La directora de Derechos Humanos del Gobierno Vasco, Inés Ibáñez de Maeztu, ha participado esta mañana en la inauguración de la Allée des Internés (Avenida de los Internados), en el campo de concentración de Gurs (Francia). El monumento, ideado por Emilio Vallés, se inspira en la Avenida de los Derechos Humanos instalada en Nuremberg por el artista israelí Dani Karavan. Con sus 27 columnas de granito, dispuestas a modo de pasillo en el camino central del recinto, la asociación Amicale du Camp de Gurs pretende invitar a la reflexión y honrar la memoria de cuantas personas fueron encerradas allí. Cada columna recuerda a una categoría de refugiados y/o prisioneros, y las dos instaladas por el Ejecutivo rememoran el padecimiento de los milicianos y los políticos vascos confinados allí al finalizar la Guerra Civil española.
Durante el acto, en el que han estado presentes autoridades francesas, alemanas y españolas, han tomado la palabra varias personas que estuvieron recluidas en el campo de Gurs, entre ellas el vasco José de Sola, quien pasó en él parte de su infancia. Asimismo, se ha procedido a la lectura de un fragmento de 'Les oubliées' ('Las olvidadas'), de Lilo Petersen, y un coro ha interpretado 'Le chant des marais' (canto de deportados), 'Paso del Ebro', 'Nuit et brouillard' (canto de deportados) y 'Chant des partisans' (canto de la resistencia).
"Quiero reiterar el compromiso del Gobierno Vasco para compartir la memoria de quienes aquí padecieron la injusticia humana. Todas las personas que aquí sufrieron tienen nuestra solidaridad. Aunque miremos con un cariño especial a aquellas de origen vasco, en realidad, una vez más, la condición humana nos iguala en afectos y reconocimientos", ha manifestado Ibañez de Maeztu.
La directora hace hincapié en el hecho de que "no hay fronteras que a las personas demócratas nos impidan denunciar el fanatismo, el odio, la xenofobia o cualquier otra conculcación de los Derechos Humanos".
"Lo diremos aquí y ahora de manera diferente a como resonó en el inicio de este campo, en 1939; el mundo ha cambiado, pero seremos tan explícitos y honestos como aquellas víctimas de la sinrazón. Compartimos los ideales de libertad, dignidad y justicia, plasmados en las formas que nos toca vivir actualmente y trabajando para concretar la esperanza de un futuro mejor", sostiene Inés Ibáñez de Maeztu.
En ese sentido, como nueva evidencia de la voluntad del Gobierno Vasco de profundizar en las políticas públicas de recuperación de la memoria histórica, su Servicio Central de Publicaciones acaba de editar 'Gurs: 1939-1945. Un campo de internamiento en Béarn'. La traducción a euskera y castellano de ese texto de Claude Laharie contribuye a mantener viva la memoria de los exiliados republicanos y brigadistas que hace 72 años llegaron a un recinto que, posteriormente, fue también escenario del Holocausto.
La asociación Amicale du Camp de Gurs se constituyó en 1980 para reunir a personas que fueron internadas allí, así como a familiares, amigos y simpatizantes de las mismas. Su motivación común es la lucha contra la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y la represión política. El campo de concentración de Gurs fue destino de alrededor de 60.000 personas (6.500 vascas), procedentes de 52 países. Entre agosto de 1942 y febrero de 1943, seis convoys transportaron a 3.907 de esas personas a Auschwitz