Gijón inicia actividades para concienciar sobre la protección de los océanos

Gijón inicia actividades para concienciar sobre la protección de los océanos

El Ayuntamiento de Gijón, dentro de su obligación de preservar el medio ambiente, ha iniciado una serie de actividades de sensibilización, información y formación con el fin de proteger de los océanos.

 

Con este fin, el Ayuntamiento, en colaboración con la Autoridad Portuaria, inició una campaña de concienciación en Julio, “Basura a Mares”. Consiste en una exposición que muestra los efectos de la incorrecta gestión de los residuos en el medio marino y las especies que lo habitan. Dicha exposición, que ya ha estado en el entorno de la antigua Rula y del Acuario, alarga desde hoy su estancia con su traslado a la zona de los Jardines de la Reina, estando prevista su exhibición hasta el 7 de Enero de 2019.

 

La Empresa Municipal de Aguas se suma al esfuerzo de este Ayuntamiento en la preservación de nuestros océanos, a través de una nueva campaña, con motivo de la celebración del Día Mundial del Retrete. Este día, propuesto por la ONU, y enmarcado dentro de los ODS (Objetivos para el Desarrollo Sostenible Mundial), se conmemora cada 19 de noviembre. La intención es llamar la atención sobre la importancia que tiene lo que se tira por el inodoro y su influencia sobre el medio marino y en el funcionamiento de los sistemas de depuración de aguas. Se quiere animar a toda la ciudadanía a colaborar en la campaña y así sumarse a la protección de los océanos.

 

Para ello se va a distribuir material informativa con el objetivo de conseguir que solo vaya  por el inodoro las 3 P,s : pipí, popó y papel (pee, poo and paper, eslogan en inglés), y que el resto acabe en el contenedor. Solo de esa forma se consigue un aunar el cuidado medioambiental y la buena gestión de los recursos económicos dedicados a saneamiento.

 

Bajo este lema amable y con un toque infantil se esconde una realidad que está lejos de ser un juego de niños, y es que todo lo que tiramos por el retrete lo estamos tirando al medio ambiente.  El que esta campaña sea un éxito es algo que va en beneficio de todos, tanto medioambiental como económicamente.

 

Como parte de la campaña se repartirán papeleras en centros escolares para que se coloquen junto a los inodoros.  También se harán talleres en los cursos de educación  infantil para que ya desde bien pequeños sean conscientes de que las cómodas e inocentes toallitas tienen un lado mucho más oscuro y menos agradable, y con la esperanza de que sean los escolares de los colegios gijoneses quienes reprendan a sus mayores cuando no hagan las cosas correctamente. Se pretende conseguir la colaboración de establecimientos hoteleros y hosteleros de la ciudad, así como proporcionar información a trabajadores de sectores específicos como las Residencias para mayores. Para ello se repartirán pegatinas, folletos informativos y carteles por toda la ciudad, en los que se explicarán las consecuencias de usar el inodoro como si de un contenedor de residuos se tratara.

 

Con frecuencia no somos conscientes de que el inodoro no está pensado para tirar todo lo que queramos, y eso es causa de importantes problemas medioambientales y de atascos en las tuberías de nuestras casas, en los colectores y, finalmente, en  la depuradora.  Las toallitas no se deshacen fácilmente, e incluso las que se venden como biodegradables, tardan mucho tiempo en hacerlo.  En una ciudad como la nuestra el recorrido medio desde nuestras casas hasta la depuradora es de menos de una hora, por lo que cuando las toallitas llegan a las rejas de desbaste hay que sacarlas y transportarlas al vertedero.

 

Cada año el camión- aspirador, comúnmente llamado cuba de la Empresa Municipal de Aguas presta más de 3.000 servicios en nuestra ciudad, la mayoría para  solucionar los atascos provocados por todos aquellos elementos que se vierten por el inodoro y que deberían ir a los contenedores.  Toallitas, restos de comida, preservativos, bastoncillos, hilo dental, compresas, pañales, trapos son algunos de los residuos que los operarios de la cuba tienen que sacar de las tuberías  por no haber sido eliminados de manera responsable en los contenedores, con los inconvenientes y gastos que conlleva.  Cada servicio de la cuba tiene un coste medio aproximado de 120 €.

 

Los problemas no terminan en las conducciones de los edificios, sino que las toallitas y otros residuos que llegan al alcantarillado van reduciendo la capacidad de los colectores hasta que, en ocasiones, pueden llegar a obstruirlos completo.  Cada año la empresa municipal de aguas de Gijón invierte más de 600.000€ en solventar atascos que hasta hace poco, cuando las toallitas no existían, no se producían. Un problema añadido que tiene la reducción de la capacidad de los colectores por culpa de los residuos es que estos no pueden asimilar la misma cantidad de agua que si solamente llevaran aquello para lo que están diseñados, lo que hace que los alivios involuntarios a los ríos se hagan más frecuentes y entrañen mayor gravedad.

 

En la depuradora el agua residual pasa en primer lugar por una rejas de desbaste y tamices. Las toneladas de objetos que no deberían estar ahí provocan que los impulsores se obturen y atasquen las bombas, dificultando y encareciendo el proceso depurativo. 

Por todo ello, antes de tirar nada por el inodoro, deberíamos pensar bien si realmente merece la pena. PON UNA PAPELERA EN TU BAÑO. Todo lo que se tira por pereza o por descuido, daña el medio ambiente y tenemos que pagarlo muy caro.

 

Para el Ayuntamiento y la EMA la preservación del medio marino es fundamental, y se anima a toda la población a colaborar en este esfuerzo. Parafraseando a la última Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, Sylvia Earle, activista por la conservación de los océanos, “SIN AZUL NO HAY VERDE, SIN AZUL NO HAY VIDA”

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