne, leche y huevos. La ganadería industrial contamina el medio ambiente, incrementa el maltrato animal y el calentamiento global, afecta a nuestra salud directa e indirectamente, destruye las comunidades rurales y aparta a las pequeñas granjas del negocio. El dinero público debería ayudar al sector agrícola a hacer la transición a la agricultura y ganadería ecológicas y dejar de financiar las explotaciones industriales que arruinan el campo y sólo benefician a unos pocos”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España.
La pequeñas granjas desaparecen, las explotaciones industriales crecen
Entre 2005 y 2013, la UE perdió 3,7 millones de granjas, una caída del 26%. Al mirar solo al sector ganadero, la caída fue aún más pronunciada, con una pérdida del 32%, de 9 a 6,1 millones de explotaciones. Sin embargo, durante el mismo período, la producción ganadera se incrementó, y entre 2005 y 2013 la cantidad de animales criados en explotaciones industriales alcanzó niveles récord. Tres cuartas partes de todos los animales en Europa se crían en las explotaciones más grandes. Al mismo tiempo, el número de animales criados en granjas de todos los demás tamaños ha disminuido sustancialmente. El número de animales criados en granjas muy pequeñas se ha reducido a la mitad.
“Desde Greenpeace hacemos un claro llamamiento a las eurodiputadas españolas en la Comisión de Agricultura, Clara Eugenia Aguilera, Esther Herranz y Lidia Senra, para que voten por el planeta y por las generaciones futuras, que ya lo están exigiendo. Con la resaca aún de las movilizaciones de la ‘España vaciada’ en Madrid, es importante señalar que las macrogranjas no son la solución para el campo español. La España rural se está quedando sin personas pero llena de macrogranjas y excrementos masivos de estos animales, que contaminan el medio ambiente y dejan a los pueblos sin agua potable” , ha concluido Ferreirim.