Asturias reclama la importancia de la cultura sidrera en su Día en FITUR

Asturias reclama la importancia de la cultura sidrera en su Día en FITUR

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, JAVIER FERNÁNDEZ Día de Asturias en FITUR 2019

 

Al escanciar se favorece la volatilidad del ácido acético y se forman burbujas de CO2 que centellean y desaparecen. Ese parpadeo son los guiños que hace la sidra, que quiere seducirnos.  Una sidra natural sin escanciado ni baila ni canta ni invita.  

El ritual canónico incluye el brazo en alto, cuerpo recto sin rigidez, un punto de desafío en la mirada al frente, el chorro que ha de romper sobre el cristal, espalmando. Aquí cabe más o menos arte —lo cual tiene su relevancia— y, si bien es cierto que puede hacerse tanto en solitario como en compañía de otros, pienso que llama al corro, la compañía y la conversación. La sidra es la más amistosa de las bebidas, la que mejor se comparte.Todo esto sucede Allá arriba al Norte, que canta Víctor Manuel, y es tan nuestro que inicio esta intervención con un llamamiento a la sociedad asturiana para que se involucre en el apoyo a la cultura sidrera como patrimonio inmaterial de la humanidad de la UNESCO.Digo sidra y digo turismo porque uno de los grandes atractivos de Asturias es su gastronomía. Tiene todo el sentido que aprovechemos este certamen,la Feria Internacional de Turismo, Fitur, para destacar la relevancia que para la hostelería asturiana y, en general, para el sector turístico, puede conllevar ese merecido reconocimiento de la cultura sidrera.

La celebración de Fitur nos reúne cada enero, que es el mes de los balances y de los nuevos propósitos para el año recién estrenado. Si vamos con lo primero, con el balance de 2018,  el año de la triple conmemoración de Covadonga, los números vuelven a confirmar la consolidación del sector:   Por tercer ejercicio consecutivo, hemos vuelto a superar los dos millones de visitantes. En concreto, desde enero a noviembre la suma rondaba ya los 2.200.000.   

También por tercer año, rebasamos las cinco millones de pernoctaciones.   

El crecimiento del mercado internacional, una constante en nuestras prioridades, había alcanzado un 6,7% hasta noviembre.   La aportación del turismo al Valor Añadido Bruto se sitúa por encima del 10%. El sector representa, además, el 11% del empleo.Sé que los números no se discuten, pero soy consciente de que se retuercen. A estas alturas, ya no me extraña que alguien ponga del revés una estadística, la encoja o la estire para adaptarla a sus preferencias o sus intereses, como si fuese la cama de Procusto.

Un escritor muy católico, Chesterton, sentenció que lo peor de dejar de creer en Dios no es que ya no se crea en nada, sino que se pasa a creer en cualquier cosa.  Pues con los datos pasa lo mismo: lo malo de negarlos es que se puede decir cualquier cosa sin ponerse colorado. Pero la realidad, tan tozuda como manda el tópico, demuestra que el sector turístico asturiano va bien, mejora y se consolida año tras año. El turismo continúa siendo uno de los sectores más dinámicos de nuestra economía. Mal favor se le hace, y se hace a Asturias, si se niega nuestra buena realidad turística.Pero hablaba de que también estamos en el momento de hacer propósitos para el nuevo año. Las acciones previstas para 2019 son muchas. Aquí en este estand renovado, pueden verse algunas.

El aprovechamiento de las siete reservas de la biosfera  para reforzar nuestra marca, ya clásica, de Paraíso Natural, probablemente la que mejor nos identifica. El gran escaparate que supondrán un año más las etapas asturianas de la vuelta ciclista.  O, por citar otra, el despliegue previsto en la macrorregión europea que agrupa al Principado con Galicia, Castilla y León y Cantabria con las zonas Norte y Centro de Portugal.Hay bastantes más. Voy a poner el acento en dos. Una de carácter práctico y otra más teórica, pero que acabará siendo determinante.La pragmática tiene que ver con la mejora de las infraestructuras. Este año tiene que ser definitivo para avanzar hacia la culminación de la variante ferroviaria de Pajares, que con su doble tráfico de mercancías y pasajeros, supondrá un nuevo horizonte en nuestras comunicaciones. Pero antes, mucho antes, vamos a mejorar la oferta de conexiones aéreas del aeropuerto de Asturias. Para ello, el Gobierno del Principado ha licitado unos contratos de promoción turística y conectividad con tres destinos de primer orden: París, Londres y Fráncfort.

El presupuesto de la licitación asciende a 1,6 millones. De esa cantidad, 650.000 euros para Londres, 600.000 para París y 350.000 para Fráncfort. De resolverse en las condiciones previstas, nos permitiría contar con 350 vuelos anuales a la capital británica, 104 a la de Francia y 52 a la ciudad alemana.Esas cantidades son conocidas. Las cito por dos razones fáciles de entender. Una, para destacar la importancia económica. Dos, porque prueban que el Gobierno de Asturias nunca se ha conformado con la pérdida de enlaces del aeropuerto. Nunca, en momento alguno. Dijimos que no nos íbamos a quedar cruzados de brazos y no lo hemos hecho ni lo vamos a hacer. Estamos en un mercado libre, en el que las compañías aéreas deciden a su conveniencia y albedrío, pero nosotros no vamos a dejar de esforzarnos con el objetivo de reforzar la oferta aérea de Asturias.La otra reflexión es, como avisé, más abstracta. El año pasado se celebró en Oviedo el segundo congreso mundial de turismo inteligente. Esa elección no se produjo por casualidad, sino porque el Gobierno de Asturias y las empresas del sector han hecho méritos para ello. Hablar de turismo inteligente conlleva también referirnos a las nuevas formas turísticas que existen, cada vez más y más variadas.

Pensemos que hace poco el turismo se asociaba a clichés muy limitados —el tópico fue el de sol, playa y bermudas—, acotados a espacios temporales y geográficos muy determinados. Como las bicicletas, el turismo era para el verano, estación binaria que permitía elegir entre mar o montaña.Que esa limitada concepción ha saltado por los aires es una evidencia.

El término turismo es hoy polifacético e inclusivo: abarca desde la aventura al turismo sanitario, el de congresos, el rural, el urbano, el que se hace cualquier fin de semana o, quienes pueden, cualquier día del año, hasta el punto de que la distinción no la marca tanto la capacidad económica, que sigue siendo muy importante, como la disponibilidad de tiempo.¿A dónde quiero ir a parar? A que este crecimiento imparable del turismo —del mismo modo que se hablar de la democratización de la moda se podría hablar de la democratización del turismo— nos obliga a repensarnos sin cesar.

Yo les aseguro que el Gobierno del Principado lo hace, que pensamos de continuo cómo fortalecer la capacidad turística de Asturias. Y qué duda cabe de que ese camino no se puede transitar sólo desde un Ejecutivo autonómico, sino que es una ruta que debemos hacer todos de la mano, empresarios, trabajadores y administraciones. A esa expedición común les quiero convocar hoy.

No quiero despedirme sin un recuerdo a una persona que se convirtió en un habitual de este certamen. Me refiero al expresidente Vicente Álvarez Areces, quien hizo también de la apuesta turística una de las señas de sus mandatos. Creo que es obligado que aquí reconozcamos que caminamos sobre sus pasos.

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